Cronometraje en el fútbol ¡Ya!
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Cronometraje en el fútbol ¡Ya!


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En este inicio de temporada se ha vuelto a hablar del control del tiempo de juego en las competiciones del fútbol profesional. Lo ha recordado Alfredo Relaño en la tertulia radiofónica de ‘El Larguero’ y últimamente también lo ha hecho Lendoiro en uno de sus artículos en los medios digitales. No es una reflexión baladí por cuanto el fútbol debe ser hoy en día, junto con el rugby, el único deporte de equipo en el que no existe una mesa de cronometradores.

En estos tiempos en los que ya existe un cuarto árbitro, que se han hecho experimentos con jueces de gol, y que aparecieron el VAR y el VOR, los aficionados se preguntan cómo no existe un cronometrador que controle el tiempo transcurrido y descuente los tiempos perdidos por lesiones, cambios y otros incidentes ocurridos durante un partido. Se sigue dejando este control al árbitro del encuentro que, a pesar de llevar un reloj en cada muñeca, lo tiene difícil para calcular mentalmente el tiempo que debe añadir por cada interrupción. Incluso se han dado casos en los que el colegiado ha pitado el final varios minutos antes del tiempo reglamentario. El ejemplo contrario se produce cuando se prorroga el partido hasta el minuto cien, sin causa justificada aparente.

No será necesario recordar que en otros deportes profesionales como el baloncesto o el balonmano este cometido recae en los componentes de la mesa de cronometradores, lo mismo que ocurre con el hockey sobre patines y el hockey hierba, en los que el final del partido se produce cuando suena la bocina desde la mesa, esté donde esté el balón o la bola. Por el contrario, cuando es el árbitro el que señala el final, este suele esperar a que acabe la jugada, actuando con esa subjetividad que no suele convencer a los que van perdiendo.

Creemos que si el fútbol ha evolucionado en muchas facetas —sustituciones de jugadores, paradas para hidratación, el citado vídeo arbitraje, etc.—, también podría dar un paso hacia un control exacto del tiempo de duración de un partido. Se evitarían picarescas como la clásica pérdida de tiempo del portero del equipo que va ganando, la lentitud intencionada de los recogepelotas, las lesiones fingidas, la parsimonia de los jugadores para abandonar el terreno de juego al ser sustituidos y otros muchos trucos habituales. Seguramente no sería la solución perfecta, porque todo dependerá de que el arbitraje sea lo más acertado posible, pero evitaría uno de los temas de discusión y de protesta entre los jugadores y las aficiones.

Es posible que haya aficionados que prefieran que todo continúe como hasta ahora, nostálgicos de aquel fútbol de su juventud en el que no estaban permitidos los cambios y solía funcionar lo del ‘gol del cojo’, o cuando se permitía pasar la pelota al portero y que este la pudiera coger con la mano, entre otros muchos apartados del Reglamento hoy modificados. Pero supongo que serían una minoría y que un buen número de aficionados vería con buenos ojos la aparición de los cronometradores. Nosotros también abogamos por los cronometradores en el fútbol ¡Ya

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