Siempre tuve la impresión de que las personas nos inclinamos a parecernos a quienes, de alguna forma, han sido una referencia en nuestra vida. En la personal a figuras como los padres, los hermanos mayores u otra gente de la familia. En lo profesional intentar llegar a donde estaban los que considerábamos una imagen a seguir. Por su trabajo, por su forma de ser, por sus logros.
La verdad es que me llamó la atención la influencia involuntaria que tuvo Arsenio Iglesias Pardo con muchos que fueron sus discípulos.
Arsenio jugó en el Deportivo, Sevilla, Oviedo y en veces en Granada y Albacete. Y entrenó a Dépor (en 4 épocas distintas), a Hércules, Zaragoza, Burgos, Elche, Almería, Compostela y Real Madrid.
Me voy a ceñir a la última estancia del de Arteixo en el banquillo del equipo de Riazor. Desde 1988 a 1995. Cogió al equipo en Segunda División en una temporada que el preparador comenzó siendo Eusebio Ríos, que tras 7 jornadas (3 victorias y 4 derrotas) fue destituido y su puesto lo ocupó Luis Rodríguez Vaz. Luis estuvo 17 jornadas en el banquillo blanquiazul (1 victoria, 8 derrotas y 8 empates —5 de ellos consecutivos—). De la jornada 25 al final de la Liga volvió a su casa Arsenio (4 victorias, 7 empates y 3 partidos perdidos). Matizar que el empate en aquel entonces valía, como ahora, 1 punto sobre 2 y no sobre 3 que cuenta en la actualidad. O sea, era más decisivo.
Esa es la temporada que un gol de Vicente en el último partido contra el Racing de Santander evitó que nos fuéramos a Segunda B, y una remota posibilidad de desaparecer. Las crónicas cuentan que oficialmente el gol se produjo en el minuto 92. A mí si me mandan jurar diría que fue en el 99. Teodosio Hernández Velázquez era el árbitro del encuentro y su reloj un aliado del Deportivo.
Muchos de los jugadores que tuvo a su cargo míster Iglesias declararon a lo largo de los años que Arsenio había sido para ellos, además de entrenador, una especie de segundo padre.
Tal vez por eso, del grupo de aquellos años, siempre me sorprendió que tantos y tantos jugadores hubieran seguido la costumbre de sentarse en un banquillo. Y no para ser suplentes, sino entrenadores. Es evidente que unos con más continuidad y éxito que otros. Pero fueron muchos.
Tal vez los que más repercusión han tenido son Djukic (Partizán, Hércules, Valladolid, Valencia, Córdoba y Sporting, entre otros), Martín Lasarte (Nacional de Montevideo, Selección de Chile, Real Sociedad) y Paco Jémez (Las Palmas, Córdoba, Rayo, Granada). Hubo casos muy curiosos como el de Voro que solo ha entrenado al Valencia ¡hasta en 8 ocasiones! Totalizó 17 jornadas en 7 cambios de entrenador del equipo ‘che’ y en otro de ellos, en 2017, dirigió al equipo en 34 jornadas tras sustituir a Albert Celades.
Claudio, Manuel o Alfredo han tenido una buena trayectoria en España. El de Manises ha dirigido a Elche, Ponferradina, Cádiz, Mirandés, Hércules y Recreativo.
Manuel ha ocupado el banquillo del Extremadura y del Córdoba, además de entrenar a equipos coruñeses como el Cerceda, el Laracha o el mismísimo Fabril. Alfredo ha estado en Ibiza, Marbella, Toledo y varios equipos madrileños.
Otro de los que entrenó por aquí fue José Ramón. Un auténtico “teórico” del fútbol que estuvo al frente del At. Arteixo y que lo hizo muy bien en el Montañeros al que ascendió a Segunda “B”.
Carlos Fontana en Andalucía, ‘Chuchi’ Hidalgo en Ourense, Donato en Viveiro o Kanatlarovski en Macedonia hicieron sus “cosas” desde un banquillo. Braulio se sentó en al banco del Soneira y del Laracha pero pronto se dio cuenta que eso no era lo suyo y se pasó al papel de ojeador para acabar como un reputado director deportivo del Valencia y ahora, desde hace años, del Osasuna.
Otro que se fue a esa labor fue Emilio Viqueira. Xerez, Nástic de Tarragona y Lugo fueron sus destinos. Uno que ha triunfado como ‘segundo’ ha sido Jon Aspiazu. De quien el propio Arsenio decía que era su continuidad en el terreno de juego. Con Valverde ha colaborado en Ath. Bilbao, Español, Olympiacos, Valencia y Barcelona.
Y como tal hombre a la vera de un entrenador principal ha estado muchos años Ribera que de tal manera estuvo en Eibar, Real Sociedad, Villarreal. Valladolid y en el propio Deportivo de La Coruña.
Hay un par de ellos que se dedicaron a la docencia futbolística infantil. Elduayen estuvo 20 años, algunos con José Luis Vara en las Escuelas Calvo de Carballo, y ahora tiene una escuela de porteros con varios centros. Y José Rodríguez Portela, aquel valiente central que desde hace años forma a los más pequeños en este deporte en un renombrado colegio coruñés.