Guillermo Pigueiras (O Vicedo, 1980) no esconde que hace casi justo una semana se sacó un gran peso de encima al conseguir la permanencia en su primera experiencia en Preferente al frente de un banquillo. La autoexigencia, el trabajo y la naturalidad avalan a este exportero con experiencia en Tercera División que entrenó y fue el coordinador de la base del Oza Juvenil durante cinco años y queel pasado verano de 2021 dio el salto del Juvenil B del Victoria al primer equipo blanquinegro. Un reto que se saldó con una participación histórica en la Copa del Rey y una salvación en Preferente. Una temporada difícil aunque gratificante que Guillermo Pigueiras califica como un “aprendizaje continuo, un máster”.
¿Qué hiciste después del partido contra el Foz tras lograr la permanencia?
Fui a saludar al entrenador del Foz (Jesús Gayol) porque somos amigos, me dio la oportunidad de debutar en Tercera y le tengo mucho aprecio. Podría estar yo en su lugar. También fui a saludar al árbitro, que le dimos bastante trabajo, y después a Ángel (jugador del Foz), mi cuñado, porque no es una situación fácil. Después me tuve que ir al vestuario yo solo a liberar todo. Fue un mes con mucha presión para mí. Era una final y quizá también un buen final para mí.
¿Qué recuerdas del partido? ¿Pudiste disfrutar o fue solo sufrimiento?
Los primeros minutos estuvimos muy bien. Los chavales tienen un gen competitivo impresionante y da gusto ver como defienden el escudo del Victoria. Pero al final de la primera nos metieron en nuestra área. En el inicio de la segunda dimos un paso al frente y empezamos a jugar con balón, pero cuando metieron dos puntas ya empezaron a meter balones al área... Sabíamos que en cualquier ocasión nos podían empatar y se podría ir al traste el trabajo del club de muchos años porque costó mucho llegar ahí. Escuchar lo que le costó al Victoria llegar a Preferente era una presión añadida para mí. Perder la categoría el primer año que estoy yo habría sido un palo muy duro. Por eso dije hace unas semanas que descender sería un fracaso. Al final conseguimos que el Victoria siga en la categoría que tiene que estar como mínimo y yo pude dormir una noche las horas oportunas.
“Perder la categoría el primer año que estoy yo habría sido un palo muy duro”
¿Llevabas mucho sin dormir bien?
Sí, porque le di muchas vueltas al partido. Al tener tantos jugadores tocados es como si fuese un ‘Big Data’. Hablamos con el fisio para saber porcentajes aproximados había para que rompieran o no, miramos qué jugador tocado nos venía mejor para este tipo de partido, si teníamos que arriesgar con alguien ya lo hacíamos de inicio para no perder dos cambios... Muchas cosas. Y con Martín, por ejemplo, que nos da un plus contra un equipo que si lo mueves dejas muchos espacios a los costados de Canario, ya lo reservamos el día de San Tirso.
¿Se cortaba la tensión en el vestuario?
Sí, ya desde la semana anterior. Mirabas a las caras y veías una implicación total. Soy un privilegiado por poder entrenar un grupo así. La derrota en casa ante el Foz (0-2) nos hizo ver donde estábamos. Veníamos de estar tranquilos en la fase regular, incluso con opciones de entrar en la fase de ascenso. Después, los tres primeros de la segunda fase fueron empate y esa derrota nos hizo a todos dar un paso adelante. En la segunda vuelta de la segunda fase rozamos defensivamente la perfección.
“Acabas desgastado pero contento porque fue un aprendizaje brutal”
¿Desgasta mucho luchar por la permanencia?
