Santiago Cañizares ha vuelto a poner a Riazor en el centro de uno de los episodios más tensos de su carrera. En una entrevista concedida a El Mundo, el exportero del Valencia —y antes del Celta y Real Madrid— repasó su trayectoria y no evitó uno de los escenarios que más huella le dejaron. Lo hizo con sinceridad, reconociendo el dolor físico y simbólico que le dejaron algunas de sus visitas a A Coruña en los años de máxima rivalidad entre Dépor y Valencia.

“La primera vez que lo vi en un campo fue en Riazor. Le tiraron una pila”, le recordó el entrevistador, el periodista gallego David Lema. “No creas que no me hizo daño. En Riazor lo he pasado mal. Y me da pena, porque si hablo de Riazor, hablo del deportivismo. Y el deportivismo no son los cuatro tarados que tiran cosas”, respondió Cañizares.

Aquel ambiente de máxima tensión entre ambos clubes se fraguó el 14 de mayo de 1994, cuando el Deportivo dejó escapar su primera Liga con el penalti fallado por Djukic. En la portería estaba González, guardameta del Valencia, que celebró con efusividad el error del serbio, algo que encendió a la hinchada blanquiazul. Desde entonces, cada enfrentamiento entre coruñeses y valencianos se jugó con los dientes apretados, dentro y fuera del campo.

La rivalidad se trasladó rápidamente a las gradas. Billetes volando en Riazor con gritos de “¡peseteros!” en 1995. Insultos y lanzamiento de objetos en Manises. La final de Copa del 1995, con revancha deportivista incluida. Peleas entre jugadores tras partidos ásperos. Y por supuesto, episodios como los que Cañizares rememora ahora: “Un día me tiraron un asiento. Me han caído insultos xenófobos. Y desde que me teñí el pelo, ni te cuento”, confesó.

Uno de los momentos más recordados por el meta tuvo lugar en agosto de 2002, en la ida de la Supercopa. El Dépor goleó 3-0 al Valencia y, al terminar el encuentro, Cañizares protagonizó una escena que quedó grabada en la memoria de Riazor: un objeto lanzado desde la grada provocó que el portero se tirase al suelo, necesitando incluso la ayuda de seguridad para abandonar el campo. Días después, el portero no dudó en cargar contra todo lo que rodeaba al Deportivo, desde la prensa hasta los jugadores.

Años más tarde, en 2022, el exguardameta ya había confesado que Riazor era el estadio donde más miedo había sentido. Ahora, en esta nueva entrevista, matiza: “En eso hemos avanzado. Antes se lanzaban insultos racistas y era una fiesta. Ahora ya no sale gratis”.