Tras varios años de larga trave-sía en el desierto, el Hockey Club Liceo, ahora denominado Deportivo Liceo, empieza a coger el fulgor de antaño –finales de la década de los ochenta y principios de la de los noventa– donde el verde y el blanco eran los colores de moda de un deporte, para algunos minoritarios, pero que ha dado las mayores alegrías en toda su historia a la ciudad de A Coruña y a nuestra comunidad autónoma.
Lo que los de Juan Copa llevan haciendo sobre la cancha de juego es digno de elogio y de admiración, pese a que unos pocos consideran que sus grandes esfuerzos son inútiles al no conquistar el anhelado título de Liga, obviando que en los últimos años las vitrinas de la entidad colegial se han abierto de par en par tras levantar una Copa y dos Supercopas de España.
Pero el mayor logro es el que se percibe cuando el equipo disputa en el Palacio de los Deportes de Riazor sus encuentros y la afluencia de público supera los mil quinientos espectadores (el pasado sábado ante el Reus fueron dos mil).
Por ello, gracias por volver a ilusionarnos.