‘A liga das cidades’, el sobrenombre que posee el programa ‘En Xogo’ de la Televisión de Galicia, bien se podría modificar para el choque que mañana protagonizarán el Pontellas y el Paiosaco en San Campio (17.30 horas). ‘A liga das parroquias’ sería más adecuado en un duelo que medirá a dos de los clubes de Tercera que junto al Somozas representan a localidades con menor población.
De hecho, a duras penas juntan 2.000 habitantes entre los dos pueblos. Santiago de Pontellas (1.346 habitantes en el censo de 2014) es una parroquia que se localiza en el Concello de Porriño, mientras que Paiosaco (722 censados en 2017) es un lugar de la parroquia de Lestón en el Concello de A Laracha. Dos pequeños reductos de fútbol que guardan muchas similitudes.
Una de las semejanzas se refleja en el camino trazado. Juan Riveiro, entrenador del Paiosaco, y José Curiel, técnico del Pontellas, afrontan su quinta temporada en sus respectivos clubes después una escalada año tras año.
“Es un pequeño milagro deportivo. Hace cuatro años trazamos un plan de acogida de un perfil de jugador joven que conocíamos, entendiendo que esos jugadores podían dar un rendimiento que aún no habían demostrado. Los jugadores caros no podían venir aquí”, explica Curiel, que ascendió con el Pontellas de Primera a Tercera.
Por su parte, Juan Riveiro hace referencia al “grupo humano” y a la gran comunión con la afición, que durante estos últimos años “fue volviendo al campo”, como factores de la ascensión del Paiosaco.
Multitud de anécdotas
El día a día del Paiosaco y el Pontellas está plagado de pequeños detalles relacionados con los habitantes de sus localidades que hacen a estos clubes únicos en Tercera División.
“Esos detalles se ven en la gente que trabaja en la cantina, en que los viernes viene un batallón de jubilados a limpiar los vestuarios o en que nos regalan unos asientos para la grada y todo el mundo se pone a atornillar. Este tipo de cosas te hacen ver lo entregada que está la gente. Estos detalles son maravillosos. Es el fútbol real”, comenta Curiel.
En Paiosaco también saben de peculiaridades. Quizá la que se lleva la palma es la churrascada. Una religión en A Porta Santa. “Cuando se ha hecho un buen partido aquí se celebraron cenas de pinchos y churrasco pagadas por los aficionados. Y el primer viernes de cada mes, el día que se cobra, es obligatorio asistir a la churrascada que paga la directiva. Faltar a eso es como faltar a comer a tu casa”, reconoce Riveiro, que recuerda otro detalle significativo: “Aquí hay que tirar en la segunda parte hacia la portería de la cantina porque se llena, es donde está la fiesta”.
Otro aspecto que hace especial al Paiosaco es su afición. Una localidad de apenas 700 habitantes que es capaz de llenar A Porta Santa y poblar los campos de toda Galicia.
“El año pasado en más del 50% de salidas la afición del Paiosaco era más numerosa que la local. Nuestro bus siempre va lleno. Los aficionados van con el equipo y a veces hemos llevado dos buses además de los aficionados que van en coche”, explica Riveiro, que pone añade que “la semana pasada perdimos 0-4 y la afición despidió al equipo con aplausos y gritos de ‘vamos verdes’. Lo único que no perdonan es que el equipo no corra”.
A la sombra del vecino
El Pontellas siempre ha estado a la sombra de Porriño y Atios, los clubes poderosos del concello vigués, y el Paiosaco ha vivido desde su fundación por debajo del Laracha. Ahora las tornas han cambiado.
“Se vive con orgullo el hecho de ser capaces de adelantarlos aunque le deseo lo mejor a Porriño y Atios”, apunta Curiel.
Por su parte, Riveiro resume así el sentir de los habitantes de Paiosaco. “En el pueblo siempre dicen ‘nosotros tenemos la feria –Laracha no tiene– y al equipo en Tercera. ¿Qué más se puede pedir?’”.
