Un club que quiere ser de cantera, que está invirtiendo en la cantera y que empieza a ver cómo varios de sus canteranos son referentes en el primer equipo. El Deportivo ha decidido ligar su nombre a la apuesta por la base. Abegondo es uno de los pilares sobre los que construir el presente y el futuro de una entidad que sabe que no puede volver a destacar en el concierto nacional —y quién sabe si europeo— siguiendo la misma estrategia que le llevó a hacerlo hace tres décadas.
Los tiempos cambian y lo que antes eran oportunidades que solo los más visionarios lograban detectar, hoy son estrategias al alcance de la mano de cualquiera. Por eso construir desde abajo, invertir ahora para multiplicar los réditos en el futuro, pasa a ser el único modelo válido y sostenible en el tiempo.
Al menos así lo ve el Dépor. La entidad lo tiene muy claro y de un tiempo a esta parte ha apostado por afianzar la pasarela que une los últimos escalones de su fábrica con el primer equipo. En el último lustro, coincidiendo con la caída a los infiernos de Segunda B, más de 15 futbolistas del Fabril o el Juvenil han tenido la oportunidad de ascender al escenario principal.
Lo han hecho tanto de manera literal, con dorsal del primer equipo, como simbólica, con una ficha que nunca llegó pero que poco importó, teniendo en cuenta las oportunidades otorgadas para participar y afianzarse en la cúspide de la pirámide.
La apuesta tiene sentido no solo como estrategia futura, sino teniendo en cuenta que el trabajo en la base ya está dando sus frutos en términos de cantidad y calidad. Aunque el resultado no puede ser el único baremo, a nadie se le escapa que en los últimos cinco años, el Deportivo ha dado el ‘sorpasso’ al Celta en cuanto a títulos en las categorías base (19 contra 13). Además, dicha diferencia se radicaliza en los últimos escalones del edificio, los más próximos al rendimiento, pese a que el dominio siga siendo celeste si adquirimos una perspectiva echando la mirada dos décadas atrás.
Sin embargo, la evidente ampliación del ancho de la puerta para acceder al vestuario definitivo no ha tenido continuidad a la hora de quedarse con una llave de la taquilla de manera definitiva. Porque en todo este tiempo, tan solo cuatro futbolistas llegados desde las categorías inferiores se han consolidado en la plantilla: Diego Villares, Yeremay Hernández, Dani Barcia y David Mella.
Uno de ellos, Diego Villares, lo ha logrado por capacidad de adaptación, pura insistencia y aptitudes no tan vistosas pero igual de útiles. Mientras, los otros tres son talentos generacionales. Elegidos entre los elegidos. Una condición que demuestra su trayectoria en la base del Deportivo y sus convocatorias en diversos escalones con la selección española. Eran chicos casi destinados a llegar.
Pero las esperanzas y expectativas no siempre se transforman en realidad. Porque más allá de todos los que siempre se quedan por el camino, también ha habido otros muy destacados, que han llamado la atención de los técnicos de la federación nacional y que, por unas cosas o por otras, no se han consolidado en el primer equipo. Son los casos de Noel López y Álvaro Pérez ‘Trilli’, futbolistas que prefirieron emigrar ante las propuestas de transatlánticos como Real Madrid y Barcelona antes que agarrar la oportunidad que se les ofrecía en casa. Algo similar hizo Guille Bueno, que prefirió irse a Dortmund antes incluso de debutar con el primer equipo.
Mientras, otro gran talento como Mujaid Sadick ficho por el KRC Genk de primera belga y dejó un dinero que en aquel momento era fundamental para el club, que además no podía ofrecerlo un contexto deportivo propicio para potenciar su proyección.
Por su parte, Rubén López entendió que un año en La Masía con regreso obligado era positivo para su formación, al igual que Diego Gómez, Iano Simao o Martín Ochoa. El ourensano regresó el pasado enero y permitió que el club no cerrase la temporada sin futbolistas ascendidos.
Ahora, el propio Diego aspira a confirmarse como el quinto canterano del primer equipo después de seis meses en los que ha podido construir su adaptación a la máxima exigencia. Pero tras el de Amoeiro, puede que no llegue nadie más de momento. Y no por falta de talento, sino por atasco.
El Deportivo afronta estas semanas de planificación con 27 fichas de la primera plantilla ya comprometidas, a las que se les tienen que unir por obligación contratual las de Rubén López, Martín Ochoa y Kevin Sánchez, que elevan el número a 30. Los dos primeros ya participaron en el ascenso a Segunda de la temporada 2023-24, aunque sin disponer de licencia del primer equipo. A ellos se les une un Kevin que apenas ha tenido presencia con la plantilla principal de la entidad. Debutó en liga esa misma temporada en Primera Federación y este curso, con la salvación ya en el bolsillo, ha empezado a adquirir rodaje.
El ‘ascenso’ del burgalés parece el más evidente, pero el excedente no solo en cuanto a efectivos totales en la plantilla sino concretamente en el puesto de delantero hacen compleja esta subida. De hecho, no es descartable que, una vez finalizada su etapa en el Fabril, el atacante de 1,69 metros acabe buscando acomodo en Primera Federación como paso intermedio a dar el salto a Segunda. Muchos clubes monitorizan la situación del internacional sub 19. Especialmente los gallegos y concretamente un Pontevedra que en los últimos años ya ha tratado de ‘pescar’ en Abegondo a modo de cesiones.
En un punto parecido se encuentra Martín Ochoa, que apunta a no seguir después de que su último año a préstamo en el Lugo no haya sido fructífero. Parece evidente que al ariete nacido en Logroño, que todavía no ha cumplido los 21 años, se le buscará otra salida.
Un caso similar es del Iano Simao, ascendido ‘de facto’ hace año y medio, pero con poca participación en el primer equipo en esa segunda vuelta. Su buen curso en el Arenteiro le consolida como un valor en Primera Federación, pero resulta difícil pensar que continúe en un Dépor que busca en el mercado a otro lateral izquierdo que complemente a Escudero.
Mientras, Rubén López sí apunta a tener alguna posibilidad más para continuar en el primer equipo dado el nivel mostrado no solo en el primer equipo del Deportivo —ya se iba a quedar el pasado verano—, sino también en el Barça Atlètic, pese a su descenso.
En el caso del silledense, será importante la decisión definitiva en torno al futuro de Hugo Rama. El club valora del futbolista no solo su talento y su papel dentro del vestuario, sino su condición de criado en Abegondo. Esta circunstancia le puede abrir la posibilidad de continuar para, paradójicamente, restarle posibilidades al de Silleda.
Se convierta o no Rubén en el sexto canterano del primer equipo y con el futuro de Iano Simao, Ochoa o Kevin aún en el aire, lo cierto es que la perspectiva no cambia demasiado para los jóvenes que empujan desde abajo. Porque una condición imprescinidble para generar un contexto propicio para subir a los chicos es contar con una plantilla corta. Así lo ha reconocido varias veces Fernando Soriano y así lo pidió, sin éxito, Óscar Gilsanz.
Las palabras no han ido de la mano de los hechos. Ni antes, ni apuntan a hacerlo ahora, teniendo en cuenta el elevado excedente de nóminas que maneja el club en lo referente al primer equipo.
De este modo, Adrián Guerrero apunta a ser el primero de la fila en el que será su primer año como sénior y después de estrenarse como titular en Segunda División en los dos últimos partidos de la liga recientemente finalizada. Junto a él asoman talentos como Pablo García, Manu Ferreiro o Samu Fernández. Pero para no frenarlos, hay que resolver antes el atasco.