Tiempo para la reflexión una vez terminados los Juegos Olímpicos de Paris, donde la actuación de los atletas españoles en París se salda con un balance claramente positivo, completando la mejor actuación española de la historia.
Los números no dejan lugar a dudas, España compitió con un total de 52 atletas. Por primera vez las mujeres -28- superaron a los hombres -24- con un total de cuatro medallas, igualando el botín de metales conquistado en Barcelona´92, lo que nos llevó a la quinta posición del medallero, la mejor posición de siempre. Completamos la actuación con nueve finalistas, de manera que en el placing table nunca estuvimos tan arriba. Cayeron dos records nacionales - Thierry Ndikumwenayo en los 10.000 masculino y Marta Pérez en el 1.500 femenino- y seis de nuestros atletas se vienen con mejor marca personal, lo que significa que llegaron en un estado de forma óptimo a la cita.
Pero detrás de estos números hay muchas cosas que subsanar: se está muy por debajo en comparación con países como Italia y Francia, que supieron optimizar todos sus recursos.
Los árboles no nos dejan ver el bosque, hay que reflexionar y mucho sobre los criterios de selección, la tan manida “excelencia” que tantos atletas dejó fuera los Juegos dando paso a atletas de otros países y de menor nivel.
Compitieron 52 atletas, pero se desplazaron 58, ya que Manuel Guijarro, Bárbara Clambor, Esperanza Cladera y Paula García en los relevos, Raquel González y la gallega Antia Chamosa en la marcha mixta no llegaron a participar por lo que no tienen el estatus de olímpicos, Al contrario atletas que podían participar en las pruebas individuales, ya que estaban dentro del cupo de World Athetics, y estaban en Paris para formar parte de los relevos, como el caso de Oscar Husillos e Iñaki Cañal no fueron inscritos en sus pruebas.
De las 50 especialidades que se disputan en el programa olímpico, España no ha presentado a ningún atleta en doce pruebas masculinas -100, 200, 400, 400 vallas, altura, pértiga, longitud, peso, disco, martillo, jabalina y relevo 4x100-, en diez pruebas de mujeres -100, 400, 10.000,100 vallas, 400 vallas, altura, pértiga, disco, martillo y heptatlón-, ni tan siquiera en el relevo mixto 4x400, lo que supone una ausencia del 46% del total de las pruebas.
Si buscamos elevar el nivel del atletismo español cabría pensar en inyectar dinero, dinero y más dinero a federaciones, clubs, entrenadores y atletas para poder dotarlos de todos los medios necesarios para que puedan trabajar con todas las garantías. El apoyo a todas las categorías es necesario, empezando por la flexibilidad para poder compaginar estudios, trabajo y entrenamientos. Más horas de educación física, deducciones fiscales para las empresas...
Hay muchos modelos que podemos poner como ejemplo, caso de Italia, donde hay un programa gubernamental a través del que todos los deportistas pueden optar a entrar en los cuerpos de seguridad del Estado con contratos de cuatro años remunerados y una vez terminada su carrera deportiva pueden seguir en el ejército o ser entrenadores o trabajadores de instalaciones deportivas.
La ausencia de autocrítica, algo tan español, no ayuda a buscar soluciones, el propio presidente del Comité Olímpico Español (COE) es la viva imagen del dirigente anclado en su poltrona sin mirarse ni un segundo al ombligo. Y tiene la desfachatez de catalogar la actuación olímpica de diez. El deporte español se mantiene con dinero público, que distribuyen a través del COE y las distintas federaciones. Son casi mil millones de euros en los últimos tres años que sirvieron para bien poco. Tocar remar mucho y buscar soluciones para poder revertir esto.