Manu Máquez (Sada, 2000) debería estar en la fase inicial de su trayectoria como modesto, pero la vida no siempre sigue el camino más lógico y en su caso ha habido tiempo ya para el retiro forzoso, con apenas 23 años, y una sorprendente vuelta ahora, con los 25 recién cumplidos. Todo se explica desde un problema de cadera interpretado de forma distinta según quién sea el especialista consultado. En su día le dijeron que debía dejar el fútbol para no tener problemas en el futuro y ahora agarra con fuerza la bala extra que le ha dado Omar Fernández, un especialista en su lesión con el que lleva tiempo siguiendo un plan. Tras mucho trabajo de fortalecimiento y varios meses entrenando en campo con el Silva, las sensaciones fueron positivas y esta semana el club pudo oficializar por fin que uno de los suyos está de vuelta.
Canterano del Victoria, tuvo un paso por el San Tirso en la época Covid e hizo su debut en Tercera RFEF con el Silva en la temporada 2021-22. Todo iba sobre ruedas, pero en el mes de febrero de ese curso tuvo el primer aviso de la lesión que —por un tiempo— le iba a dejar sin practicar su pasión. “Fue contra el Sofán. En la primera parte empecé a notar un dolor en la ingle que nunca había tenido. Me dolió bastante a partir de ahí durante el resto de la temporada, de hecho tuve que parar un tiempo, pero nos estábamos jugando la permanencia y forcé. Y nada, empezamos a hacer pruebas y a intentar fortalecer la zona, porque sabíamos que era una pubalgia, pero no de que provenía”, narra Máquez.
El tema se estancó, pero en septiembre de 2023, cuando empezaba su tercer curso en el club de A Grela, llegó el duro golpe. “Me dijeron que aun operándome era mejor que dejara de jugar, porque no me iba a beneficiar a largo plazo. Y claro, cuando te dicen así, dices tú, ‘uf, es que me puede repercutir en mi vida...’ Me dijeron que lo mejor es que me buscara otro hobby y es algo que te impacta, porque lo llevas haciendo toda la vida y de un día para otro...”, recuerda.
“Me dijeron que me buscara otro hobby y es algo que impacta porque llevas toda la vida”
Eso llegó tras un partido en A Estrada en el que había acabado muy dolorido, pero se dio el gusto de jugar una última vez los 90 minutos contra un equipo de la zona, el Betanzos. “Y no me molestó en exceso, la verdad, que fue lo más sorprendente. Quizá mentalmente al saber que era el último...”, explica el centrocampista, que escoge ese día como el más bonito que ha vivido como silvista, pues sus compañeros, con quienes mantuvo contacto, le rindieron un sentido homenaje al término del partido.
Tras ello, le tocó aprender a vivir sin el fútbol. “Los primeros meses fueron fastidiados, porque es una costumbre y lo echas de menos. Me seguí manteniendo activo, yendo al gimnasio y la piscina, pero ahí tengo algún amigo apuntado que no va mucho —risas— y pasas de acabar el día socializando a entrenar solo. Es algo que notas”, recalca.
Pero lo mismo que vivió la sorpresa desagradable de decir adiós, iba a llegar para él una puerta entreabierta, la de Omar Fernández, un fisioterapeuta asturiano, investigador de ingle y cadera que además es especialista en pubalgia. El hombre indicado.
“Tiene futbolistas profesionales con la misma patología y estuve siguiendo un plan de fortalecimiento de todos los músculos de alrededor. Lo veo cada seis-ocho meses y me hace un seguimiento semanal con los ejercicios que tengo que hacer en el gimnasio. La verdad es que poco a poco me fui sintiendo en el día a día sin apenas dolor”, explica un Manu que se empezó a sentir bien hasta en alguna ‘pachanga’ en la que se probó.
“Me sentía muy bien y el octubre pasado me dijo que podíamos ver la posibilidad de volver a jugar. No a nivel alto de primeras, pero sí irme probando. Me hizo un plan hasta enero y hablé con Chechu, el director deportivo, que me abrió las puertas”, cuenta.
Más allá de alguna pequeña molestia lógica, las sensaciones fueron muy positivas y todo estaba listo para una vuelta que le emocionaba. “A la semana siguiente ya empecé y al principio te sientes raro volviendo a entrenar, pero era algo que echaba de menos. Notaba que en mi día a día no había sido capaz de sustituir lo que era el fútbol para mí por otra cosa. La mayoría de los días me encontré bien e Iván —entrenador— y Chechu consideraron que podía aportar y me iban a hacer ficha”, rememora.
“En el día a día no había sido capaz de sustituir lo que era el fútbol para mí por otra cosa”
No podría ser, pero siguió invirtiendo en su vuelta. “Estaba contento e ilusionado, pero por tema de plazos de cierre de mercado ya no se podía. Tenía el caramelo en la mano y no pudo ser, por lo que pensé que no estaba para mí. Había que esperar casi nueve meses y me dieron la opción de dejar de ir a entrenar, que no pasaba nada, pero seguí yendo un par de días por semana, como si fuera una pre-pretemporada. Me sentí muy bien y me ayudó a despejarme, que estoy estudiando una oposición”, apunta Máquez, que cursó el doble grado de ADE y Derecho.
Pasaron los meses y hace dos días saltó la noticia de que la próxima temporada será parte de la plantilla. Vuelve de esta forma a ponerse oficialmente en marcha la trayectoria de un jugador que se curtió en el Victoria. Por ello, le quedará siempre la espina de haberse quedado dos veces a las puertas de ascender a División de Honor Juvenil, pero también podrá contar una anécdota.
“El mejor momento fue cuando fuimos a China, a una provincia llamada Fujian, de 40 millones de habitantes, a jugar contra la selección de este territorio. Nos trataron como futbolistas, como si fuéramos de Primera División. Tuvimos que firmar autógrafos, nos pedían fotos todo el rato, retransmitieron el partido por televisión y lo vieron 50.000 personas, el campo estaba lleno... Fue inolvidable”, describe.
Ya en lo que respecta al Silva, tiene buenas palabras para los dos entrenadores que tuvo, Javi Bardanca e Iván Sánchez. “A Bardanca le avala la trayectoria aquí, estuvo un montón de tiempo y siempre consiguió los objetivos. Desde el primer día que llegué, con 21 años, me trató muy bien, me puso a jugar siempre y confió mucho en mí. Y con Iván siempre tuve facilidades también, como el hecho de poder volver”.
El segundo formaba parte del cuerpo técnico del primero, pero pese a ello ve diferencias entre ellos. “Bardanca tiene una idea clara de juego, piensa quienes van a formar parte del once y se centra sobre todo en lo propio, en presionar, ganar segundas jugadas, etc. Iván también tenía su idea clara, pero en cambio analizaba mucho a los rivales, nos ponía vídeo y el plan cambiaba según contra quién nos enfrentáramos. También le gustaban las rotaciones para tener a todo el equipo enchufado”, desvela.
Su nuevo entrenador será Noé López, quien deberá tener en cuenta que en su vuelta Máquez deberá seguir una serie de precauciones: “Haciendo los ejercicios de prevención a lo largo de la semana todo irá bien y estaré al 100% para lo que quiera el míster”.
Cuando se vuelva a ver en un partido oficial, habrán pasado casi dos años de su último partido. “Estaba a punto de pitar el árbitro y tenía una sensación triste, pensaba que no iba a volver, así que esto es un regalo para mí”, cierra Máquez, que ya cuenta los días para volver a sentirse futbolista.