Lucas y Unai, dos adolescentes en la cima de Europa
lll
17º-23º

Lucas y Unai, dos adolescentes en la cima de Europa

Lucas y Unai,  dos adolescentes  en la cima de Europa
Unai Cereijo y Lucas Yáñez se calzaron los patines en las instalaciones del Palacio de la Ópera | Pedro Puig

Usuario

Lucas Yáñez (Oleiros, 17 años) y Unai Cereijo (Arteixo, 15 años) se presentan con timidez. Son adolescentes y deportistas de élite, visten el chándal de la selección española y del cuello cuelgan las medallas que conquistaron la semana pasada en los Campeonatos de Europa de patinaje artístico celebrado en Andorra. Lucas logró el oro júnior y Unai se llevó la plata cadete, dos metales más para su palmarés y para la prolífica cantera de estrellas que es el Club Maxia coruñés.


“Estoy muy contento porque era ya mi tercer Europeo y nunca había conseguido una medalla de oro”, declara Yáñez, que el próximo mes defenderá su título mundial en los World Roller Games, del 25 de octubre al 8 de noviembre en Buenos Aires (Argentina). “Los dos programas me salieron muy bien y fue una satisfacción salir de la pista con tanta felicidad”, celebra Unai, que suma su segunda plata europea.


Detrás de sus éxitos hay muchos meses de trabajo dentro y fuera de la pista. “Llevamos todo el año preparando estos dos programas. Montamos el disco en noviembre o diciembre y desde entonces lo repetimos una y otra vez hasta el Europeo”, recuerda el oleirense. Su compañero desvela que entrenan “dos horas de patín de lunes a domingo y, a veces, otras dos horas a mayores para reforzar algunas cosas y algunos días otra hora de preparación física”.

 

Riesgo

Lucas detalla sus dos programas de competición: “En el corto representaba un toro con música española. Me la podía haber jugado un poco más, pero quedé tercero por un fallo. El largo, con música de Matrix, me salió muy bien y pude remontar”, detalla orgulloso. Unai representó “una saeta” en el programa corto y la película de “El niño con el pijama de rayas”, en el largo. “Mi entrenadora y yo decidimos arriesgar un poco: cambié un combinado por otro salto y me salió muy bien”, añade.


Horas y horas encima de los patines para jugárselo todo en cuestión de minutos: “Los entrenamientos son duros, pero la presión y los nervios de la competición me gustan. Cuando espero en el pasillo escucho los aplausos del público y me voy comiendo la cabeza, pero lo importante es mantener la mente fría”, arguye Yáñez, que esta temporada termina su ciclo júnior y a partir de la próxima dará el salto a la categoría sénior.


Lucas lleva patinando desde los tres años. Probó en “judo, taekwondo, fútbol, natación...”, pero se quedó con el patinaje artístico porque le gustó “saltar y girar en el aire”. Unai, que también práctico natación y ciclismo, empezó a los dos años. “A medida que fui creciendo, me gustó más. En el patinaje es más fácil destacar porque hay menos gente”, indica.

 

 

¿Futuro olímpico?

El patinaje artístico, de rica tradición e incuestionable belleza, no ha encontrado su sitio en el programa olímpico. La entrada del skate en Tokio 2020 y el cambio en el sistema de puntuación, más parecido al que se utiliza en el patinaje sobre hielo, intocable en los Juegos de Invierno, alimentan las esperanzas.


“Es muy difícil vivir del patinaje artístico, pero si llegásemos a los Juegos Olímpicos... Lo veo difícil”, asume Lucas, que compagina los entrenamientos y la competición con sus estudios de Guía en el Medio Natural. “El esfuerzo es prácticamente igual que en otros deportes, pero en el aspecto económico estamos muy lejos”, lamenta.


“Caerte, levantarte, caerte y volver a levantarte”. Eso es el patinaje artístico para el campeón de Europa y del mundo, que logró el oro continental afectado por una Hoffitis (inflamación que afecta principalmente a la bola de grasa localizada en la rodilla), doble mérito. Ahora trabaja con dos preparadores físicos para ponerse a punto de cara al próximo Campeonato del Mundo.

 

 

Madrina y entrenadora

Rosa García es la mujer que está detrás de Lucas y Unai desde que aprendieron a patinar. “Los tengo más vistos que el tebeo”, bromea la entrenadora del Maxia y madrina del subcampeón cadete. “Para mí es un orgullo, es el top en mi trabajo. Más arriba de esto no podemos llegar y conseguirlo desde aquí, en esta esquinita del mundo, tiene doble mérito”, declara.


Rosa define a sus discípulos como “dos niños muy inteligentes y maduros para la edad que tienen. Son súper correctos y educados, es algo que les ha enseñado la disciplina del deporte”.


La entrenadora confía en el salto del patinaje artístico hacia los Juegos Olímpicos. “Se está enfocando hacia eso con el cambio en los sistemas de puntuación y tarde o temprano acabará entrando en el programa”. Ojalá sea más temprano que tarde. “Sobre todo para ellos”, desea Rosa.

Lucas y Unai, dos adolescentes en la cima de Europa

Te puede interesar