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La pasada semana les transmitía que lo que le rodea al primer equipo del Deportivo era una cuestión de fe. Pero creer en algo que no se ve, muchas veces, resulta realmente muy complicado de sobrellevar. Se necesitan grandes dosis de entrega y creencia. La singladura blanquiazul, en los últimos años, representa un castigo anímico para sus aficionados. Cuando se pensaba que se había tocado fondo, la realidad indica que, aún, todo puede ser peor.
 

Más por el equipo, por el Club, no se puede hacer. Veintisiete mil incondicionales el pasado encuentro en Riazor y cerca de tres mil en León, demuestra la aportación de unos y de otros. Tras el choque, la afición explotó de forma espontánea al grito de: “Cano vete ya”. Evidentemente es el máximo responsable de lo que se cuece en el vestuario y por lo tanto tiene que apechugar las consecuencias de tan insípida actuación. Pero sigo diciendo que el problema está mucho más compartido. Desde hace años, no se está acertando con el tipo de jugador que se necesita para poder enderezar el rumbo.
 

Falta empuje y mucha personalidad para hacerle frente a las adversidades. Este equipo, como les sucedió a otros que le precedieron, caen en la levitación ante la adversidad. El ejemplo más cercano es el de este pasado domingo. Tras recibir el gol, no se reaccionó. Fueron incapaces de reactivarse y poder desarbolar al contrario a base, como mínimo, de pundonor, sabiendo lo que se estaban jugando.
 

Por otra parte, y no es la primera referencia que hago al tema, reclamo un posicionamiento desde la cúpula. Equiparé al Consejo de actuar como una sucursal bancaria (urbana 8). Simplemente administran cuestiones tangibles, pero afortunada o desafortunadamente, el deporte se mueve por otros derroteros y el fútbol mucho más. Estas mujeres y hombres que gobiernan, no transmiten ni el más mínimo sentimiento competitivo hacia sus aficionados. Esos que navegan por un mar lleno de tempestades sin ningún respaldo emocional.
 

Esta semana otra piedra en el camino. Llega a Riazor un derby descafeinado, el segundo equipo del Celta ofrece, en estos momentos, una línea de alta credibilidad futbolística, está en alza. Seguro el “graderío” volverá a responder. Ya se vieron las colas previas para la retirada de entradas. ¿Qué hará el equipo?. Entiendo que de no sacar los tres puntos adelante, se propiciaría una tempestad de consecuencias imprevisibles. Todo tiene un límite de aguante. Deseo que, por el bien de todos, las aguas recuperen un cauce que garantice estabilidad de aquí al final de temporada, bajo la premisa de creer en lo que no se ve: “la fe”.
 

Finalizo. El estado de los campos sintéticos que hay a lo largo del territorio coruñés, como ya les comenté en innumerables ocasiones, están en lamentables condiciones. Leyma, Elviña… imagino que los  que terminan mandato y tratan de proseguir en sus cargos a partir de mayo, ya tendrán todo previsto para su sustitución en época veraniega. Que no fuese así, sería toda una incompetencia. ¿Y qué pensarán de todo esto los aspirantes al “trono”? Por cierto… veo que el graderío de Visma va a quedar como está. Eso sí que es un canto a lo absurdo. Les recomiendo que incluyan este punto a las visitas turísticas que se realizan a la ciudad. Sería todo un éxito. 
 

Como siempre un placer.

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