En el norte de Inglaterra, a orillas del río Wear, una ciudad obrera se prepara para soñar otra vez con escalar a la máxima categoría del fútbol inglés. El histórico Sunderland comienza este viernes el último paso en su pelea por el ascenso con los playoffs a la Premier League.
Mientras tanto, a más de mil kilómetros, en A Coruña, no son pocos los que seguirán estos partidos con una simpatía casi fraternal. Porque los “Black Cats” no solo son un histórico del fútbol inglés, son también, en muchos sentidos, el Dépor británico.
Dos ciudades que respiran y viven el fútbol, estadios que siguen rugiendo pese a los años más oscuros, aficiones que nunca dejaron de creer, y que están consiguiendo llevar de vuelta a sus equipos al lugar del que nunca debieron salir.
Sunderland y Deportivo de La Coruña no comparten colores, comparten algo mucho más profundo. Comparten heridas, caídas casi paralelas, decepciones que calaron hondo y un amor incondicional que salvó a estos dos históricos de un trágico punto y final. Lo vimos —y lo sentimos— con el documental de Netflix “Sunderland 'Til I Die”, que conmovió a miles de aficionados al fútbol, y en donde los deportivistas se vieron completamente representados en la piel de los mackems, como se conoce a los seguidores del club inglés.
Estrenado en 2018, narraba sin filtros la dolorosa caída del club desde la Premier League hasta la League One, la tercera división inglesa. La crudeza de los despachos, las decisiones deportivas fallidas, el peso de la presión social, y la fidelidad ciega de su hinchada pese a la adversidad, un reflejo a la historia del Deportivo y los deportivistas que, por entonces, solo habían dado un primer paso en su descenso a los infiernos.
El Sunderland documentó esta debacle del club donde se ven las realidades que se pueden llegar a vivir en los clubes de fútbol. Directivas que pasan, dueños que no sabrían ni situar la ciudad en un mapa, futbolistas que llegan como salvadores y no terminan de funcionar... Pero lo que mejor plasma esta serie documental es, sin duda, el orgullo y el carácter de una afición que siempre estuvo al lado de su equipo. Quién sabe si en algún momento un “Dépor 'Til I Die” estuvo sobre la mesa, qué conversaciones, fichajes frustrados o despidos sorpresa podríamos haber visto a través de la pantalla, tal vez hubiese servido para entender algunas decisiones que generaron malestar y ruido en el entorno deportivista.
Mientras el Deportivo parece haber estabilizado su rumbo con la permanencia en Segunda División ya asegurada, el Sunderland quiere ir un paso más allá. Hace dos temporadas ya rozó el ascenso, y este año quiere romper la puerta de entrada a la Premier. Para un club con seis ligas inglesas, dos FA Cups y más de 145 años de historia, cada temporada en el barro es una losa. Pero también es combustible.
Los mackems han vuelto a llenar su estadio incluso en los peores días, marcando cifras récord de la tercera división inglesa, tal y como hizo el Dépor en Primera Federación en Riazor, porque cuando hay identidad y pertenencia, los resultados deportivos no borran la grandeza.
Hoy, el Sunderland representa lo que podría ser el Dépor del futuro. Un equipo que ha sufrido, ha tocado fondo, ha aprendido —a veces a la fuerza— y ahora lucha por volver con todo. Un grupo de jugadores jóvenes con una gran proyección, liderados por Jobe Bellingham, hermano pequeño del jugador del Real Madrid, Jude Bellingham, y por el extremo zaragozano Eliezer Mayenda, nacido en 2005 y que esta temporada se ha eregido como uno de los jugadores más desequilibrantes de la Championship.
Para lograr este ansiado ascenso los 'Black Cats' deberán vencer al Coventry City, equipo entrenado por Frank Lampard, en las semifinales del play off. Este viernes se jugará la ida en el Coventry Building Society Arena, y la vuelta el próximo martes en el Stadium of Light. Una vez pasada la eliminatoria la gloria espera en Wembley, escenario en donde se enfrentarán ante el ganador de la eliminatoria entre Sheffield United y Bristol City el día 24 de mayo.