En el ámbito individual acabas desgastado pero acabas contento porque fue un aprendizaje brutal. Al principio de temporada cuesta renovar a jugadores por las ofertas que tienen de otros lados y el Victoria es un club que no paga. Vienen de dos temporadas muy buenas con el ascenso de Primera a Preferente y el año de Preferente con Diego que rozaron meterse en la fase de ascenso. Llevan en los últimos años acostumbrados a ganar algo, no a perder algo como podía ser este año. Luego iniciamos bien el curso pero luego ya llegaron las lesiones como la de Andrés de clavícula que nos hizo mucho daño. Después la Copa nos empezó a rondar por la cabeza y hubo jugadores que estaban tocados, forzamos y lo pagamos. Ya cuando vimos que no nos metimos en los cinco primeros, empezamos a preparar el equipo para la segunda fase, pero la semana antes de la fase de permanencia ya cayó Raña, en Boimorto cayeron Adri e Iago Pérez, Padín por temas laborales faltó mucho... Perdimos a nuestras referencias ofensivas. Entonces nos fuimos a partidos de resultados cortos, a no encajar y a aprovechar el balón parado y acciones aisladas. Salió bien pero pudo haber salido mal. Al final lo que te saca todo esto es un gran aprendizaje. Los chavales tienen que dar valor a lo que hicieron. Siempre das valor cuando ganas algo, pero este año faltando un mes nadie apostaba por el Victoria y demostraron que son unos fenómenos a la hora de defender el club. Estoy orgullosísimo de todos ellos.
¿Tildar de fracaso el posible descenso era por una exigencia propia o marcado por el club o el nivel de la plantilla?
Cuando hablaba de fracaso, hablaba de fracaso individual. Como responsable de un grupo, tenemos que asumir los fracasos y no buscar disculpas. Los jugadores lo estaban dando todo y si descendíamos, yo era el máximo y único responsable. No quería decir eso después de que se acabase la temporada porque sabía que descender era para mí un fracaso. El Victoria es un club de fútbol base con unas características muy particulares y está en la categoría en la que como mínimo debería estar. En base y en la modalidad femenina es un referente en Galicia y también lo debe demostrar en el masculino.
¿El techo entonces puede estar por encima de Preferente?
Sí. El techo siempre lo marca la ambición de la gente que organiza y gobierna el club. El Victoria tiene techo para más de Preferente. El club tiene los mimbres para ello. Después nos tendríamos que ir a las particularidades de Coruña a la hora de entrenar y tener campos. Eso limita. Puedes optar a un mayor número de jugadores, pero eso limita a la hora de tener otros ingresos comparado con otros clubes con ayuntamientos detrás aportando un porcentaje alto del presupuesto.
“No se tienen que adaptar los jugadores al entrenador, es al revés”
¿Cómo fue el paso del estilo de Diego García al de Guillermo Pigueiras?
Es como las recetas de los cocineros. Es la misma receta pero no sabe igual en todos los sitios. Cada entrenador tenemos que darle nuestro punto. Al principio nos aprovechamos del gran trabajo hecho por Diego en los últimos años y poco a poco fuimos evolucionando. Hay que decir que la plantilla no era la misma. Antes eran fuertes en aspectos del juego que perdimos porque varios jugadores se tuvieron que ir y nos tuvimos que ir readaptando a los jugadores. Lo más importante en un equipo son los jugadores. No se tienen que adaptar los jugadores al entrenador, es al revés. Fuimos jugando con esas bajas, con esos picos de forma y adaptándonos. Cuando nos faltaba gente, teníamos que adaptarnos a lo que nos exigían los rivales. Tocamos muchísimas estructuras, muchos posicionamientos y en el mismo partido cambiamos el planteamiento. Esa riqueza te lleva a poder competir en partidos contra equipos a los que si juegas de tú a tú, te van a pasar por encima. Nosotros teníamos que intentar explotar nuestras virtudes con jugadores muy importantes en la categoría y rodear a esos jugadores para que destacaran. Cambiamos muchísimo. Fue una readaptación continua.
En esa readaptación, ¿qué contexto era el preferido del equipo?
