La aventura de un ciclista gallego por un fin solidario: tres grandes vueltas del tirón y sin asistencia
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La aventura de un ciclista gallego por un fin solidario: tres grandes vueltas del tirón y sin asistencia

Javi García Reboredo cubrirá el recorrido del Giro, el Tour y la Vuelta para visibilizar la enfermedad rara Piel de Mariposa
La aventura de un ciclista gallego por un fin solidario: tres grandes vueltas del tirón y sin asistencia
Javi García Reboredo descansa junto a su bicicleta | Arriere du Peloton

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“Asesinos, son ustedes unos asesinos”, le gritó Octave Lapize a los organizadores del Tour después de coronar el Aubisque, puerto mítico de los Pirineos, la primera vez que se subía, allá por 1910. Es una de las muchas anécdotas que salpican a los esforzados de la ruta, como apodaban a los pioneros del ciclismo profesional, un puñado de locos que corrían el Giro, el Tour y la Vuelta sin asistencia, parando a comer y a dormir donde podían. Ese mismo reto se plantea Javier García Reboredo (Lugo, 1983), un maquinista de metro gallego afincado en Madrid, enamorado de la bicicleta y con un corazón enorme. Cubrirá el recorrido de las tres grandes vueltas con unos días de antelación sobre el pelotón, además de los tramos de enlace que los ciclistas hacen en los cómodos autobuses de sus equipos. Serán un total de 20.000 kilómetros y 180.000 metros de desnivel positivo con un fin solidario: visibilizar la Piel de Mariposa, una rara enfermedad que sufre Adrián, el hijo de su amigo Víctor.
 

“Preparando las oposiciones para maquinista conocí a Víctor y ese mismo año nació Adrián con la enfermedad. Lleva prácticamente todo el cuerpo vendado para que no se le formen heridas o rozaduras. El día a día es muy jodido, con dos o tres horas de curas...”, explica Javi, que le propuso a su amigo difundir la dolencia de su hijo a través de sus retos en bicicleta.
 

“Lo primero que hice fue un Everesting –ascender en bici el equivalente a los 8.848 metros del Everest– subiendo el alto do Couso, en Lugo. Como Adrián, Víctor y Sara –la madre del niño– viven en Añover de Tajo, un pueblo de Toledo muy cerca de Madrid, hicimos allí la segunda edición. Y ya llevamos tres años seguidos. Es algo bonito para la gente que les rodea y todos los vecinos salen a ayudar, pero yo quería darle una vuelta más”, reflexiona el gallego.
 

Un ciclista de ultrafondo

Con el apoyo de Debra, una asociación que apoya a las familias afectadas por la Piel de Mariposa, y de colaboradores interesados en el reto –marcas de material deportivo, principalmente–, Javi se apuntó a la Transibérica, probablemente el evento de ultraciclismo más duro de España, con más de 3.000 kilómetros, y luego a la North Cape, una prueba de ultrafondo, con 4.000 kilómetros desde Rovereto (Italia) hasta el cabo Norte (Noruega).
 

“Cuando hice la North Cape se rompió el buje trasero un domingo, llegué pedaleando como pude hasta Ljubljana (Eslovenia) y el lunes me tuve que comprar dos ruedas porque no había stock. En la Transibérica fueron 15 días haciendo 200 y pico kilómetros. Me gustó eso de conocer mis límites. Pasé momentos de soledad y dificultad, pero la bici es mi psicóloga y mi red social. Me da una paz diferente que no me da ninguna otra cosa”, se sincera el gallego, que vendió su coche hace nueve años cuando realizaba una formación antes de empezar a trabajar como maquinista en el metro de Madrid.
 

Desde entonces solo utiliza la bicicleta. También en vacaciones, como los tres meses que rodó por Sudamérica, conociendo Perú, Ecuador y Colombia, los 40 días pedaleando en Islandia o el trayecto desde Lugo hasta Argelia, pasando por el Sahara. La última vuelta de tuerca en su apoyo a Debra y Adrián se llama IGARE, el reto de completar el recorrido de las tres grandes, Giro, Tour y Vuelta, saliendo un día antes que los profesionales y haciendo unos 300 kilómetros al día.
 

15 horas diarias en la bici

“Calculo que serán 14 o 15 horas diarias encima de la bici. No lo considero un viaje porque solo voy a parar a comer y a dormir. En los días más llanos me saldrán algunos kilómetros más y en los más duros haré menos. Lo que más respeto me da es la última semana del Giro, con etapas encadenadas que superan los 160 kilómetros y 5.000 metros de desnivel. ¿La lluvia y el frío? No, como buen gallego estoy curtido”, confía.
 

El primer contratiempo de Javi no será en los Apeninos ni en los Alpes. La aerolínea que le llevó de Madrid a Tirana (Albania), donde hoy empieza el Giro, le dejó sin bici: “No era el comienzo que imaginaba. Completar el reto al ritmo de los profesionales será casi imposible, pero este proyecto no va solo de tiempos. IGARE es un reto solidario. Es visibilidad. Es resistencia. Y como tantas personas que viven con Piel de Mariposa, yo también seguiré adelante”.

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