Carlos Arévalo casi nunca levanta la voz, por eso cuando lo hace es porque su paciencia ha llegado al límite. “La Federación nos está poniendo palos en las ruedas en el K4, no estamos pudiendo trabajar tranquilos”, se queja después de la cuarta posición en el Campeonato de Europa que se disputó el pasado fin de semana en Racice (República Checa), donde se colgó el bronce en la prueba individual del K1 200. En el horizonte está el Mundial en el mes de agosto, pero ya será con un nuevo integrante en la formación y teniendo que pasar antes por un nuevo selectivo. "Ya perdí la cuenta de cuántos van", se queja.

A lo que se refiere el doble medallista olímpico es a la formación del K4 con el que fue plata en Tokio 2020 y bronce en París 2024. Con Saúl Craviotto fuera y Rodrigo Germade no clasificado en los dos selectivos previos, Marcus Cooper soltó la bomba hace poco más de un mes de su renuncia a la plaza en el barco estrella del piragüismo español. Pero la Federación le obligó a ir igualmente al Europeo y esto provocó un "lío tremendo".

Porque el K4 que compitió en la Copa del Mundo y en el Europeo, con la cuarta posición en ambas citas, no será el mismo que irá al Mundial de dentro de un mes, lo que está lastrando toda la preparación y obligando a cambios a contrarreloj. De hecho, la formación ya presentó intercambio de posiciones en la cita continental con respecto a la anterior. Adrián del Río pasó de la primera a la tercera posición. Álex Graneri, de la cuarta a la primera. Y Cooper, de la tercera a la cuarta. Ahora este se bajará definitivamente y entrará un cuarto integrante, con el que tendrán que pasar otro selectivo en el próximo Campeonato de España frente a otros K4 que quieran presentarse a la cita.

“Todo mal”, resume el de Betanzos. "Lo más lógico es que hubiésemos ido al Europeo con el mismo K4 con el que vamos a ir al Mundial", señala. “Estoy muy disgustado por cómo se están haciendo las cosas. En vez de poner facilidades se están poniendo trabas y eso se ve reflejado en los resultados”, asegura. "El gran problema es la incertidumbre", continúa. Porque a un mes del Mundial oficialmente todavía no está clasificado. "Deberían escuchar más a Miguel (García, el entrenador), que para algo es que está con nosotros. No es tan fácil como coger a los cuatro que más corren a nivel individual y plantarlos en el barco", concluye.

Lo cierto es que se ha cerrado un ciclo y Arévalo ha tenido que decir adiós a cinco años en los que compartió vida y barco con unos compañeros y ahora tiene dos nuevos, Adrián del Río y Álex Graneri, de los que solo tiene cosas buenas que decir. "Están teniendo un rendimiento excepcional, estoy súper contento de estar con ellos. Tienen muchas ganas y andan muy bien. Necesitamos trabajar en esa línea. No en la de tener líos y estar preocupados", sentencia.