Por el tipo de jugadores que teníamos por dentro, teníamos que tener el balón. Por otro lado, era una plantilla sin jugadores de banda. No teníamos esas bandas a las que le das el balón al pie en un partido cerrado y se van en un uno contra uno y ponen el centro. Casi todos los desbordes tenían que ser con pase. No teníamos ese regate, quitando a Raña. Después nos hicieron mucho daño en un momento de la temporada en centros laterales. Tuvimos que irnos a tres centrales para tener un jugador más en esa zona y ser más fuertes en ese aspecto. Y arriba teníamos dos jugadores complementarios como Iago Pérez y Raña y tuvimos que buscar estructuras para meter a los dos. Hubo muchas veces que tuvieron que jugar en banda. Rinden más arriba pero nos teníamos que adaptar también a lo que proponía el rival.
¿Te costó mucho que fuera tu Victoria?
Yo vi que se asemejaba a lo que quería cuando no nos quemaba tanto el balón, éramos capaces de tener por dentro el balón y tocábamos varios palos durante los partidos. Cuando a los jugadores que les costaba asumir ese riesgo, bajaban, la pedían, levantaban la cabeza y se sentían cómodos. Cuando defendíamos mucho tiempo en campo contrario y robábamos rápido el balón... Dentro de un partido hay muchos partidos y te tienes que adaptar. Hubo momentos que conseguimos tener el balón y ser dominadores, pero a la plantilla le faltaban esos jugadores de banda sobre todo para poder atacar más rápido en una categoría en la que la transición ofensiva es muy importante. Nosotros teníamos que tener mucho balón y llegar con los laterales y eso hacía que el equipo rival ya estuviera colocado. Así es mucho más difícil sorprender. Con esos jugadores de banda haciendo una contra un poco más directa se haría más daño.
“Conocer el rival y compararlo con cómo estás tú lo veo fundamental“
¿Cuánto tiempo le dedicas a analizar el rival?
Es como si fuera hacer dos análisis DAFO, del rival y propio, y enfrentarlos. Muchas veces nosotros estamos bien y no tienes que fijarte tanto en el rival pero hay cosas importantes: el balón parado, dónde te pueden hacer daño, dónde le puedes hacer daño, qué línea es la más débil e incluso qué jugador de esa línea es el más débil... Lleva muchísimo tiempo pero es importante. Es un trabajo previo que a la hora de leer situaciones en el partido te da una pequeña ventaja. Lleva muchísimo, repito, muchísimo tiempo. Los entrenadores tenemos que tener controlado todo lo controlable. Conocer el rival y compararlo con cómo estás tú en ese momento lo veo fundamental a partir de ciertas categorías siempre que no seas muy superior al resto.
¿Cómo asimila el jugador esa información?
A partir de cierta época de la temporada ya vas conociendo a los jugadores y sabes que a unos le tienes que entrar de una manera y a otros, de otra. A unos, con pequeñas píldoras, y con otros puedes hablar de esos temas durante media hora. Yo les paso el informe y que lo vean ellos. Quitando la última semana, que entiendo que un jugador puede tener esa capacidad de concentración en una semana en la que te juegas tanto. Pero no durante todo el año. Estar media hora con eso en un entrenamiento de la semana durante todo el año... Se acaban cansando.
¿Y te fías de que vean el informe?
El campo habla. El que detecta eso es el campo. Hay muchos que te preguntan y ya te das cuenta de si lo ven. Y hay otros que no se fijan tanto en el análisis y esos son a los que más te acercas y explicas. Luego, en caso de dudas entre dos jugadores, siempre te decantas por el que muestra más interés en este aspecto.
¿Qué sacas de tu primera experiencia en Preferente como primer entrenador?
