El presidente de la FIFA, Gianni Infantino, no se anduvo ayer por las ramas en Roma y dijo que “la Eurocopa también podría jugarse cada dos años”, como él ambiciona hacer con ‘sus’ Mundiales.
Si alguien mantiene dudas del motivo, que pienso que no, dejo otra perla del mandamás del planeta fútbol que justifica dicha pretensión: “Desde el punto de vista deportivo funciona y el impacto económico es positivo para todos”.
Lo manifestado es una declaración de intenciones, por lo que las cartas ya están boca arriba y la partida está cerca de ponerse en marcha.
La FIFA busca un entendimiento con la UEFA del esloveno Aleksander Čeferin, reacio a un Mundial bianual. El italo-suizo quiere su conformidad ofreciéndole organizar cada veinticuatro meses el torneo continental y, de este modo, presionar a los clubes, que tienen la materia prima (los jugadores). Las entidades no ansían ver a sus asalariados vestidos con una camiseta nacional al ser las que abonan sus elevadas fichas. Pero Infantino y Čeferin tienen una chistera con billetes que cambian voluntades. Al tiempo.