Cuando llegan estas fechas apetece, a algunos, hacer balance de lo ocurrido a lo largo del año que está finalizando. Para los asuntos a los que se ciñen nuestros comentarios, la cosa sería sencilla: Argentina, campeona del mundo, y el Deportivo, una temporada más en esa Segunda División o Tercera, que no se sabe muy bien lo que es y de la que está costando Dios y ayuda salir. Porque, hay que reconocerlo, el noventa por ciento de nuestras columnas tienen por protagonista el balompié.
Naturalmente, el fútbol siempre ha ocupado un lugar muy importante en la sociedad española. Cadenas como Televisión Española –con la audiencia por los suelos, por su falta de credibilidad- ha logrado sus mejores registros gracias a la emisión de los partidos de fútbol del pasado Mundial, cuyos derechos compraron parcialmente. Cifras superiores a los quince millones de espectadores en determinados partidos (con medias de más de doce millones) hablan de otras épocas, similares a cuando en España solamente había dos canales de televisión.
No es tan importante el fútbol en España como en Argentina, donde se ha vivido la locura con el título del Mundial, pero también el comportamiento y las reacciones vienen a ser diferentes. Porque la cultura futbolística también se manifiesta de distinta manera en unos lugares que en otros. Y no hay más que ver las imágenes que nos llegan del país sudamericano.
Ahora, después de la intensidad del Mundial viene un poco de descanso (si la Copa del Rey nos lo permite), para encarar la segunda parte de todas las competiciones tras la extraña alteración del calendario que Qatar nos produjo a todos los que estamos acostumbrados a temporadas más estables. Pero ya sabemos que esto no para y hay muchos aficionados a los que el Mundial les supo a poco y quieren que se reanude pronto la actividad.
Finalmente, desde estas líneas queremos tener un entrañable recuerdo para nuestro compañero Manolo Castelo, recién fallecido días atrás y con el que habíamos coincido en multitud de acontecimientos deportivos cuando el periodismo aquí y en todas partes era mucho más humano y familiar que ahora. Descanse en paz.
Por lo demás, nosotros llegamos a estas entrañables fechas navideñas –un año más- con la esperanza de contar con la ayuda de Dios para seguir peleando en la vida. A todos los lectores que nos siguen y a los componentes de este periódico les deseamos una feliz Navidad.