El Depor necesitaba ganar, así lo reconoció Borja Jiménez en la rueda de prensa postpartido ante la Cultural Leonesa y no es algo que coja por sorpresa. Después de dilapidar la ventaja de nueve puntos con respecto al segundo, al ahora líder, de perder 3-0 en el Nuevo Vivero la semana pasada y de un último mes y medio para olvidar sumar de tres este sábado se antojaba vital y los coruñeses cumplieron. El problema radica en el cómo. Un equipo que cambió piezas y esquema, pero que dista mucho de funcionar con la precisión con la que lo hacía en la primera vuelta. El técnico ya advirtió que la segunda sería distinta, que iba a ser complicado igualar los estratosféricos números de la primera, pero tampoco es entendible cómo se ha caído el Deportivo en las últimas semanas.

Desdibujado, con jugadores agotados, la probable lesión de Miku, que llevaba varios partidos seguidos jugando los 90 minutos, la desaparición de futbolistas como Noel o Carlos Doncel, los problemas en las dos áreas… En varios aspectos el Deportivo es una sombra de lo que fue al inicio de la competición liguera. Sin ser nunca brillante en sus partidos, era capaz de ganar con cierta solvencia y sobre todo dando sensación de seguridad.

Todo eso se ha ido perdiendo por el camino y con dos meses aún por delante de competición es complicado atisbar dónde está la solución al problema porque, al menos de puertas para afuera, nadie explica los porqués. La clave es que el haber logrado el triunfo no puede quedarse en que era una necesidad y concluir ahí el análisis, puesto que habría que hacer un examen más profundo.

Es importante vencer, pero es importante el camino. El Depor no fue superior a su rival este sábado, ni siquiera con uno más y apenas chutó a puerta en superioridad. Parecía tener más miedo a perder que ansia por vencer. Jugar con ese agarrotamiento puede convertir cada fin de semana en un suplicio para el plantel y afición, viendo como el primer puesto es a día de hoy prácticamente inalcanzable y con el aliento de otros, como el Racing de Ferrol, ya en la nuca.