A nivel de entrenador fue un aprendizaje continuo, un máster. Al principio aprendí mucho por el hecho de llegar a jugadores que muchos ya saben de qué va esto y ya tienen esa pillería. Después, el tema de la Copa fue un paso adelante a la hora de intentar controlar las emociones. También me sirvió de mucho con los medios de comunicación. Tenía un poco de corte y esos días hablé con muchísimos. Me vino bien porque perdí ese miedo. Y después, en este tramo final de liga fue en el que más aprendí por la exigencia y porque tuvimos muchas bajas. Convencer a gente de que era posible, estudiar muchísimo al rival, tener unos planteamientos dentro del partido muy trabajados por si pasaba una cosa u otra, al cuerpo técnico lo volví loco porque exigí que estuviéramos todos al cien por cien porque nos estábamos jugando nuestro futuro como cuerpo técnico y el futuro del club... El aprendizaje individual este año fue brutal.
¿Cómo gestionaste el hecho de llegar a un equipo que lo había hecho tan bien en los últimos años?
Lleva tiempo sacudirse eso pero a los jugadores los tienes que convencer con trabajo. Vienen de ganar los últimos años, casi meterse en la fase de ascenso a Tercera, de meterse en Copa, de ascender de Primera a Preferente sin perder partidos y de tres o cuatro años anteriores jugando fase de ascenso a Preferente. De repente le meten al entrenador del Juvenil B que muchos ni conocían. Al principio es difícil pero a base de trabajo intenté demostrarles que yo estaba trabajando para ellos para que poco a poco fueran creyendo en el entrenador y que se fueran cumpliendo los objetivos.
Hay momentos en los que tienes que ser natural y dejarte de ataques de entrenador
¿Qué recuerdas de la exposición mediática previa al partido contra el Villarreal en Copa del Rey?
Fue todo muy natural. Esos días quisimos ser muy naturales. De hecho, estuvimos haciendo un estudio del Villarreal y hubo un momento que dije al cuerpo técnico: ‘Parad. Vamos a olvidarnos y vamos a disfrutar’. Porque podríamos haber cambiado a otra estructura en Riazor para que nos hicieran menos daño pero para eso igual no podrían haber jugado jugadores habituales y tendríamos que haber sacado a jugadores de su puesto. Así que dije: ‘Mira, no, vamos a ser nosotros y a demostrar lo que es el Victoria para lo bueno y para lo malo’. Al final nos metieron ocho pero mirábamos a la cara a todos y era todo alegría. Hay momentos en los que tienes que ser natural y dejarte de ataques de entrenador. Nosotros trabajamos para los jugadores y tenemos que intentar que ellos estén en el mejor ambiente posible. A mí ni me gusta ponerme en las fotos ni nada. Los protagonistas son ellos. Podríamos haber intentado que nos metieran dos o tres goles menos y estar metidos en nuestra área pero no. Les pregunté en el descanso: ‘Si acabara le partido ahora, ¿iríais contentos para casa?’ Y me dijeron: ‘Míster, pues a lo mejor si tuviéramos un poco más el balón’. Les dije: ‘Pues quedan 45 minutos’. Y en la segunda parte hubo momentos en los que trenzamos alguna jugada aun estando fundidísimos. Y esa es la clave. Estamos para ellos. Nos tenemos que adaptar a ellos y no ellos a nosotros.
¿Con qué te quedas del capítulo de la Copa del Rey?
Me quedo con que, no solo para el fútbol sino para la vida, tenemos que mostrarnos como somos. No podemos ponenos caretas cuando nos vienen temas más glamurosos. El Victoria demostró qué club era y los jugadores disfrutaron y salieron contentos. Era un escaparate para que el Victoria demostrara a España que era un club de base y nos tenemos que quedar con eso. Todos somos de una forma y tenemos que demostrarlo. No tenemos por qué convencer a alguien ni ser más de lo que somos. Somos eso para lo bueno y lo malo y fue lo que demostramos. Fue algo que nos hizo más fuertes.
El partido del Hernani tuvo todo para convertirse en un recuerdo muy especial.
