El lado más humano del Básquet Coruña
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El lado más humano del Básquet Coruña

El club ha llevado un paso más allá la ya habitual iniciativa de los padrinos
El lado más humano del Básquet Coruña
Foto de familia de la tarde | Patricia G. Fraga

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El Básquet Coruña lleva años involucrando a su primer equipo con los jugadores de la base del club. Esta temporada, la del debut en Liga Endesa, no iba a ser menos. De hecho, se podría decir que tiene más sentido ya que nunca, ya que el foco mediático y el altavoz del club nunca han sido tan grandes como lo son ahora. Esto ha hecho que los jugadores se conviertan en ídolos para los más pequeños, que les paran en el Coliseum, a la salida, por la calle o en cada uno de los eventos a los que asisten para pedirles fotos y autógrafos.


Una de las iniciativas estrella del Leyma durante estos últimos años está siendo la de los padrinos, con la que cada jugador de la primera plantilla apadrina uno o varios equipos de categorías de formación. Brandon Taylor, Atou Diagne, Beqa Burjanadze, Trey Thompkins… todos ellos se pasan en varias ocasiones por entrenamientos e incluso partidos de sus equipos para acompañarles, darles ánimos, ayudarles y aconsejarles.

 

Especial


Desde el Básquet Coruña, junto a Ibereólica, quisieron hacer aún más interesante uno de estos encuentros, dando no solo lecciones de baloncesto, sino también de vida. Hace unas pocas semanas, el club reunió a Trey Thompkins, Atou Diagne, Olle Lundqvist y Brandon Taylor en el pabellón de Elviña para que contasen a los niños y niñas de la base sus historias de superación particulares. Una manera de humanizar el éxito y de demostrar que detrás de cada logro hay lecciones de vida y valores como la dedicación, el sacrificio, el esfuerzo o la honestidad.

 

Thompkins

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Trey Thompkins con los niños y niñas de la base | Patricia G. Fraga


La infancia de Trey Thompkins estuvo marcada por dos facetas de las que sigue disfrutando a día de hoy: el baloncesto y la música. Sin embargo, no todo fue alegre, ya que al vivir en el Sur de Estados Unidos sufrió episodios de racismo. “Ha habido situaciones en las que mi familia y yo hemos tenido que tomar otras direcciones, pero aprendes, vives y tratas de ayudar todo lo que puedes a ser mejor persona. Siempre defiendo que todos somos iguales”. 


Thompkins también enseñó a los más pequeños otras lecciones basadas en su propia vida, como el saber sobreponerse y aprender de las adversidades, como pueden ser las lesiones. “Al acabar la temporada con el Zenit estaba lesionado y me fui al verano pensando qué iba a hacer y cómo lo iba a afrontar. Lo único que se me vino a la cabeza fue estar tranquilo y tomarme mi tiempo para sanar. Tienes que tomarte el tiempo que necesites, en esos momentos aprendes quién eres”. El alero estadounidense dejó una última enseñanza: “Lo único que ha sido constante en todos los sitios en los que he jugado es que, si prestas atención a lo que pasa a tu alrededor en vez de ser el más ruidoso de la habitación, aprenderás mucho más".

 

Brandon Taylor

 

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Brandon Taylor con los niños y niñas de la base | Patricia G. Fraga


El otro estadounidense del equipo, Brandon Taylor, recuerda su infancia como algo clave en la persona y el jugador que es hoy. “Nada de lo que tuve fue fácil. No tenía mucho dinero ni recursos, pero tenía una buena ética de trabajo desde pequeño. Tuve que trabajar para ganarme todo lo que me ha llegado”. Taylor ha pasado por gran cantidad de equipos a lo largo de su carrera, teniendo que mudarse de ciudad junto a su familia a menudo. “Mis hijos han visto muchas culturas, quiero que sean capaces de adaptarse y comunicarse con todo tipo de personas, gente que piensa diferente, que no se parece a ellos físicamente o con la que no están de acuerdo. Quiero que entiendan que la vida no es fácil, pero que tienen que ser agradecidos y humildes con lo que tienen”. 


