CAMPEONES 25 | Songo’o: un indiscutible bajo palos con pantalones largos que quiso ser goleador
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CAMPEONES 25 | Songo’o: un indiscutible bajo palos con pantalones largos que quiso ser goleador

El camerunés fue campeón de Liga en su cuarta temporada en el Dépor, la última en la que fue dueño de la portería
CAMPEONES 25 | Songo’o: un indiscutible bajo palos con pantalones largos que quiso ser goleador
Songo’o protesta a Pérez Lasa en el estadio de Los Pajaritos después de que le anulasen su gol ante el Numancia / ARCHIVO DXT

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Le expulsaron dos veces y marcó un gol que le anularon de manera injusta. Quizás sea injusto que aquella acción postrera en Los Pajaritos sea el episodio que más se recuerda del paso de Jacques Songo’o (Sakbayanne, Camerún, 1964) por el Deportivo. Cinco campañas estuvo en Riazor antes de regresar ya en el epílogo de su carrera para cumplir unos meses más y cerrar su etapa como futbolista en el club para el que más partidos ha jugado. Songo’o llegó desde el Metz galo en el verano de 1996 en el que el Deportivo aprovechó la entrada en vigor de la Ley Bosman para reclutar talento en caladeros a los que no solía acudir. Aterrizó con sordina, justo tras la salida de Paco Liaño y a la sombra del checo Petr Kouba, que semejaba que iba a ser el titular, pero al que siempre ganó el pulso para ponerse bajo palos. Songo’o no era un piernas. Aquel año de 1996 fue nombrado como mejor portero de África y siempre le gustó más a los técnicos del Deportivo que su competencia. Pero sobre todo era el portero de la gente. Quizás había un hilo conductor que le uní a su compatriota Tommy N’Kono, del que había sido suplente en el Mundial de Italia, en 1990. Ocho años antes, N’Kono, con sus pantalones largos, y Camerún se habían mostrado al mundo en Riazor. Songo’o ganó la Liga sin mostrar las piernas y fue cuatro veces mundialista. En Francia 1998 ejerció como titular ya en su etapa como deportivista.


Le caía bien a todo el mundo, siempre con una sonrisa y un innegable parecido al cómico Eddy Murphy, alejado del divismo, locuaz, cariñoso y amable con todo el mundo. En su primera temporada con el Deportivo ganó el trofeo Zamora y dejó credenciales de guardameta sólido, felino bajo palos, hábil en el uno contra uno, por buscarle algún pero algo dubitativo en los balones cruzados al área. Supo ocultar sus defectos y potenciar sus virtudes, cometió poquísimos errores en el Deportivo y especialmente en aquella campaña 1999-2000, la última que jugó como titular porque pocas semanas después de ganar la Liga el Deportivo fichó a Molina y Songo’o, con 36 años, se fue al banquillo. En el verano de 2001 volvió a Metz, pero su corazón se quedó en A Coruña. Regresó al club en 2004 para ejercer como tercer portero y en la ciudad enfocó una vida tras la retirada que, con todo, le ha llevado siempre de vuelta a África, donde abrió varias escuelas de futbolistas y trabajó como técnico auxiliar en la selección de Camerún

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