Sí. Yo creo que la Copa fue ese partido y lo otro fue una celebración o un premio o como lo que quieras llamar. Nos enfrentamos a un equipo muy bueno, que físicamente tenían jugadores que parecían escogidos. En la primera parte estuvieron mucho mejor que nosotros. En la segunda abrimos el partido, queríamos sacar el balón fuera para fijar a sus laterales y generar más espacio para que Raña apareciera. Y cuando Raña aparece, es un jugador determinante. Esa velocidad de Raña les hizo dar un paso atrás y tuvimos opciones para matar el partido pero al final sufrimos con el penalti, con faltas y con jugadas por fuera sobre todo del lateral derecho. Después estuve tres meses pagando una suscripción al Diario Vasco porque era la suscripción mínima para tener información y aún debo una cena a un amigo mío vasco que fue a ver varios partidos. Lo que esté en nuestras manos, tenemos que hacerlo. Además, ver ese día a la gente del Victoria tan contenta, es el mejor premio para un entrenador. Según acabó el partido también quise reconocer el trabajo hecho anteriormente. Soy un recién llegado y fue solo un partido. Quería acordarme de ellos porque muchos hicieron muchísimo más que yo para que se diese esa situación. Hay que ser agradecido siempre.
Como jugadores son muy buenos pero como personas son la hostia
¿Has sido injusto con algún jugador esta temporada?
Son decisiones que hay que tomar y en muchos planteamientos hay un choque entre el Guillermo entrenador y el Guillermo persona pero al final es lo que tiene que asumir un entrenador. Tienes que tomar decisiones y muchas veces no gustarán, pero ninguna decisión fue tomada por maldad. Todo tenía un trasfondo y si alguno cree que me equivoqué, quiero pedirle disculpas.
¿Te sorprendió alguien a nivel individual?
Sí, hubo jugadores que dieron un paso adelante cuando más difícil se estaba poniendo todo. Demostraron la mayoría que la fortaleza del grupo es que detrás de cada jugador hay personas impresionantes. La clave de este equipo y esta plantilla es que como jugadores son muy buenos pero como personas son la hostia.
¿Qué puedes contar de Raña?
A Raña no lo vamos a descubrir ahora pero hay que darse cuenta de que Raña jugó en la segunda fase doce minutos. Hubo jugadores que jugaron en su posición que lo hicieron muy bien. No vamos a decir que Raña no es importante para el Victoria, todo lo contrario, es un lujo, pero hay muchos jugadores buenos en el Victoria que lo demuestran.
La pareja Javi Sande-Andrés es indiscutible en el centro del campo.
Son equilibrio. Hacen mejores a los jugadores que están alrededor por sus ayudas, porque no se arrugan en los duelos, saben lo que hacer con balón... Metiendo también a Martín y Sergito nos hizo tener cuatro jugadores por dentro que controlaban el partido. Son dos jugadores que nos dan ese equilibrio que le hace falta a cualquier equipo y que son capaces de liberar de defender a esos jugadores que juegan por banda. Pero hubo muchos que dieron un paso adelante.
Diego es un ejemplo para muchos niños del club
Como Dieguito, que pasó de no jugar a ser importante en la fase por la permanencia.
Diego es un ejemplo para muchos niños del club de lo que es un jugador de equipo. Hubo una parte que prácticamente no participaba, después se lesionó, tras la lesión no estaba bien, luego tuvo un pequeño bajón psicológico porque veía que no entraba y ahí hablé con él. Le dije que lo necesitábamos y fue creciendo semana a semana y en este tramo final de la temporada nos dio muchísimo. Hay que fijarse en él y ponerlo de ejemplo para cualquier jugador, sobre todo a los más pequeños. Dio un paso adelante importantísimo.
¿Qué os dio el fichaje de Sergito?
Sergito vino en ese tramo con dudas con balón. Hizo creer al resto que podíamos tener el balón porque él quiere el balón por todo el campo y se asocia. Nos dio eso que nos faltaba.
¿Y Martín? ¿Qué rol tiene en el equipo?