“No importa lo grande o alto que seas, lo que importa es la manera de pensar y cómo afrontas las cosas. Yo siempre he sabido que no era el más grande o el más alto, pero en mi cabeza siempre me sentía mejor y más hambriento que el resto”.

 

Atou Diagne

 

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Atou Diagne con los niños y niñas de la base | Patricia G. Fraga


Atou Diagne jugaba primero al fútbol en Senegal antes de empezar con el baloncesto. Tras pegar un estirón, su hermano le recomendó probar con la pelota naranja y poco tiempo después llegó a España y entró en las categorías inferiores del FC Barcelona. “Me costó más adaptarme en Barcelona que en Tenerife, porque en Tenerife tenía amigos senegaleses, pero en Barcelona no había nadie. Estaba con compañeros nuevos y no hablaba muy bien español, era un poco difícil”. 


Tras lesionarse la rodilla, Atou llevaba un año sin jugar hasta que recibió el interés del Básquet Coruña. “Llegué aquí y me ayudaron mucho a recuperarme, a ser otra vez jugador de baloncesto, siempre estaré agradecido al club. Llegué aquí con sobrepeso y con una rodilla que aún no sabía si iba a jugar otra vez a baloncesto. Fue un proceso muy duro, pero ha hecho que vuelva a jugar a baloncesto y a sentirme otra vez jugador”.

 

Olle Lundqvist


Olle Lundqvist decidió enfocar su discurso a la mentalidad del jugador a la hora de afrontar las lesiones: “Estuve lesionado muchas veces mucho tiempo y es difícil, especialmente fuera de casa. Como persona tienes que adaptarte, mejorar y sobrevivir a estas situaciones cuando no puedes jugar y no estás en tu país. El proceso va a ser lento, muchas veces quieres jugar más temprano, pero el cuerpo tiene su proceso y tú necesitas estar tranquilo, trabajar y al final tú mismo sabes cuando puedes jugar”, afirma el alero sueco.

 

Importancia


Los cuatro jugadores implicados en esta iniciativa del club incidieron en la importancia que este tipo de acciones pueden llegar a tener para los niños a todos los niveles, creando un sentimiento de pertenencia en el club y haciéndoles admirar aún más a sus ídolos tras conocerlos de cerca y en primera persona.


“Ser padre hace mucho más fácil estar con estos niños, es más fácil disfrutarlo porque me siento identificado. Como padre, siempre intento enseñar y pasarlo bien, sobre todo con los niños”, explica el estadounidense Brandon Taylor.


“Para mí es especial, tengo hijos y entiendo lo importante que es para los niños saber que tienen apoyo y darles algo por lo que soñar e ilusionarse. Si puedo echar una mano, siempre intento hacerlo”, afirma por su parte Trey Thompkins.

 

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Trey Thompkins con los niños y niñas de la base | Patricia G. Fraga


Es muy importante hacerle saber a la cantera que el club somos todos, no solo los primeros equipos. Venimos para demostrarles que estamos con ellos, para inspirarles y tratar de ser modelos para ellos. Los mejores clubes se crean desde las raíces, tienes que tener una buena cantera y mantenerla en el largo plazo”, añade Olle Lundqvist.


“Me gusta mucho venir aquí y estar con los niños porque nos toman como ejemplos y quieren llegar a donde estamos nosotros o más arriba. Hay que transmitirles lo que nos ha llevado a llegar hasta aquí y pasarles los valores que tenemos dentro y fuera de la pista” sentencia Atou Diagne.


Unas jornadas que seguramente se quedarán grabadas en las mentes de los niños y niñas del club, que han recibido consejos de vida y de baloncesto de profesionales de primer nivel con cientos de historias que contar. Un ejemplo de cercanía en el que los cuatro se implicaron al máximo para hacer felices a los más pequeños de la base naranja. Cuando los vieron entrar por el pasillo, sus caras cambiaban por completo al ver a sus ídolos entrar a ver un entrenamiento suyo. 

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