Les traslado que me siento profundamente afligido tras analizar la rueda de prensa del Sr. Laporta, el pasado lunes, con motivo del ‘affaire’ Negreira, ya que entiendo que todos los españoles somos reos del ataque que se está mediatizando sobre el FC Barcelona.
En dos horas de intensa alocución, no reflejó ninguna sintomatología de haber cometido el más mínimo error de gestión. Ni siquiera desgranó la calidad de los supuestos informes que recibía a cambio de suculentas cantidades de dinero. Siguiendo sus palabras todo se trata de un complot orquestado contra la referencia del catalanismo (como él mismo puntualizó). Dejó claro que se enfrentará jurídicamente contra cualquiera que ponga en duda la honorabilidad blaugrana. Ante todo esto, la UEFA sorprendida de cómo nos las gastamos en la Península Ibérica.
Pero la cuestión no acabó aquí. El Real Madrid, sintiéndose afectado por aquello de ser denominado como el Club franquista, saca un vídeo del “y tú más” y ya se montó. Hasta la Generalitat se sintió ultrajada y se suelta el pelo para lanzar ataques contra todo lo que se mueva fuera de sus ‘fronteras’. Ya no sé si estamos en manos de niños jugando a batallitas o que la gente no da para más. Lo malo es que terminará llegando el hombre del saco europeo y a ver las consecuencias futbolísticas.
Punto y seguido. Tengo que felicitar a los ideólogos que propiciaron el traslado en barco de aficionados deportivistas hasta la ciudad departamental.
Un ejemplo que demuestra que con actitudes positivas, se puede convivir con la pasión hacia unos colores. No es necesario ningún tipo de violencia y se generan muchos aspectos productivos, económicos y sociales.
Regreso a los entresijos futbolísticos. Este pasado fin de semana el Barcelona y el Getafe empataban a ceros en choque de liga. Un resultado en cierto modo sorprendente, teniendo en cuenta el liderazgo clasificatorio de uno y la lucha por no descender del otro. La actual diferencia de puntos no provocó ningún sobresalto en el entorno. Pero lo más llamativo vino a posteriori. En la sala de prensa, donde las declaraciones del técnico barcelonista crearon estupefacción. Por un lado: “Nos ha perjudicado el terreno de juego, estaba muy seco y la hierba alta” y por otro: “No estamos acostumbrados a jugar con sol”.
En un primer momento no sabía cómo tomármelo, si como una ironía grotesca o un vacile con sol y sombra. Al final tome la decisión de afrontarlo como una referencia folklórica de este entramado futbolístico. Pero aún hubo una coletilla de lo más punzante por parte del técnico getafense: “Jugamos sobre un campo precioso, no sobre albero ni tierra. Era igual para los dos”. Finalizando con un consejo para contrarrestar la influencia solar: ‘Nivea, aftersun…’.
Como siempre un placer.
