Ocho partidos no son demasiados para evaluar la posible proyección de un equipo hasta el final de la temporada regular de la ACB. Por mucho que ya se haya enfrentado a cinco de los siete primeros clasificados –’podio’ incluido– y a un rival de ‘su’ liga, la de los opositores a la permanencia, el Fundación CB Granada.
La inesperada derrota en la capital nazarí colocó al Leyma Básquet Coruña en la antepenúltima posición de la tabla, con un balance de 2-6, el mismo que el equipo que tiene justo por encima (Granada) y los dos que tiene por debajo (Bàsquet Girona y Breogán).
Curiosamente, en la campaña anterior ninguno de los 18 conjuntos en liza cerró la octava fecha del calendario con dos triunfos en su casillero. Palencia y Breogán lucían una. El equipo castellano acabaría colista, con 6 en 34 encuentros. Le acompañó a Primera FEB el Obradoiro, que a estas alturas acumulaba tres éxitos.
El mismo número sumaba el Fuenlabrada en la temporada 2022-23. Y únicamente agregaría otra en los 26 partidos restantes. Los cuatro que estuvieron con 2-6 (Manresa, Girona, Obradoiro y Zaragoza) siguieron en la Asociación de Clubes de Baloncesto.
También lograron la salvación los tres que presentaban esos guarismos en la 2021-22, Fuenlabrada, Bilbao Basket y Real Betis. Bajaron dos que habían ganado tres de sus ocho primeros compromisos, el Andorra y el San Pablo Burgos. Igualmente se libraron de caer los dos con 2-6 de la 2020-21, Fuenlabrada y Zaragoza. El Estudiantes perdió la categoría tras pasar del 4-4 al 9-25 final.
En la 2019-20, la temporada pandémica, no hubo descensos. En la precedente sí perdieron la categoría dos de los cuatro que estuvieron con marca de 2-6, el Gipuzkoa (8-26) y el Breogán (9-25).
En la campaña 2017-18, la de debut en la máxima categoría del actual técnico del conjunto coruñés, Diego Epifanio, comandante también del –por fin– ascenso deportivo de uno de los equipos de Burgos, en este caso el San Pablo, su plantel permaneció en la ACB a pesar de ganar un solo partido de los ocho primeros. Se fueron a la LEB Oro el Bilbao Basket, que pasó de un 3-5 a un 9-25, y el Real Betis, que después de doblar la rodilla en los ocho primeros encuentros acabaría con un balance de 7-27.
Desde que en la campaña 1996-97 entró en vigor el actual sistema de competición, con 18 equipos y pérdida de categoría directa los dos últimos de la fase regular, solo dos dúos que estuvieron con 2-6 se fueron de la mano a la segunda categoría nacional. Los citados Breogán y Gipuzkoa en la 2018-19 y el Tenerife y el Lleida Bàsquet –precursor del actual Força Lleida–, ambos con una marca final de 9 choques ganados y 25 perdidos.
Además del mencionado Estudiantes de la 2020-21 también descendió el Fuenlabrada de la temporada 2004-05 tras presentar el 50% de victorias al cierre de la octava jornada. Ningún equipo con más de ese número de éxitos a estas alturas del curso acabó bajando.
Entre la 2005-06 y la 2014-15 se registraron un total de 29 equipos con 2-6 en la octava fecha. Y, ojo a la pecularidad, solamente siete terminaron descendiendo. Al menos en la teoría, ya que las draconianas condiciones de ingreso en la ACB de aquellos años –duraron hasta 2017– impidieron el acceso a la primera categoría a un montón de clubes que lograron el ascenso en la pista, entre ellos el Autocid Burgos –en el que Epi ejercía como técnico ayudante–, que no pisó la Asociación de Clubes de Baloncesto después de conseguir tres pasaportes en el parqué.
Resumiendo: aunque la pauta no es claramente vinculante, lo que es indiscutible es que el número de equipos descendidos tras ganar solo dos de sus ocho primeros partidos es muy inferior al de los que bajo la misma premisa lograron la permanencia. Las cuentas no mienten: únicamente 14 de 69, un 20,2%. O, lo que es lo mismo, un 79,8% de esperanza para la afición herculina. Pero, que no se olvide, esto no es una ciencia exacta. Y que no se consuela quien no quiere.
Obviamente, en los balances parciales pueden influir varios factores, como la dureza o tibieza del calendario, así que la conclusión es que, de momento, no hay motivo para la alarma respecto a la situación del Leyma, que no ha hecho sino empezar el tramo de la primera vuelta liguera en que se las verá con casi todos sus rivales directos y otros equipos más asequibles, sobre el papel, que ante la mayoría de los que se ha encontrado en sus primeros pasos en la ACB.
Más alarmante podría ser esta situación entre las temporadas 1992-93 (con 22 equipos en liza) y 1995-96 (estas tres con 20 conjuntos), cuando el descenso se jugaba en una Final Four o en dos eliminatorias al mejor de tres partidos.
O entre los cursos 1988-89 y 1991-92, con 24 equipos y playoffs (al mejor de tres) por la salvación con los ocho peores. Y todavía más entre la primera ACB, la 1983-84, y la 85-86, con solo 16 participantes y series a tres encuentros entre los tres últimos clasificados y salvación para únicamente uno de ellos.