El Zaragoza-Deportivo del pasado domingo tuvo que detenerse por unos instantes debido a que un aficionado sufrió una indisposición en la grada de La Romareda. Afortunadamente todo se quedó en un susto, pero seguro que lo que muchos seguidores blanquiazules pensaron fue, una vez más, que “al Dépor siempre le pasa algo”. Y aunque no fue así en el caso del duelo con el conjunto maño, el club herculino se las ha arreglado para ser protagonista involuntario de uno de los ascensos directos a Primera y estar a punto de ser también partícipe del segundo.
Porque mientras en Valencia celebran el regreso del Levante a la máxima categoría, en A Coruña nadie puede evitar pensar en uno de los traspasos más llamativos del pasado verano ya no solo para el Dépor, sino en toda la categoría de plata. En la recta final de mercado, la entidad herculina llegaba a un acuerdo con el club granota para hacerse con los servicios de Mohamed Bouldini hasta 2028.
La operación, de la que nunca llegaron a facilitarse cifras oficiales, pero que rondó los 300.000 euros, se enmarcó en los graves problemas económicos del Levante, que todavía estaba pendiente de inscribir a varios fichajes para esta campaña y al que le urgía reducir masa salarial para cumplir las normas del Límite de Gasto en Plantilla Deportiva. De hecho, algunos futbolistas granotas como Pablo Martínez o Rober Ibáñez se perdieron las primeras jornadas al no disponer de licencia y otros como el coruñés Diego Pampín o Vicente Iborra, una de las incorporaciones estelares, solo pudieron ser inscritos una vez se confirmó la salida de Bouldini, que sí fue titular en el estreno liguero ante el Sporting en El Molinón.
Y es que los problemas financieros en el Ciutat de Valencia eran por todos conocidos, en una carrera que no se ha detenido a lo largo de la temporada. Ha tenido que desprenderse también del prometedor lateral Andrés García, que en enero puso rumbo al Aston Villa por siete millones de euros, y vender a Kochorashvili por algo más de cinco millones al Sporting de Portugal, aunque en el caso del georgiano ha podido quedarse cedido hasta completar el curso.
Por lo tanto, esa venta de Bouldini no solo fue una solución inmediata a los problemas para inscribir nuevos refuerzos, sino que lo que se intuye por diferentes informaciones de agosto que llegaban desde Orriols es que sin la salida del delantero marroquí, hubiera sido complicado que Julián Calero pudiera haber mantenido piezas que han terminado resultando clave en el ascenso como Pablo Martínez, Oriol Rey o Carlos Álvarez, precisamente el autor del tanto decisivo ante el Burgos en El Plantío.
Puede decirse así que uno de los ascensos directos de la Liga Hypermotion esta campaña empezó con el Deportivo… y el otro puede terminar en Riazor. Ahora mismo el mejor colocado para acompañar al Levante en su camino a la gloria es el Elche. El conjunto franjiverde cumplió venciendo en casa al Málaga y tuvo el premio esperado tras el empate del Mirandés ante el Almería, lo que le permite depender de sí mismo en el duelo decisivo frente al Deportivo.
Será el partido de cierre de campaña para el equipo blanquiazul ante su gente tras un final de Liga que está dejando regusto amargo a lo que debería ser un notable curso en el regreso al fútbol profesional. Pero desde que se certificó la permanencia matemática, todos los rivales que necesitaban puntos de su duelo con el cuadro deportivista no han tenido problema en conseguirlos. Habrá que ver qué papel juegan los nervios en el grupo que dirige Eder Sarabia, al que la presión le pasó factura en el momento decisivo después de comandar la clasificación durante gran parte de la segunda vuelta. Dos derrotas consecutivas pusieron en jaque el posible ascenso, pero vuelven a controlar su destino y con un triunfo en A Coruña serán de Primera.
Es probable, de esta forma, que Riazor vuelva a vivir otra fiesta ajena sobre el césped. La más reciente y dolorosa fue la del ascenso del Albacete en un playoff en el que, sobre el papel, el estadio herculino no era localía para el Deportivo. Solo en teoría. La otra fue en 2018 en otra tarde de infausto recuerdo para la afición deportivista. El último descenso a Segunda División se confirmó con una derrota por 2-4 que le servía al Barcelona de Ernesto Valverde para ganar la Liga.
Caprichoso como es el fútbol, curiosamente el Dépor puede ser colaborador necesario de un ascenso del Elche a Primera por segunda vez en el último lustro. Este domingo lo será como rival directo en un partido sin nada en juego. Y en eso sí que se parece a la situación vivida en 2020 también en Riazor, aunque en ese caso el partido era contra el Fuenlabrada.
Fue el día del desenlace del bochornoso ‘caso Fuenlabrada’ que tuvo en vilo durante un mes a todo el fútbol nacional después de que el partido ante el club madrileño tuviera que suspenderse por un brote de coronavirus. El equipo azulón peleaba entonces por el mismo objetivo que los alicantinos, que tuvieron que esperar a la resolución de ese duelo para saber si jugarían o no el playoff de ascenso.
Dos goles de Claudio Beauvue dejaron al Fuenla sin esa ansiada promoción y le dieron al Elche la posibilidad de colarse como tapado en sexta posición. Eliminó primero al Zaragoza y en la segunda semifinal a un favorito Girona gracias a un tanto de Pere Milla en Montilivi que llevó la gloria al cuadro franjiverde. El efecto mariposa ha querido que, desde entonces, el Elche haya tenido tiempo de regresar a la categoría de plata y estar de nuevo al las puertas de volver a lo más alto. Mientras, el conjunto del Fernando Torres certificó hace unos días un nuevo descenso a Segunda Federación.