Con 35 años es el entrenador más joven de la Segunda División, un hito al que está acostumbrado tras haberlo repetido en varias competiciones. Fue una de las perlas de La Masía, pero su analítica forma de ver el fútbol y su deseo de encontrar respuestas a multitud de preguntas sobre el juego, inclinaron su vida de forma precoz hacia los banquillos. Se retiró a los 19 años y a partir de ahí comenzó un viaje incierto que le llevó por Portugal, Suiza, Italia, Grecia y Rusia hasta volver a España para convertirse en la gran apuesta del Granada, un recién descendido en busca de su vuelta a Primera División. Es la historia de Guillermo Abascal Pérez (Sevilla, 1989).
El técnico nazarí jugaba de delantero y su talento le permitió fichar por el Barcelona, donde coincidió con Jordi Alba, Giovani de Dos Santos, Iago Falqué, Bojan Krkić y compañía. Su paso por La Masía sólo duró dos años, pero fue el tiempo suficientemente para ser un punto de inflexión. “Barcelona marcó una etapa personal importante en mi vida, pero sobre todo futbolistícamente”, argumentó en The Coaches Voices. Abascal regresó a jugar a Sevilla, aunque la motivación era diferente: “No paraba de hacerme preguntas sobre el juego y la razón de tener que hacer una determinada cosa y no otra”.
De este modo, colgó las botas con 19 años y, tras un tiempo de reflexión, comenzó a estudiar INEF y puso rumbo a Faro (Portugal) en un Erasmus que supuso otro punto clave en su vida. En la ciudad lusa ejerció de entrenador por primera vez dirigiendo a un grupo de estudiantes españoles en una competición universitaria. De vuelta en casa y ya con el carné de entrenador en la mano, entró en el Sevilla, donde pasó cinco años alternando todo tipo de departamentos: cantera, metodología y análisis... Hasta que le surgió la oportunidad de visitar el Chiasso, de la segunda división suiza. Un viaje de unos días se convirtió en indefinido, ya que el club helvético le contrató a las primeras de cambio. Su carrera como técnico había comenzado.
Su siguiente paso, tras sólo cinco días en el paro, fue el Lugano de la Superliga suiza. En ese momento, con 29 años, era el entrenador más joven de las 30 ligas con mejor coeficiente UEFA. Y de Suiza dio el salto al centro de Italia para dirigir al equipo Primavera del Ascoli. Una destitución aceleró los acontecimientos y el club italiano apostó por Guille Abascal para su primer equipo. “Me llamaba mucho la atención poder ir a Italia a aprender de ellos. También desaprender un poco para confrontarme con ellos desde otro punto de vista”, explicó Abascal, que cambió de nuevo de país para entrenar al Volos griego de Segunda en la segunda mitad del 2021.
El sevillano regresó posteriormente a Suiza para formar parte del cuerpo técnico del Basilea, aunque el despido de Patrick Rahmen le puso de nuevo en la primera plana e incluso pudo dirigir al equipo en un partido de la Conference League contra el Olympique de Marsella. Su último destino en el extranjero fue Rusia. El Spartak de Moscú le dio las riendas del equipo, al que dirigió en 74 partidos oficiales, antes de firmar por el Granada en el pasado mes de julio.
A pesar de su juventud, Guille Abascal ya ha vivido contextos de presión en el fútbol profesional y en Granada debe volver a lidiar con la exigencia de un recién descendido con el único objetivo de regresar a la élite. Después de dos derrotas en el Nuevo Los Cármenes y una única victoria ante el Racing de Ferrol, el técnico andaluz no esconde la “responsabilidad de dar un paso adelante” y emprender el vuelo en la categoría de plata.
“El equipo está responsabilizado con lo que somos y representamos. Los jugadores han trabajado y dado todo lo que tienen en cada partido, pero tenemos la responsabilidad de dar ese paso adelante y recuperar esa alegría en casa. La presión va a existir, todos quieren ganar y trabajan para ello”, comentó Guille Abascal en la rueda de prensa previa al partido ante el Dépor.
El preparador nazarí recalcó que “hay que ser conscientes de por qué se han producido las derrotas y cómo corregirlo”. “Siendo autocríticos y sabiendo porque han sucedido esos eventos para perder en casa, hay que prestarles más atención, trabajar y demostrar que hay una mejoría”, añadió Abascal, quien también analizó los problemas que sufre su equipo en las acciones a balón parado. “Venimos de tres encuentros con un penalti, una falta, un córner… Ya dije que son cosas de las que teníamos que ocuparnos y lo hemos hecho. Se trabaja, se habla, se gestiona y se corrige”, valoró el técnico nazarí, que hoy cruza su viaje con el Deportivo.
El entrenador del Granada, Guille Abascal, afirmó que ante el Deportivo espera “un partido diferente a los anteriores” de esta temporada, al argumentar que el equipo coruñés “necesita el balón para explotar sus cualidades”.
El preparador del Granada calificó al Dépor como “un recién ascendido que tiene continuidad” porque “el último curso hizo las cosas bien y eso ayuda a la confianza del equipo y a los mecanismos del entrenador”.
“El Dépor necesita el balón para explotar sus cualidades”
“Viene de ganar y vendrá con moral positiva. En Segunda es difícil saber si un equipo es recién ascendido o recién descendido. No hay vitola, hay igualdad y equipos muy parejos”, sentenció.
Guille Abascal advirtió de que el Deportivo “es un equipo que desde atrás ha generado mucha incertidumbre a las defensas”, por lo que deberán de “estar más centrados en que el rival no haga su partido con balón y en dominar los momentos” en que los suyos no lo tengan, y añadió que éstos “serán diferentes a los de otros partidos”.