El Leyma Basquet Coruña completó el pasado viernes, con una remontada histórica ante el Burgos, una primera vuelta algo por debajo de lo esperado (10 victorias y 7 derrotas), pero con asterisco: se ha enfrentado a domicilio a los tres primeros clasificados.
Tres duelos, saldados con derrota, aunque compitiendo hasta el final en las pistas del Estudiantes, el Andorra y el Palencia. También cayó frente al cuarto (Real Valladolid) y el quinto (Lleida), siendo este uno de sus dos traspiés en Riazor, donde también ganó el Gipuzkoa, en la peor actuación naranja del curso... y la mejor del equipo vasco en los lanzamientos desde la larga distancia, la clave de su éxito.
Con solo tres jugadores de la pasada campaña, Javi Vega, Atoumane Diagne y Alex Hernández, y este fuera de circulación hasta la pasada semana, y técnico nuevo, Diego Epifanio, la marea naranja mostró de inicio las típicas dudas y desequilibrios de un equipo en esta tesitura. El debut fue exitoso, pero el claro triunfo (72-87) fue en la pista del Iraurgi, conjunto que no ha abandonado en ningún momento el ‘farolillo rojo’.
Hasta que llegó el mejor momento –cuatro triunfos consecutivos entre las jornadas 12 y 15–, el Leyma abusó del triple, y con escasa puntería. Al punto de estar durante semanas a la cola del ránking de este apartado estadístico. Desde entonces, los de Epi han afinado el punto de mira, tanto que han cerrado la primera mitad del curso como el cuarto equipo con más acierto.
Así pues, adiós a la dudas surgidas acerca de si esta plantilla tenía de verdad tantos tiradores fiables. Los tiene, con Aleix Font a la cabeza: 33 de 59, un 55.9% de acierto que le coloca como Nº1 de la liga en esta suerte. Y como máximo anotador nacional, con una media de 13.0 puntos, la segunda mejor del Leyma tras los 13.2 de Yunio Barrueta.
Otra de las claves de la mejoría es el acercamiento de Javi Vega a la pintura. El madrileño empezó lanzando demasiado desde el arco, tal vez asumiendo lanzamientos que le correspondían a un Olle Lundqvist que se perdió varios encuentros.
En el debe del grupo de Epi están las pérdidas de balón, la principal asignatura pendiente de un conjunto que, aun así, lidera, con 83.5, la lista liguera de anotación. Desperdiciar 14.8 posesiones por encuentro es mucho desperdiciar, por mucho que se recuperen 7.9 balones, también la cifra más alta de la competición.
El Leyma ocupa la séptima posición en la tabla clasificatoria, con la misma marca que el noveno, Gipuzkoa, y un triunfo más que el noveno, Burgos, y el décimo, Cantabria. El undécimo, Castelló, está ya a cuatro. El quinto puesto, último que da ventaja de campo en los playoffs, está a dos.
Todo es posible en los 17 partidos que restan de fase regular, de los que cuatro contra el actual top-5 se jugarán en Riazor, donde el Leyma promedia 88.0 puntos y encaja 75.6; diferencias, la númerica y la de jugar en casa, que pueden marcar eso mismo, diferencias.
Llegó como segundo base, y como tal sigue ejerciendo, aunque con unas prestaciones ligeramente superiores a las del titular, Goran Filipovic. El letón vivió su momento álgido en la victoria (95-87) contra el Cáceres, en el que repartió 14 asistencias, tope individual de la temporada. No hay partido en que no meta uno o dos triples oportunos, además está lanzando con mucho acierto (44.3%) y en defensa lo da todo y más.
El Nwogbo que inició el curso resultó ser un jugador con un carácter muy distinto al que mostró en su primera aventura coruñesa, en la campaña 20/21. El pívot nigeriano se convirtió en una máquina de cometer faltas –’lideró’ el ránking durante muchas semanas– y de recibir técnicas. Y perdió la titularidad a manos de Diagne. La lesión de este le devolvió al cinco inicial, con la responsabilidad de contenerse. Lo logró, y desde entonces ha vuelto a brillar.
Font dio un paso atrás con la intención de regresar lo más pronto posible a la ACB. Y o le costó cogerle el pulso a su nueva categoría, o le costó a Epi dar con su rol adecuado. Porque en las primeras jornada no fue el referente que debía, sobre todo porque miraba al aro menos de lo recomendado. En cuanto ambas posibilidades se esfumaron, surgió el Aleix que todos esperaban, el máximo anotador nacional y el mejor francotirador de larga distancia de Oro.
Conocedor de la liga y dueño de un gran talento, el alero sueco vivió una primera vuelta marcada por los problemas físicos; de hecho sigue jugando con vendaje adhesivo en el hombro izquierdo. Ha mejorado notablemenrte sus prestaciones en las últimas jornadas. Epi confía a ciegas en él y, si las lesiones le dejan en paz, debe convertirse en un gran ‘fichaje’ naranja para lo que resta de curso... junto con el reaparecido Alex Hernández.