Es el faro del equipo. Cuando Martín juega, el Victoria juega muy bien al fútbol. Siempre quiere el balón, lee el fútbol, es un jugador importantísimo para que el Victoria juegue a lo que quería Guillermo que jugase. El entorno del equipo estaba hecho para eso. Jugábamos a algo en lo que Martín era el que ponía la guinda. El contexto fue bueno para él. Si se cree un jugador importante, el fútbol pasa por sus pies y tiene libertad, Martín hace jugar bien al equipo y la gente que está alrededor lo disfruta. Ya sea sus compañeros, cuerpo técnico o la gente que está en la grada.
¿Hay futuro en la cantera del Victoria?
Sí, hay muchísimo futuro. De hecho, sin la aportación de los juveniles, tanto del A como del B, sería imposible mantenerse en Preferente. Lo digo en mayúsculas. En los entrenos éramos muy pocos por las lesiones y siempre había juveniles. Fueron básicos en la salvación. Quiero agradecer al club y a sus entrenadores por su predisposición porque gran parte de la salvación es gracias a ellos.
¿El Victoria puede consolidarse en Preferente y seguir creciendo con una plantilla corta como la de este curso?
Es complicado. Hay mucha diferencia entre Liga Gallega Juvenil y Preferente. Hay que hacer un esfuerzo para que el Juvenil A y el B recuperen las categorías perdidas porque es el futuro del Victoria. La base del Victoria actual son jugadores que en su día estuvieron en División de Honor Juvenil. Si no salen jugadores de ahí, tenemos que ir a un mercado en el que partimos de cenicientas y es difícil. Uno de los grandes errores de este año y por lo que estuvimos hasta tan tarde luchando por la permanencia fue porque nos equivocamos en el mes de julio a la hora de la confección de la plantilla. Hicimos una plantilla corta y descompensada. Nos faltaban jugadores de banda y muchas veces jugaron ahí jugadores que no estaban habituados. El 65-70% del éxito de la temporada de un equipo se juega ahora, en junio y julio, en la confección de la plantilla.
¿El crecimiento del Victoria entonces por el ascenso de los equipos juveniles y el acierto en fichajes clave?
Los jugadores jóvenes también tienen que ser inteligentes. Muchos salen de División de Honor Juvenil y se van a Tercera a ocupar fichas sub-23 o a equipos de Preferente a ser jugadores secundarios. Aquí los jóvenes que viene acaban siendo importantísimos. Iago Pérez, Plaza, Padín... Son jugadores con muchos minutos, son importantes y crecen como jugadores. Tienen que ser listos porque es muy bonito ir a Tercera pero un jugador jóven tiene que jugar.
“Llevo tiempo dedicándole muchas horas a esto”
Ya hemos hablado de que le dedicas mucho tiempo al fútbol. ¿El fútbol es tu apuesta de forma clara?
Llevo tiempo dedicándole muchas horas a esto. Hay mucha gente que dice ‘yo si estuviese en tal sitio, haría esto’. Yo soy al revés: ‘Yo voy a hacer esto para ver si así llego a tal sitio’. Así que tengo que trabajar mucho y formarme en muchos aspectos porque entrenadores hay muchos pero hay otras partes que me gustan como el análisis. Le hecho muchas horas a los rivales del Victoria porque también me sirve a mí para aprender. La categoría me hizo leer el fútbol de otra manera y eso me vale para que mis informes de equipo cada vez tengan más riqueza táctica. Lo más importante es disfrutar del día a día, tener controlar todo lo controlable y después ya se verá.
¿El rol de analista es otra posibilidad para ti?
A mí lo que me gustaría es dedicarme al fútbol. Cuantos más aspectos controles, más opciones vas a tener. Pero es muy difícil porque hay muchísimos entrenadores. El cuerpo técnico de la mayoría de los equipos está formado por exjugadores que coincidieron en tal sitio o son amigos. Yo solo puedo estar preparado para cuando llegue una oportunidad.