La amplitud de plantilla del Deportivo se entendía cuando se consideraba que Jaime Sánchez (Madrid, 1973), un campeón de Europa procedente del Real Madrid era un futbolista de rotación para Irureta. Fue el vasco quien pidió su contratación para completar opciones en la medular porque se trataba de un futbolista polivalente, dotado para jugar por delante de la defensa, pero también para hacerlo con más recorrido, un batallador al que no se le acabó de reconocer que tenía mejor pie del que parecía, quizás por ese perfil industrioso que tenía.
Sólo tuvo vuelo en el Deportivo en su primera temporada en A Coruña, en la que compitió por u puesto con futbolistas del nivel de Mauro, Flavio o Jokanovic y tuvo presencia e importancia en duelos como el 1-3 del Calderón contra el Atlético, donde cuajó un partido fantástico o en el 5-2 contra el Real Madrid en Riazor, donde no dejó de ganar batallas en la medular. Fue uno de los jugadores que salió del banquillo en los dos últimos partidos del campeonato, ante Racing y Espanyol. Irureta valoraba su pujanza para engancharse a partidos en marcha.
Pero tras una buena campaña el equipo remodeló su elenco de mediocentros. Llegaron y Emerson, Duscher y César Sampaio, al año siguiente lo hicieron Sergio y Toro Acuña y Jaime se convirtió en uno de esos eterno cedidos que tenía el club, con pasos por Santander, Tenerife y Hannover.
Se afincó en la ciudad y ejerció varios años como entrenador en la base deportivista hasta el verano de 2020.