Mes de mayo. Estadio Municipal de Riazor. Último partido de la temporada. El Deportivo se despide de la liga regular con el objetivo de la temporada ya más que conseguido. Enfrente, un rival con muchísimo en juego. ¿Les suena? Podría ser el Dépor-Elche de hoy, pero la descripción corresponde al Dépor-Real Unión de Irún del 31 de mayo del 2024, con el que se cerraba el Grupo 1 de Primera Federación.
Aquel día, el cuadro deportivista se despedía de la liga -antes de la eliminatoria de campeones- todavía con la resaca de las celebraciones por el ascenso vigente. Con un once en el que destacaba la presencia de muchos de los menos habituales y en el que era difícil distinguir quién tocaba el balón por el uniforme estilismo capilar de todos, el Deportivo se dio un festín a costa de un Real Unión de Irún que acudía a tierras coruñesas con gran incertidumbre por su permanencia.
El cuadro vasco llegaba tan solo dos puntos por encima del descenso. Necesitaba puntuar para no depender de los resultados de otros campos. Sin embargo, el Dépor pronto cogió ventaja con un gol de Alcaina -que se lesionó- y acabó venciendo 3-1 con dianas de Salva Sevilla y David Mella. El equipo irundarra agonizaba, impotente en el campo y pendiente de los móviles para saber qué sucedía con su futuro.
Victoria del Fuenlabrada, que superaba al Real Unión. Victoria del Sestao River, que también ascendía puestos. Todo quedaba en manos del Sabadell, que por fortuna para el Real Unión, era incapaz de pasar del empate (3-3) en Lugo y caía al único puesto de descenso todavía abierto.
El Unión se salvaba in extremis, pero no gracias a un Deportivo que no le concedió apenas ni agua, a pesar de que el ya campeón no tenía nada en juego.
Hoy, el posible campeón es el Elche. Pero el equipo ilicitano no mira hacia lo que hará el Levante en casa ante el Eibar para comprobar si le supera, sino que únicamente se centrará en su duelo ante el Dépor. Ya si la cosa no va bien, será momento de mirar hacia Oviedo o Cartagena, donde el Mirandés parte con opciones de ascenso, al igual que el cuadro carbayón.
El conjunto entrenado por Eder Sarabia depende de sí mismo. Pero el precedente del Real Unión de Irún es un aviso. Hace un año el Dépor era el favorito en el encuentro y el cuadro vasco llegaba como la ‘cenicienta’, una situación contrapuesta a la que se vivirá hoy.
Más allá del honor colectivo e individual, el Deportivo tiene en juego una necesidad: mejorar su imagen en casa y cerrar una participación pobre en Riazor con las mejores sensaciones posibles.
El equipo deportivista acumula tres derrotas consecutivas, una pobre dinámica que no se había dado durante todo el curso. Sí ahora en este momento de distensión en el que el objetivo es evitar igualar la marca del 2017, último año en el que el Dépor encadenó cuatro partidos seguidos sin puntuar.
A esta circunstancia se le une el hecho de maquillar los números en Riazor. El Deportivo es un equipo salvado con notable solvencia al que solo los malos resultados tras la permanencia matemática están hundiendo en la tabla. Sin embargo, este hecho circunstancial no es su borrón. Su gran lunar corresponde a los partidos al calor de su afición.
Contando solo los partidos como local, el Dépor sería decimonoveno. Ha cosechado únicamente 26 puntos en 20 encuentros. Solo Eldense (25), Racing de Ferrol (16) y Cartagena (15) tienen peores registros. Los tres están, desde hace tiempo, en Primera Federación.
De este modo, el Deportivo necesita un triunfo ante el Elche para no acabar ‘en descenso’ como locatario. Si vence, superará a Zaragoza y Tenerife (ambos tienen 28 puntos y ya han jugado todo en casa). Sería finalizar decimoséptimo en esta particular clasificación. Un balance pobre, pero mejor que el actual y que maquillaría una temporada en Riazor en la que el equipo no ha estado a la altura de su nivel real.