Quizá sea una de las jugadas más antiguas del fútbol y sigue siendo igual de efectiva en la élite y en el deporte modesto. Cada vez se analiza más y mejor a los rivales, existen aplicaciones que ayudan a gestionar cientos de datos y estadísticas y poco a poco se tiende a manejar una cantidad ingente de información para minimizar el margen de sorpresa. Aun así, pocas cosas son más dañinas que una prolongación de cabeza en una acción a balón parado. El San Tirso venció así el derbi ante el Betanzos. Empezó mejor, castigó a su rival en un saque de banda y en una falta desde su propio campo y, en la segunda mitad, aguantó la reacción visitante a pesar del gol de falta de Mon.

Las alineaciones del derbi no presentaron grandes sorpresas. Por un lado, el equipo local apostó por un 1-4-2-3-1 plagado de jugadores ofensivos debido a la larga lista de bajas. Sin ir más lejos, Héctor Pena situó a Ray, habitual extremo, como lateral, mientras que Jorge, jugador de banda, ejerció de central derecho.

Por su parte, Noé López reforzó su centro del campo con un 1-4-3-3 con Callón como pivote y Berto y David López como interiores, mientras que el mediapunta Óscar Martínez jugó tirado a la banda derecha.

Con estos onces comenzó un partido cuyo guion estaba escrito antes de empezar, como suele ser habitual en O Monte. Fútbol directo, disputas aéreas y especial atención a las segundas jugadas, determinantes en un terreno de juego de reducidas dimensiones.

El San Tirso, como era de esperar, se sintió cómodo en este contexto a pesar de contar con una mayoría de jugadores con una estatura más baja que la media. No le hicieron falta centímetros para controlar ese tipo de fútbol y a los nueve minutos llegó el primer zarpazo en una saque de banda y prolongación. Kevin Andrés, el lanzador oficial desde la línea de cal, envió el balón al corazón del área, Jorge peinó el cuero y Denis, desde el segundo palo, empaló una volea a la escuadra. Guillermo tocó el esférico pero este acabó dentro. “Estábamos avisados de los saques de banda”, gritó Noé desde el banquillo betanceiro, pero el 1-0 ya campeaba en el marcador.

El San Tirso siguió inclinando el campo ganando la mayoría de disputas por alto, mientras que el Betanzos, incómodo, solo probó suerte desde lejos en dos disparos desviados de Berto. Juan de Dora tiró varios desmarques en profundidad con peligro pero no fue capaz de sacar petróleo en inferioridad ante los centrales.

Cambio de sistema

Sin embargo, una nueva acción a balón parado y otra prolongación pusieron el partido muy cuesta arriba para los visitantes. Esta vez sacó David Lameiro en largo desde la frontal de su área, Denis peinó el balón y Anxo apareció al espacio para desviar ligeramente el cuero en el mano a mano ante Guillermo. El esférico ya se dirigía a portería pero Andrés lo decidió empujar sobre la línea.

Antes del fin del primer tiempo tuvo otra opción Denis. El delantero, que dio una clase de lo que debe ser un delantero en O Monte, recibió un pase filtrado de Santi y superó en velocidad a Carneiro pero Guillermo le ganó la partida final.

Penalti detenido

Pero no era el día del Betanzos. Juan de Dora erró la pena máxima ante un inmenso David Lameiro y, un minuto después, cabeceó fuera una falta lateral.

Aun así, el equipo visitante era otro. Había subido el ritmo y, ante la falta de acierto y precisión, había reducido el tiempo entre interrupciones para armar ataques directos y constantes. Cantidad por encima de calidad. Al menos hasta que Mon sacó a relucir su guante. Calidad a raudales para enviar el balón a la escuadra en una falta directa.

El 2-1 impulsó al Betanzos, que lo intentó en los minutos finales con mucho corazón y no tanta cabeza. Se estrelló una y otra vez contra unos infranqueables César y Jorge hasta que Rodríguez Campos decretó el final del choque.