Cristina Arámbula (México, 2003) celebró el domingo en A Coruña, donde pasa todos sus veranos, su 22 cumpleaños. Esta vez, los regalos vinieron por adelantado en forma de tres medallas de bronce, las que ganó en el Mundial con el equipo español de natación artística (técnica, libre y rutina acrobática). Las trae en el bolso y cuando las saca parecen pesadas, pero en realidad son livianas, hechas con plásticos reciclados recogidos por niños de los colegios de Singapur. Sonríe. Porque después de la tormenta que fue 2024, en el que se quedó fuera de los Juegos a última hora, ha llegado el éxito de la mano de una Andrea Fuentes que le ha vuelto a enamorar de su deporte.
¿Cuánto le ha costado ganar estas medallas?
Mucho, es un sacrificio que no sólo es el resultado final sino el trabajo de toda la temporada. Son nueve meses de trabajo en los que estamos todos los días perfeccionando durante ocho horas al día las rutinas para que en la competición salga todo perfecto.
Tiene el oro en Fukuoka 2023 y tres bronces ahora en Singapur. ¿Con qué se queda?
El camino de estas tres ha sido muy bonito porque este año hemos disfrutado mucho de nuestro deporte. El cambio de entrenadora nos ha venido muy bien. Nos ha ayudado a volver a tener esa pasión que teníamos cuando éramos pequeñas por la sincro. El oro de Fukuoka fue súper emocionante, no nos lo esperábamos para nada, pero este nivel de trabajo y satisfacción ha sido súper gratificante y se ha visto reflejado en los resultados.
¿Especialmente en su caso después de quedarse fuera de los Juegos Olímpicos?
Estuve en shock, pero este año he podido disfrutar muchísimo de la temporada. Obviamente siempre hay meses que son más duros que otros, pero al final es lo que toca cuando eres deportista de alto nivel.
¿El primer paso para superarlo fue ir a París a apoyar desde la grada a sus compañeras?
Me costó mucho tomar la decisión, porque además me lo preguntaron a los tres días de que me dieran la noticia de que no iba a los Juegos. Estaba en el momento más depresivo de mi carrera, además tenía que seguir entrenando porque me lo había pedido la entrenadora. Para mí era un sufrimiento, no era capaz ni de mirar a nadie a la cara. Pero hablando con la psicóloga me di cuenta de que si no estaba allí presente me iba a arrepentir porque incluso como público es una oportunidad única. Fue muy duro. El primer día se me caían las lágrimas de ver a mis compañeras y saber que yo podía estar perfectamente allí. Fue un trabajo mental muy duro, sobre todo verlas con las medallas.
¿Lloró mucho?
El día que me dijeron que no iba a los Juegos me acuerdo perfectamente que era un lunes después de entrenar a las 7 de la tarde, nos reunió la entrenadora y nos lo dijo a tres, Sara Saldaña, Berta Ferreras y a mí. Yo me fui toda la tarde a llorar y lloré también toda la noche. Al día siguiente tenía que ir al entrenamiento, yo quería morirme porque era el último sitio donde quería estar y encima con todos los ojos llorosos. Siempre he creído que las batallas más duras le tocan a los soldados más duros. Igual otras hubieran tirado la toalla. No es fácil levantarse desde el suelo, pero una vez que estás en lo más profundo lo único que puedes hacer es subir. Creo que para un deportista lo más duro es quedarse a las puertas de unos Juegos Olímpicos. Me costó mucho, pero siempre he tenido muy claro mis objetivos y soy una persona muy luchadora. Hasta que no me ponga yo el punto y final, nadie me lo va a poner.
“Andrea esta súper loca, te pide unas cosas que ni tú misma sabes que puedes hacer”
¿Le benefició el cambio con la entrada de Andrea Fuentes y con ella, la revolución?
Andrea es una persona súper espontánea, está súper loca, porque tiene unas ocurrencias que dices, ¿pero cómo crees que voy a hacer esto? Y al final te terminas impresionando a ti misma de que puedes hacer un montón de cosas más allá de lo que pensabas. Ella no para de repetirnos que lo que ha aprendido en sus años como entrenadora es que nunca hay que menospreciar al deportista, sino potenciar sus puntos fuertes. Nos cuida mucho en cuanto a salud mental y de hecho este año estamos haciendo solo una sesión única por la mañana, de siete y media a tres de la tarde, para que tengamos la tarde libre para desconectar y estudiar. Y se nota. Un deportista, por muy bien que esté físicamente, si mentalmente no está bien, el rendimiento no va a ser nada bueno. Gracias a que nos cuida he notado que este año hemos hecho un salto súper grande en cuanto a rendimiento.
En el Mundial las australianas han repetido mucho que una nadadora feliz es una nadadora rápida. ¿Está de acuerdo?
Si tú estás bien contigo misma, y estás bien con el deporte, tu rendimiento aumenta porque no tienes ninguna preocupación ni tantos pensamientos negativos y el único objetivo y la única inquietud que tienes es mejorar cada día.
