¡Argentina!
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17º-23º

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Me senté en el sillón de casa, con un buen café a la diestra, para presenciar la final de la Copa del Mundo de Fútbol, que como se puede comprobar cada año, representa todo un acontecimiento para la sociedad terrícola. No tenía un deseo ferviente de que ganara uno de los contendientes en concreto. Ambos me ofrecían pros y contras para que me decantase por unos colores. Pero a los pocos minutos de iniciar el choque mi inclinación se desplazó hacia el lado albiceleste. Estaba interviniendo un sentimiento, que con mucha frecuencia les traslado de forma posesiva, como fórmula para interpretar el deporte: “La pasión”.
 

Argentina fue fiel reflejo de todo ello. Ir a por el partido desde el primer minuto, sin tiempo para las especulaciones tan de moda en estos tiempos. Su entrega sobre el césped me enganchó y mi identificación se decantó definitivamente.
El técnico francés viendo que se le iba de las manos, utilizó el arma del ‘musculo’. Rompió moldes en los cambios y le insufló nuevos recursos, que unido al bajón, lógico, de los argentinos, hizo que el partido fuese un toma y daca constante.
El partido fue vibrante, se vivieron momentos espectaculares de incertidumbre, por uno y otro bando. A pesar del derroche físico de los muchachos de Scaloni y de situarse tres veces por encima en el marcador, Francia en la penúltima jugada pudo llevarse la Copa. Ya se sabe que el fútbol es el deporte donde no siempre gana el mejor. Los penaltis decantaron la supremacía mundial con todo mérito y yo me congratulé de ello.
 

Dos estrellas brillaron y dejaron su poso. Con el título, Messi sube a los altares. La verdad es que teniendo en cuenta su curriculum, realmente se merecía poder acariciar tan preciado trofeo. En cuanto a Mbappé, es muy joven y le queda mucho camino que recorrer. Sus ‘latigazos’ son un canto al espectáculo. Tal vez le falte más continuidad. Es una delicia verlo cambiar de ritmo y disparar. Una pena que no pudiese jugar en nuestra Liga.
 

En cuanto a la discutidísima sede de Catar, señalar que esperemos que lo acontecido sirviese para abrir ventanas en el país y que su sociedad logre pasos adelante. Ahora volverán a la realidad del día a día, por lo que desearía que no se contraiga. El mundial ha muerto, viva Scaloni.
 

Cambio de tercio y me adentro en el mundo deportivista. Hacía tiempo que no sufría tanto viendo un partido, tengo que reconocer que lo abandoné pensando en mi salud. Me resultaba difícil aguantar la presión, uno ya no está para estos maltratos psicológicos. Posteriormente llegó la información de que los jugadores no se encontraban en las mejores condiciones de salud. Un virus se cebó en ellos y los trajo por la calle de la amargura. Por lo tanto, lo mejor de todo fue sacar los tres puntos y comenzar un nuevo ciclo, ya que clasificatoriamente se ha mejorado ostensiblemente. Esperemos con expectación los regalos de los Reyes Magos. Carta que próximamente escribiré.  
 

Como siempre un placer.

¡Argentina!

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