Se acaba el Mundial de Qatar, que ha pasado con más pena que gloria (aunque las cifras televisivas dicen lo contrario). Sólo falta saber el campeón, que será Argentina o Francia. Buena final, pero, en cierto modo, sorprendente puesto que no muchos habían pronosticado un último partido protagonizado por estos equipos.

Para lo que sí ha servido este Mundial es para confirmar que todos los eventos que organiza la FIFA los tiene bien controlados. No quiere líos, cuantas menos acciones polémicas se produzcan redunda en beneficio de ellos. Controlan el VAR a capricho y han conseguido que los árbitros sigan mangoneando los partidos, con muchas decisiones polémicas (decisivas) que han pasado por alto porque les dio la gana. En este capítulo figura Mateu Lahoz, un mal árbitro que pita a su antojo y que quiere acaparar un protagonismo excesivo en sus actuaciones. Fue ésta su despedida a nivel internacional, en la que parece que será la última temporada de su vida.

Las realizaciones televisivas debían de tener órdenes de alejar las imágenes en cuanto se produjera un mínimo conato de pelea, aunque hubo un partido en el que apenas pudieron eludir la evidencia (Argentina-Holanda). En general dio la sensación de que casi todo pasaba una especie de censura previa. No obstante, sí se pudo apreciar una mejoría entre los árbitros que dirigieron los partidos. También en este apartado se va igualando el fútbol porque los colegiados ya no ofrecen aquellos espectáculos que llamaban la atención por la excentricidad de sus decisiones.

En cuanto a juego, poca cosa, cada vez hay menos espacios. Muchos equipos se parecen en lo que ofrecen y con un cierto punto de carencia futbolística que hace que muchos partidos sean aburridos, como varios de los que hemos visto.

Finalmente hay que acordarse del menú que Televisión Española ofreció a los aficionados con sus emisiones. Pocos partidos y mal elegidos. Se nota que los rectores de la televisión “espantosa” compraron el “paquete-oferta” en las rebajas porque no se puede ofrecer tan poco y pregonarlo tanto. Además, se produjeron fallos en sus programas, con claros desajustes entre las voces y las imágenes que hacían desagradable su seguimiento.

Pero no queremos acabar esta columna sin hacer hincapié en dos conceptos estadísticos nuevos, creados por la FIFA: la ruptura de la línea defensiva y, dentro de la posesión del balón, el concepto “en disputa”. No se les augura gran futuro, aunque quién sabe porque las “asistencias” ya están ganando mucho terreno. Pronto llegará el mate.