Juan Villamisar: “No nos vale eso de 200 niños en un cuarto de campo; eso no es entrenar”
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Juan Villamisar: “No nos vale eso de 200 niños en un cuarto de campo; eso no es entrenar”

Juan Villamisar: “No nos vale eso de 200 niños en un cuarto de campo; eso no es entrenar”
Juan Villamisar, presidente del Imperátor y vicepresidente de la Real Federación Gallega de Fútbol | cedida

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Presidente del Imperátor, uno de los clubes históricos de base de la ciudad de A Coruña y vicepresidente de la Real Federación Gallega de Fútbol, Juan Villamisar desgrana el funcionamiento de una entidad que preside desde el año 2009. El club representativo del barrio de la Sagrada Familia sigue en crecimiento.

 

¿Cuántos años lleva en la presidencia del Imperátor?
Llevo en el club desde el año 2009, cuando llegué a la presidencia. Llegué por una casualidad porque no era mi objetivo. Cuando tenía 18 años fui directivo del Sin Querer. Mi familia fue la fundadora del Sin Querer y cosas de la familia me llevaron a entrar. En el Imperátor, una serie de personas llevamos más de diez años peleando desde el principio porque el club vaya creciendo en cuanto a número de equipos y estructura. En la última temporada, por la pandemia y por la falta de instalaciones, uno de los problemas primordiales, hemos tenido menos equipos, cuando la cifra era mucho más alta. Por eso hemos retrocedido un poco. Hay dos instalaciones menos de las que había hace cinco años y, por si no bastase con eso, hay más equipos. Echo de menos a todos los clubes de A Coruña peleando por tener más instalaciones a nuestra disposición pero no lo hacemos.

 

El Imperátor tenía muchas horas en Grela 2 cuando ese campo existía.
El tema de Grela 2 es una vergüenza. El acuerdo no era de una permuta de un campo por otro. El campo de Eirís no tenía nada que ver con eso y nos hemos quedado todos de brazos cruzados. Es un problema de los clubes de A Coruña, que no nos hemos sabido plantar. El Imperátor, el Ciudad Jardín, el Maravillas... Por proximidad, entrenábamos y jugábamos allí pero, de la noche a la mañana, nos quedamos sin él. Todo son problemas, pero no tenemos ningún resultado. Con iniciativa y gastando poco dinero podríamos tener soluciones.

 

¿Qué iniciativas ha planteado Juan Villamisar?
Utilizar los recursos que ya hay en la ciudad. En el Calvo Sotelo hay un campo de fútbol que es la Diputación. Si no vale para fútbol 11,podría servir para fútbol. Poniéndole un césped nos arreglaría un problema. En la Fábrica de Armas hay otro campo. Sigue la cosa cerrada sin ningún tipo de solución. El campo del Carmen es pequeño pero tiene la mejor iluminación de A Coruña, conectado con los campos de Visma. Está perdido, pero allí juegan pachangas. ¿Por qué no se utiliza para entrenar? Para fútbol podría ser otra solución. Hace años lo propuse y me escucharon pero quedó en nada… En algo sí que estoy enfadado. Hemos perdido capacidad en cuanto a instalaciones deportivas.

 

¿Y Elviña?
Tenemos el problema de la Xunta. Hemos tenido reuniones a través de la Federación y nos han dicho que se va a solucionar porque se va a sacar un nuevo concurso, pero ese es otro desastre. El fútbol de A Coruña no tiene capacidad para todo lo que está generando a nivel de instalaciones. Elviña se utilizaba regularmente pero ahora no porque hay que pagar. 
 

¿De qué manera les afecta esa falta de instalaciones?
Nosotros priorizamos formación por encima de todo y, como lo único que tratamos es de formar, buscamos instalaciones para que nuestros niños puedan entrenar con calidad. A nosotros no nos vale eso de 200 niños en un cuarto de campo. Eso no es entrenar. Buscamos una solución fuera del Concello de A Coruña y complementábamos con las horas en las instalaciones de la capital. Fuimos a entrenar a Freán pero tiene un coste terrible y los horarios eran complicados. Teníamos que alquilar autobuses.

 

¿Cómo se puede solucionar esa huida de jugadores hacia otros equipos?
La gente arremete contra la Federación, pero las normas están establecidas. Hasta fútbol 11, las renovaciones se hacen temporada a temporada, pero a partir de cadetes las renovaciones se pueden hacer de uno, dos o tres años. A pesar de todo esto que está establecido, si los niños no están a gusto en un club, ¿qué puedes hacer? ¿No les das la carta de libertad? Lo primero de tener a un niño en el club es que esté contento y que disfrute. En el Imperátor tratamos de hacerlo al máximo. La mayor parte de nuestros jugadores quieren pertenecer al Imperátor y estar en el Imperátor. Los niños tienen que estar a gusto en el sitio en el que están para poder desarrollarse.

