De tal palo, tal astilla. El deporte está lleno de historias en la que los hijos siguen las carreras de sus padres con tanto o más éxito que la generación anterior. Pero las verdaderamente excepcionales son aquellas en las que ocurre al revés, como en el caso de los García. De tal astilla, tal palo. El domingo, en la prueba del Campeonato de España del Autocross de Arteixo, una Catedral para los amantes del motor, la suya era la familia más feliz del lugar. Ya lo estaba cuando Diego, de 18 años, ganó su prueba de Carcross Series, lo esperado porque era el vigente campeón, líder del certamen, había dominado todo el fin de semana y salió primero y llegó a la meta sin abandonar en ningún momento esa posición. “Me alegré mucho”, dice Sabino, su padre, mirándole con orgullo, “pero era lo esperado”. Para él su turno llegó unos horas después en un División I en la que lo tenía un poco más complicado. “Firmaba la segunda posición”. Pero después de una carrera de mil batallas, apretó para vencer sobre la misma línea de cuadros. Y entonces se desató la euforia. “Me volví completamente loco, salté la valla, salté todo”, recuerda el pequeño de la casa.
Se había alegrado más por la victoria de su progenitor que por la suya y eso que no era la primera vez. Porque en su casa el orden está alterado. Se podía pensar que la afición del padre se trasladó al hijo. Pero fue al revés. Diego fue primero, Sabino después. “De paso que lo llevaba a entrenar… Pues empecé yo también”, se ríe. Cierto que había hecho sus pinitos cuando era joven. Y que siempre fue un aficionado al mundo del motor. En realidad, toda la familia lo es porque otra de sus miembros, su hija, ya compitió hace unos años en el Campeonato Gallego de karts cuando era pequeña. Aunque fue Diego el que más insistió en seguir con esta pasión, desde los cuatro años, que empezó con los karts. “Al principio sólo era ir a rodar y pasármelo bien”, recuerda. “Pero era muy pequeño y ya cruzaba la moto que tenía”, interviene el padre. Y siguió en los karts hasta que con 14 años se cruzó en su camino el autocross. “Me subí a un carcross y ya no me bajé”.
“Hay que reconocerlo, tiene manos”, dice Sabino sobre Diego, “también entrena más”, apunta sobre sus mejores resultados, pero no le resta méritos: “Le gusta y se lo trabaja y los resultados a la vista están, es primero del Campeonato Gallego, del Campeonato de España y llegó a ir segundo en el Campeonato de Europa. Ahora en quince días irá a otra prueba en República Checa y a ver qué tal le sale”. El propio Diego solo se recuerda subido a un vehículo con ruedas. “Desde bebé”, asegura. Pilotó un coche de rallies incluso antes de tener edad para sacarse el carnet de conducir, que aprobó nada más cumplir la mayoría de edad sin problemas de exceso de velocidad. Y ahora compagina el motor con un grado superior de desarrollo de aplicaciones web.
“Yo ya empecé de viejo”, reflexiona Sabino, que aunque siempre le había gusto el motor, no se había planteado dedicarse a él. “Eran otros tiempos. Ni económicamente ni por tiempo se me pasaba por la cabeza”, admite. Pero todo cambia. A los hijos siempre se les intenta dar lo que uno no pudo tener. Y también la situación cambió cuando la empresa familiar, el Grupo Ramón García, dedicada principalmente a la carpintería y a los muebles de cocina y situada en Mesía, dio un gran salto, creció con más empleados y eso le dio un poco más de tiempo para dedicárselo a una afición que cada vez se toma más en serio. “Por mi cumpleaños me regalaron toda la equipación nueva y me propuse ganar el Campeonato de España con ella”.
Con su victoria en Arteixo se puso primero en la general y ahora los dos García afrontan como líderes de sus categorías las últimas tres citas del campeonato: Miranda de Ebro (del al 7 de septiembre), Mollerussa (del 5 al 7 de octubre) y por último, Jerez de los Caballeros (25 y 26 de octubre). Ya habían avisado con su doble victoria en la otra fecha coruñesa del calendario, la disputada en Carballo hace un mes. Repitieron en la Catedral, lo que lo hizo todavía más especial. “Ya no es sólo ganar padre e hijo, que ya de por sí es especial. Es ganar con toda tu familia en la grada, todos tus amigos cerca, las camisetas del equipo en la grada... es que no se puede pedir mas”, rememora Diego. “Yo ya estaba muy contento con mi victoria, pero me alegré incluso más por la de mi padre. Es inexplicable. Aparcar el coche primero en Arteixo es otra cosa”, añade.
“Es que fue muy inesperado. No fue ni en la última curva, sino en la última recta. Es más, ni yo mismo sabía que había ganado cuando di la vuelta de honor. Fue tan justo que no sabía”, explica Sabino sobre su victoria. “La mía no es que fuera cantada, pero tenía distancia, fui primero todo el rato y solo tuve que gestionar”, cuenta Diego sobre la suya. “Arteixo es especial. Había seis mil personas en la grada. Y por eso le llaman la Catedral. En la mayoría de los circuitos hay cien inscritos. Aquí más de 150 y solo para los entrenamientos, 90. Además, estamos en casa. Mirabas a la grada y veías un montón de camisetas y toda la gente petando en la valla. Fue muy especial”, resume el mayor de los García.
A pesar de que la final coincidió con uno de los días de más calor del año. “Acabamos chorreando, pero bueno, cuando corres, tú vas tan centrado en la carrera que no te das cuenta. Cuando acabas y bajas del coche y ya pasa todo el momento sí que te viene el golpe de calor”, indican.
Su futuro más inmediato pasa por continuar haciendo historia como primeros padre e hijo que ganan el mismo año el Campeonato de España aunque en diferentes categorías. Diego también hará alguna prueba del Campeonato de Europa más para seguir ganando experiencia, que en un deporte como este, al final, es como se va aprendiendo. “Cada vez vas teniendo la cabeza más fría. Creo que los dos hemos ido asimilando eso, que hay que remontar con cabeza, sin cometer errores”, analiza Diego.
Aún tienen que sentarse a planificar el futuro. Si las familias se van juntas de vacaciones, ellos viajan de circuito en circuito. De momento, en autocross porque no se ven en otra disciplina de motor aunque el pequeño ya ha probado los rallies y no descarta que esté allí su futuro. “En el mundo del motor hay dos categoría reina por así decirlo, una es la Fórmula 1 y otra es el Mundial de Rallies. Además, aquí en Galicia hay mucho afición a los rallies así que es una posibilidad que no descarto”, dice. El padre cree que ahí ya no le seguirá. “No me gusta el asfalto, ya hice alguna carrera y prefiero la tierra del autocross”, señala. Pero quién le iba a decir hace tres años, cuando aún no competía, que estaría a las puertas de ser campeón de España. Nunca digas nunca. Y menos si eres un García al que siempre le daban dos.