Diego Epifanio acabó encantado con el rendimiento de sus jugadores en el durísimo partido contra el segunda clasificado, el Tizona, al que asistieron cerca de 4.000 personas, a pesar de ser a las 20.30 horas de un día laborable. Un apoyo, vital en un triunfo vital, que el técnico burgalés valora muchísimo. Eso sí, también pide cautela a todos.
“Fue un partidazo; a nivel espectador, para los que no tenían colores, fue un partidazo espectacular”, aseguró Epi, quien felicitó tanto a sus jugadores como a los del rival. “Ojalá se siga viviendo este ambientazo en el Palacio. El apoyo que recibimos fue espectacular, brutal. Cuando íbamos 16 abajo no dejaron de creer. Es muy fácil animar cuando vas 8 arriba, pero muy difícil cuando vas 16 abajo. Ha habido mucha gente, pero hay alguna silla vacía. El domingo necesitamos que esto sea un hervidero, que la familia naranja esté dispuesta a hacer cualquier cosa para que su equipo gane”, desea el técnico.
Epi demostró que su ‘coruñesismo’ no deja de crecer: prefirió una frase legendaria de Arsenio Iglesias al no menos legendario “ganar, ganar y volver a ganar de Luis Aragonés. “La tengo apuntada para no decirla mal: "Ojo a la fiesta, que nos la quitan de los fuciños”, soltó el técnico burgalés.
A continuación, pidió a él mismo y a sus jugadores “estar centradiños”, y acabó sucumbiendo al encanto de Aragonés: “Y, por supuesto, ganar, ganar y ganar sería genial. Llevamos muchos partidos más importantes, pero ahora el más importante es el del Valladolid. Sin ninguna duda. Es lo único de lo que hablamos en el vestuario”.
El director técnico de la marea naranja recalcó, respecto al duelo en la cumbre con el Tizona, que “jugamos contra un gran equipo que hace muchas cosas bien, aunque no dejamos de creer nunca en lo que teníamos que hacer para ganar”.
En cuanto al mal arranque de su equipo, que no anotó un triple hasta el décimo intento y no tardó en ir dos dígitos por detrás, dijo: “El análisis más fácil del principio del partido es decir que tiramos varios tiros solos y no los anotamos, y eso nos generó un poco más de ansiedad. Aunque respondimos muy bien a ese momento, sin hacer nosotros muchas cosas mal en esos minutos. Gracias a Dios, los partidos duran 40 minutos. Y si valoramos los 40, hicimos un muy buen control de nuestras emociones la mayoría del tiempo”.
El entrenador del Leyma volvió a subrayar del equipo de sus ciudad que “ellos juegan muy bien. Su propuesta es muy chula. Nosotros fuimos poco a poco, creyendo y haciendo muchas cosas bien. No perdimos los nervios en los momentos duros. Los chicos lo han hecho muy bien en un partido muy difícil”.
Pese a todo, Epi reconoce que “teníamos muy claro cómo juegan ellos, pero una cosa es la teoría y otra la práctica. Hay que correr todo el rato y ellos practican un basket que es muy bonito de ver, y además con un esfuerzo defensivo brutal, lo que te obliga a tomar decisiones muy rápidas”.
“No te dejan tiempo para lamentarte –matizó el timonel del sólido líder de la LEB Oro–. Nosotros no dedicamos mucho tiempo a lamentarnos, ni a celebrar. La única canasta que celebramos fue el triple de Olle (Lundqvist, que mató el partido a 32 segundos para el final). Los balones que perdimos fueron más mérito de la defensa del Tizona que demérito de mis jugadores. Si ellos fallan, pero te cogen el rebote ofensivo y te anotan, eso te castiga mucho la cabeza. Y en el marcador. Meno mal que al final conseguimos estar más cómodos atrás cuando delante no lo estábamos”, enfatizó.
Tras ganar al Tizona, “les dije a los jugadores que lo celebrasen, que lo disfrutasen con sus familias, que desconectasen y se relajasen, pero que antes de irse a la cama, empezasen a pensar sólo en Valladolid y en las cosas que tenemos que hacer muy bien. Para ganarles allí tuvimos que meter más puntos que Dios”, concluyó Diego Epifanio.