El Deportivo volvió a ganar, después del descalabro de Balaídos y coge aire. El triunfo contra el Rayo Majadahonda, que llegaba a cuatro puntos de los blanquiazules, se antojaba importante por varios motivos. Primero, para recuperar la confianza de una mermada plantilla a nivel anímico, que no termina de levantar cabeza.

Para calmar las aguas, tras una semana convulsa con la derrota ante el filial celeste y tras una visita del director corporativo David Villasuso al plantel y cuerpo técnico, donde se transmitió tranquilidad y confianza, aunque recordando cuál era el objetivo por el que todos habían llegado a la entidad.

Y para seguir manteniendo a buen recaudo esa segunda plaza, que otorga cierta ventaja en el playoff, meta cada vez más alcanzable y que se aseguró un poco más con la derrota de la UD Logroñés a manos del Talavera. Con esta, los riojanos se quedan sextos con 50 puntos, fuera de las posiciones de privilegio.

Una lista de candidatos que tiene que ir acortando el cuadro blanquiazul, ganando sus partidos y quizá dejando de pensar ya, porque los puntos y las sensaciones así lo indican, que el ascenso directo es a día de posible.

No es que el Racing de Santander tenga necesariamente que ganarlo todo, pero sería un error poner el foco en el primer puesto, cuando el sentido común, por mucho que los números aún digan que puede suceder, dicta que es la segunda plaza el objetivo blanquiazul