Paula Otero: “No esperaba ser cuarta y la alegría se multiplicó por mil”
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Paula Otero: “No esperaba ser cuarta y la alegría se multiplicó por mil”

Paula Otero: “No esperaba ser cuarta y la alegría se multiplicó por mil”
La nadadora coruñesa de CN Arteixo logró en la cita continental de la capital de Italia un gran séptimo puesto en 800 metros, un fantástico cuarto en el 1.500 y se quedó a solo dos de colarse en la final de 400 libre | RFEN

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A sus 18 años, la coruñesa Paula Otero ha vivido, en poco más de un mes, sus primeros Mundiales y sus primeros Europeos de categoría absoluta. En la primera cita, en Budapest, cumplió con creces; en la segunda, en Roma, se metió en dos de las tres finales a las que aspiraba, y en la de 1.500 firmó un fantástico cuarto puesto, más meritorio si cabe teniendo en cuenta que tres nadadoras –la italiana Simona Quadarella, la  húngara Viktoria Mihalyvari y la también italiana Martina Rita Caramignoli– están claramente por delante de la otras cinco finalistas.
 

Ayer regresó a España, e ipso facto pondrá rumbo a Sanxenxo, donde pasará dos semanas de merecidísimas vacaciones antes de organizar las siguientes competiciones.

 

En primer lugar, enhorabuena por tu actuación en Roma. ¿Qué valoración haces?
Muy positiva. También viendo cómo ha sido esta temporada, con el cambio de junior a absoluto. Haber acabado así la temporada está muy bien. Tenía como objetivo nadar al menos dos finales, lo conseguí, y además con estos puestos (séptima en 800 y cuarta en 1.500), la verdad es que super bien y muy contenta.

 

¿Por encima de lo que esperabas?
Sí. Muy por encima.

 

Imagino que con el valor añadido de haber nadado también tres pruebas en los Mundiales solamente un mes y poco antes...
Sí. La verdad es que el Mundial también, aunque es cierto no lo había preparado mucho, entre el Covid y un montón de cosas. pero fue como un “hay que ponerse las pilas porque queda un mes y pico para el Europeo”. Pero luego lo pienso y me dio seguridad en mí misma, y pienso “has estado nadando en un campeonato tan grande”.

 

¿Cómo es compartir piscina con Katie Ledecky?
Bufff... Amo a Ledecky. Me encanta. Estábamos en la camára de llamadas del 400, y de repente, entra. Con algunos nadadores me ha pasado que los creía más altos, pero con ella no; es altísima, enorme. Flipé. Es una pasada tenerla a dos metros de distancia.

 

Al margen de los resultados, ¿qué es lo mejor que traes de Roma?
Le tengo mucho cariño a esa piscina porque el año pasado conseguí en ella mi primera medalla internacional. No podía irme con mal sabor de boca. Me quedo con haber nadado bien por las mañanas para poder meterme en las finales. Y con aprender a nadar en las calles laterales. Quién sabe sin el futuro podré estar en la centrales...

 

¿Y lo menos bueno?
La rabia de no meterme en la final del 400 (libre), aunque es la prueba más difícil para mí, a la que todavía no le he cogido el ‘ganchillo’. Rabia porque se me fue algún 50 y aun así no acabé tan lejos de la final.

 

Intuyo que se compensa con la cuarta plaza en el 1.500...
Lo compensa muchísimo. No me lo esperaba y la alegría se multiplicó por mil.

 

¿Cuál era el puesto que esperabas en el pensamiento más optimista?
Al nadar por la calle 8, entre sexta y octava. Séptima habría estado bien. No quería quedar última, pero tampoco pensé que iba a ir mucho más para arriba. Sé que fui cazando a algunas chicas. Y al final, cuando adelanté a la portuguesa, solo pensé “apura, apura, no vaya a ser que te vuelva a coger” y en tocar la pared. Al contar a la gente que ya había llegado fue como “¡ostras, has acabado cuarta!”.

 

En el 400, a pesar de no meterte en la final, en las series acabaste justo por delante de Mireia Belmonte. ¿Le habías ganado alguna vez? 
La verdad es que no. Aunque no llegó en su mejor forma, sigue siendo Mireia. Así que  igualmente digo “ese beso agarrado no me lo quita nadie”. Estoy supercontenta, también por haber sido la española que se quedó más cerca de colarse en la final.

 

¿Cuál es la prueba más dura de las tres?
El 1.500, porque es como más mental y es muy duro saber gestionarlo bien. Es muy fácil pensar que vas mal, que estás sufriendo y que es casi imposible volver a meterte de lleno en la carrera.

 

El orden, 800, 1.500 y 400, ¿es siempre el mismo en los campeonatos? ¿Lo cambiarías?
En el Europeo creo que siempre es así. En el Mundial fue 400, 1.500 y 800. Con el 400 el último día ya arrastras mucho cansancio, no solo muscular, la tensión te deja reventado y tienes que hacer un sprint, que es lo que es para una fondista como yo. Igual metería el 400 antes, aunque me gusta empezar con el 800.

 

¿Has pensado en probar con alguna otra distancia?
Me gustaría probar el 200 libre, por mejorar un poco la velocidad, sobre todo de cara al 400. E incluso te pueden llamar para un relevo, a veces cuentan con los cuatro primeros. Estará bien tener un nivel para estar ahí. Una de las ventajas del fondo es que te permiten descansar más tiempo entre carrera y carrera.

 

Define con el menor número posible de palabras tus tres pruebas en Roma. Por orden cronológico, primero el 800. 
Bonito, pero en algún momento, un poco solitaria, porque desde la calle 1 me costó gestionar la final.

 

El 1.500. 
Te diría que concentración, porque creo que es el momento en que tienes que pensar solamente en tu calle y en que vas bien.

 

El 400. 
Cansancio y aprendizaje.

 

¿Tienes algo en el horizonte o la temporada está cerrada? 
Hasta septiembre, nada. Descansar. El año que viene vuelve a haber Mundial y espero poder estar. Hay que seguir trabajado muy duro porque al siguiente ya es año olímpico y hay que empezar a acercarse a las mínimas.

Paula Otero: “No esperaba ser cuarta y la alegría se multiplicó por mil”

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