 

¿Esos cambios de club es culpa de los padres?
Los padres nos volvemos locos y creemos que nuestro hijo va a evolucionar más por llevarlo a un club de una categoría más alta. Lo principal es que el niño esté bien. Hay clubes que ofrecen categorías, pero no se centran en su desarrollo. Los padres creen que lo hacen bien cambiando de club porque llevan a su hijo a un equipo de campanilla. Nosotros lo tenemos que aceptar y seguir trabajando con los mimbres que tenemos. Hay muchos niños que no quieren ir cambiar de club y al final acaban desarrollando y llegando a equipos de élite sin haberse estado en los grandes en fútbol base. Cada uno tiene un cometido y el Imperátor siempre ha trabajado de una determinada forma. Es un privilegio tener tantos equipos. Lo principal es que los niños quieren estar aquí y que no se quieran marchar. Hemos tenido tres equipos de juveniles la temporada pasada porque ellos nos lo pidieron. En el Imperátor no se echa a ningún jugador.

 

¿Qué objetivos tiene como club el Imperátor?
Los objetivo son consolidarnos en las categorías que hemos logrado en la última temporada. Hemos conseguido ascensos y tendremos al Infantil, al Cadete y al Juvenil en Liga Gallega. Vamos a pelear por mantenernos en una categoría acorde a nuestro club. Si podemos seguir dando saltos, mejor, pero sin volvernos locos. Luego tenemos la espina de los mayores, con los que hemos descendido por arrastres. Trataremos de que vuelvan a Segunda Galicia. Y trabajar con la base como hemos hecho siempre. Nos hemos visto muy perjudicados porque nos hemos quedado sin instalaciones. Estamos utilizando el pabellón del Centro Social de la Sagrada Familia, que no es gratuito, pero es un lujo tenerlo allí y con las categorías de fútbol hacemos entrenamientos allí. Nos ayuda muchísimo. Ha estado cerrado durante la pandemia y eso determinó que no hayamos podido tener casi prebenjamines casi y ningún Biberón. Eso hace que tengamos que empezar casi de cero en esas dos categorías.

 

¿Encuentra algún impedimento o ventaja su club respecto a otros equipos de la ciudad?
Tenemos el mismo problema que tienen algunos clubes de A Coruña y muchos de As Mariñas. Se lo digo a esos equipos de los alrededores: nosotros estamos en la capital y tenemos el mismo problema. ¿De quién es culpa? Hay un sistema montado así y los padres determinan a dónde llevan a sus hijos. Nos perjudica a todos. No puedo aportar más que eso. Los padres llevan a sus hijos de aquí para allí y poco podemos hacer.

 

¿En qué instalación realizan sus entrenamientos y cómo valora el reparto de campos en la ciudad de A Coruña?
Utilizamos los campos y horarios que nos da la AFAC y, además, tenemos tres horarios en Elviña, obviamente pagando, en tres tramos pequeños, y también utilizamos el Pabellón del Centro Social de la Sagrada Familia con los más pequeños. Del Concello tenemos las últimas horas para los mayores dos días en A Grela 1 y algo en San Pedro de Visma 2 en tres tramos. También tenemos algún horario en A Torre. Con eso nos tenemos que adaptar. Estamos cogidos de pies y manos para hacer un entrenamiento de calidad.

 

¿Cómo es el proceso de creación de equipos?
Si tenemos muy pocos lo hablamos con los padres y se lo hacemos ver, pero la idea es contar con todos los jugadores que quieran estar en el Imperátor. La temporada pasada nos encontramos con un número amplio de juveniles que llevaban desde biberones y que querían seguir. Lo llevan dentro y presumen de ser del Imperátor. No podíamos echarlos y nosotros encantados de la vida. Teníamos que hacer tres equipos y lo mismo haríamos si sucediese en infantiles o cadetes. En fútbol todos los clubes somos parecidos porque en base al numero de jugadores que tienes, creas el número de equipos correspondiente pero con la finalidad de que jueguen todos. No que jueguen ocho y el resto esté mirando.

 

En la última temporada han tenido 17 equipos de base, además del primer equipo y el Veterano. ¿Quieren más?
Antes de la pandemia teníamos 26 pero la pandemia nos ha afectado. No teníamos dónde entrenar y no competimos. No se trata de juntar muchos y meterlos en un cuarto de campo. De esto se han beneficiado distintos clubes de la zona. Han captado niños porque el Imperátor no hizo equipo de biberones. Se aprovecharon otros y bien por ellos.

 

¿Cuál es el proceso de selección de los entrenadores?
Es muy complicado. Tenemos entrenadores que llevan una serie de años pero cada temporada nos toca buscar en función de las necesidades. Hay un déficit de entrenadores porque muchos sacan los títulos y luego no ejercen. Por número de licencias de entrenadores que hay en A Coruña no deberíamos tener problemas para encontrar técnicos pero sí existe. Dependiendo de las categorías tratamos de buscar de un perfil o de otro. Este verano no hemos tenido mucho problema.

