Pese a todos los problemas de la temporada, “la más convulsa” de su carrera según sus propias palabras, Carlos Arévalo se queda con un sabor agridulce del bronce conquistado en Milán en el Campeonato del Mundo con el K4. “No me podido disfrutar del momento como debería”, resumió el betanceiro, todavía dolido por todo lo pasado tanto con el barco de equipo como su plaza individual.
“Se cierra la temporada más convulsa de mi carrera deportiva”, escribió en sus redes sociales. “El resultado me llena de orgullo, porque sé lo difícil que es llegar aquí y lo que cuesta ganar una medalla en un Mundial. Pero tengo que ser sincero: esta vez no he podido disfrutar del momento como debería. No por la competición, ni por el equipo, sino por todo lo que ha ocurrido alrededor durante el año. Circunstancias externas que han hecho el camino más duro de lo normal y que, inevitablemente, me han robado parte de la ilusión”, reconoció.
“Aun así, este deporte me ha enseñado que lo importante no es solo el podio, sino el recorrido hasta llegar a él. En pruebas como el K4, los detalles marcan la diferencia. Y esos detalles solo se construyen con trabajo, confianza y paciencia”, añadió antes de dar las gracias a su equipo y sus compañeros, por ser “la razón” por la que sigue “disfrutando cada entrenamiento y cada metro”; y a su mujer y su hija, su “mayor motivación”.
Después de una primera jornada llena de éxitos con un oro, una plata y dos bronces, España sumó ayer dos nuevas medallas: plata del C4 con Daniel Grijalba y los gallegos Martín Jacome, Manuel Fóntan y Adrián Sieiro; y el bronce de María Corbera en C1 500.