¿Más que con que para llegar al éxito hay que sufrir?
Andrea también nos dice que si eres deportista de alto rendimiento, cansar te vas a cansar y sufrir obviamente vas a sufrir. Si no, pues mira, no pasa nada, somos quintas o sextas del mundo y estamos súper happy. Aunque terminar un entreno que no puedes ni moverte del cansancio no sea lo que más te guste, sabes que cuanto más te cueste el camino la victoria es más satisfactoria. Hay veces que pones tu cuerpo al límite y notas que se te sale el pulmón por la boca, pero después, cuando lo piensas fríamente, y también nos lo repite Andrea, el cansancio dura uno o dos minutos, después se te olvida. La satisfacción de haber hecho el trabajo bien y conseguir un objetivo como una medalla te dura para toda la vida.
También han lanzado un mensaje de romper con los estereotipos de extrema delgadez de las nadadoras.
La sincro, como pasa también en la gimnasia rítmica, es un deporte que tiene cierto estereotipo de cuerpo. Hace años pensabas en una gimnasta y veías a una rusa súper delgada, súper alta, con un cuerpo perfecto y unas piernas largas y bonitas. La sincro, desde el cambio de reglamento, es un deporte mucho más exigente, sobre todo en las apneas. En una rutina de dos minutos y medio, estamos debajo del agua un minuto y medio o un minuto cincuenta. Nuestro cuerpo ha tenido que evolucionar para adaptarse a esto. Tenemos sesiones de CrossFit para estar mucho más fuertes para las acrobacias, ya que se necesita mucha más fuerza para lanzar a la gente por los aires. Se tiene que cambiar esa ideología de sincro igual a chica perfecta con cuerpo perfecto. Cada cuerpo se adapta a su deporte y ahora en la sincro si estás súper delgada, no aguantas el entreno, necesitas estar fuerte y con una resistencia increíble.
Como Iris Tió.
Iris es una crack, una nadadora ejemplar, tiene una delicadeza y expresa tan bien cuando nada los solos, que es súper bonito verla y te emocionas un montón viéndola. Vivimos momentos muy especiales en Singapur, pero a mí el que más me emocionó fue su oro en el solo libre. Es una niña súper humilde, buena con todo el mundo y un diez como compañera. Sólo tengo palabras de admiración y sólo me queda aprender de ella y de su esfuerzo.
“Cansar te vas a cansar, pero eso dura un minuto y la satisfacción del trabajo bien hecho y conseguir una medalla dura toda la vida”
¿Cuánto han recortado a China en solo un año?
El objetivo es intentar llegar a lo más alto, pero China está a un nivel superior y poco a poco nosotras estamos acercándonos con otros métodos diferentes a los que tiene China, para también enseñar al mundo que no solo el suyo es el bueno, sino que existen otros más modernos con los que se puede llegar a los mismos resultados. En los Juegos nos sacaron cien puntos, un montón, y ahora estamos a 40 y pocos. Nosotras somos como hormiguitas que vamos trabajando y trabajando hasta que en un futuro no muy lejano llegará nuestro momento.
No se puede competir con China con sus mismas armas.
Cada país potencia su punto fuerte. En China en cuanto a ejecución y limpieza son increíbles, son el top 1 superando a Rusia. Nuestro punto fuerte es la artística y tenemos que potenciar eso para adelantarles por el otro lado.
¿Cómo es vivir en el CAR?
Yo me levanto a las 06.45, me pongo la alarma, bajo a desayunar y a las 07.30 empezamos. Hacemos una hora de seco y dos días una sesión de CrossFit, y ya después vamos al agua sobre las 08.30 hasta las 15.00 con una sesión de cardio, otra más de perfeccionamiento de la rutina y una tercera de repetir el ejercicio.
Nada que ver con ‘Olympo’.
Han intentado dar visibilidad al rugby y la natación artística y a mí me parece genial, pero claro, es una ficción y exageran todo al extremo con las drogas, el sexo y el alcohol y en este caso también con el tema del doping. Tengo amigas que me preguntan si esto es así y no, estamos súper controladas. Ademas en sincro es muy poco común. Todavía no se conoce nada que te ponga branquias (se ríe).
“Coruña sabe a pulpo, huele a mar y suena a tranquilidad” |
Desde que era pequeña y vivía todavía en México, antes de mudarse a España en la adolescencia, Cristina Arámbula veranea todos los años en A Coruña, tierra de sus abuelos, que todavía conservan su casa en la ciudad. Aquí aterrizó directamente tras su paso por el Mundial de Singapur para cumplir con sus tradiciones imprescindibles: comer pulpo, de postre un helado de Bico de Xeado e ir a hacer surf a la playa de Bastiagueiro.
¿Cuando está en Barcelona, pensando en el verano, a qué sabe, a qué huele y a qué suena A Coruña?
¿Qué es lo primero que hace cuando vuelve? |