 

¿Quién coordina sus equipos de fútbol base? 
Tenemos un equipo de trabajo encabezado por Alberto Moscoso. Ha sido un apoyo importante para nosotros durante estos tiempos tan complicados. Ha estado al pie de cañón. En el tiempo que no estuve por un tema médico, él hizo una labor importantísima. Jugó en muchos equipos pero nunca en el Imperátor. En cambio, ha demostrado un cariño espectacular hacia el club; tanto o más que cualquiera que haya jugado muchos años en nuestros equipos. Entrena a un equipo y coordina con el resto de personas todas las categorías del club. Juan del Río lleva la parte del fútbol 8 con él. Entre los dos movieron todo eso pero Moscoso es el alma de la dirección.

 

¿Qué valores tratan de inculcar a los jugadores de sus equipos?
Compañerismo y sentimiento de pertenencia a un club de barrio. El Imperátor está asentado ahora en la Sagrada Familia pero su origen no es en el barrio sino que surgió en la Plaza de Pontevedra, en la zona de la antigua Plaza de Toros. Después se fue a Os Mallos y de Os Mallos a la Sagrada Familia desde el año 79. Se asentó muy bien en el barrio y contamos con el apoyo de los vecinos de la zona y de la entidad Sagrada Familia. La pista que acaba de remodelar el Concello la tuvo concedida el Imperátor. De hecho, aún debo tener las llaves pero no podíamos entrenar porque había gente problemática.

 

¿Y la Junta Directiva? ¿Cuántos son y de qué manera reparten responsabilidades?
Somos muchas personas desde el inicio pero a la hora de la verdad somos seis o siete los que estamos en el día a día. Hay personas mayores que siguen apoyando pero no están en la brecha. En la pandemia fallecieron algunos de los socios más antiguos. Lo peor es cuando surgen problemas de enfermedades de niños y en los últimos tiempos nos han pasado un par de casos. Unas veces estarás deportivamente más arriba que en otras temporadas; todo es llevadero salvo cuanto te dan noticias de este tipo, la última hace menos de un mes.

 

¿Y a nivel económico? ¿Cuál es la situación del Imperátor y cómo se gestiona?
No tenemos ningún problema. Terminamos todos los ejercicios con superávit. Nos cuesta cumplir con nuestras obligaciones porque todo sube: alquiler instalaciones deportivas, los transportes... Pero no debemos nada a nadie. Y tenemos un patrimonio muy importante; seis bajos que son propiedad del Imperátor y que están amortizados. Solo pagamos los impuestos municipales. El bar del club arrendando y también nos ayuda en nuestro capítulo de ingresos.

 

¿Fue un palo el descenso del primer equipo a Tercera?
Nosotros nunca hemos pagado a nadie. Hace tres años estábamos en Primera y ascendimos sin pagar. Diría que éramos el único equipo de Primera que no pagaba. Peleamos dentro de nuestras posibilidades y descendimos a Segunda de una forma rara por dos resultados. En la última temporada nos quedó un grupo muy justo. Tirábamos de juveniles pero a veces coincidían en horarios. No fuimos capaces de conseguir la permanencia, pero esta temporada trataremos de ascender.

 

¿Hasta cuando estará en la presidencia?
Si alguien quiere entrar, yo no tengo ningún problema pero en el fútbol modesto es muy difícil el relevo porque tienes demasiadas obligaciones, eres responsable de una serie de cosas. Tienes que estar al pie de cañón y tomar una serie de riesgos. Entonces, la gente opta por lo cómodo, por no meterse en esos líos. Mientras el cuerpo aguante y no tenga a nadie en contra colaboraré por el bien de mi barrio. Además del tema deportivo estamos haciendo una labor social muy importante. El de la Sagrada Familia es el barrio de más ONG de toda A Coruña y colaboramos con más de una. Hemos mandado material para Guinea, Senegal… Aunque no sabemos vender muy bien lo que hacemos. Estas colaboraciones llevamos haciéndolas años pero no lo sabemos transmitir. Lo mismo que no cobrar cuota a niños necesitados. No lo decimos.

 

¿Cómo lleva la compatibilidad de la presidencia del Imperátor con la vicepresidencia de la Federación?
Vine a la Federación por accidente. Trabajo todas las mañanas por y para la Federación y tengo claro que no voy a favorecer al Imperátor en nada. El día que me cojan en un renuncio, me iré para mi casa. Dedico las mañanas a la Federación y las tardes a Imperátor. Así llevo una serie de años. La que más lo sufre es mi mujer, que me ve pocas horas a lo largo del día. Soy una persona que está acostumbrada a trabajar. Tengo otra actividad, que es la vicepresidencia del Centro Social de la Sagrada Familia. El tiempo da para todo; solo hay que organizarse.

Juan Villamisar: “No nos vale eso de 200 niños en un cuarto de campo; eso no es entrenar”

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