Colorín, colorado
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Esto se nos termina queridos lectores. Se nos acaba el año y suele ser el momento de hacer recuento de lo bueno y de lo menos bueno sobre lo acontecido a lo largo de los intensos 365 días discurridos.


Particularmente prefiero ensalzar los apartados positivos, los que realmente dejan poso en el discurrir de la vida. Centrándome en lo que nos atañe, el deporte, quisiera resaltar sobremanera la reacción, una más, que tuvo la afición deportivista ante el tremendo varapalo sufrido en el play-off de ascenso ante el Albacete.


Un colectivo que antepuso su identificación con una entidad y unos colores, a la inmensa decepción sufrida tras la no consecución del ascenso. Reacción que generó un aumento en la retirada de abonos y mostrando los graderíos de Riazor una imagen de arropamiento a unos colores realmente digna de todo encomio.


Esta contundente respuesta propicia que el RCD de La Coruña mantenga como sociedad, económicamente hablando, sus constantes vitales, permitiéndole poder seguir aspirando a volver a la cima donde tocó la gloria.


Pero recuperando la realidad del día a día, sorprendido me quedo con las andanzas entre bastidores por donde se mueven los actuales gestores. El año pasado por estas fechas, les trasladaba la necesidad que tenía el equipo en reforzarse para poder mantener su capacidad de liderazgo en la competición. Gente con solvencia que marcase definitivamente las diferencias. Era una inversión, nunca un gasto. Bajo la premisa de que se había confeccionado un gran equipo, la cuestión veía que no iba a fructificar.  El resultado, ya conocido, reflejó que se llegó a los play off por los pelos y su punto final resultó altamente lastimoso.


A consecuencia de tener que mantenerse en la categoría ‘maldita’, mi opinión era que había que comenzar haciendo un cambio radical en la dirección técnica. Se optó por la decisión conservadora. Los inicios no resultaron los deseados, cayendo en la melancolía y hubo que tomar la decisión prevista: cambio en el banquillo. Por lo tanto, nuevo planteamiento. El movimiento, aunque con retraso, parece que le está sentando bien al equipo. Se reduce la distancia en puntos con los primeros clasificados y logra que los aficionados puedan tomar aire y vean la perspectiva de forma más optimista.


Pero de nuevo vuelvo a la vertiente de tener que potenciar al equipo para darle un cambio de ritmo. Se necesitan incorporaciones con la calidad y potencialidad adecuadas para aspirar a lo máximo. El presidente, aleluya, habló del tema y nos traslada de que se está en el camino, esta vez sí. Se habla de Lucas Pérez y de otros baluartes. Esperemos que se esté a la altura de las circunstancias, no fortificar la plantilla con las armas adecuadas sería una tremenda decepción. Totalmente inmerecida para esta afición blanquiazul.  


Mis mejores deseos para todos ustedes en este año en el que entramos. ¡¡¡¡Feliz 2023!!!!  


Como siempre un placer.

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