Con la miel en los labios. Y en El Requexón. Fuera bromas, el Depor fue mejor, por sensaciones y por ocasiones. Los blanquiazules pagaron un alto precio: el gol de Valín mal anulado y el 1-0 del Oviedo, obra de Guille desde la frontal. La reacción no se hizo esperar. Boedo empató de tacón y a la media vuelta, un lujo necesario. El propio Boedo, Pedro y Mosquera tuvieron el tanto de la remontada en sus botas. No fue posible. Y el empate sabe a poco. O a miel con requesón.
Este Depor mantiene el bloque y la inercia del curso pasado, cuando encadenó casi seis meses sin perder hasta su derrota en Sevilla. El empaque y la tranquilidad que dan una temporada de experiencia en División de Honor Juvenil se notan. Es pronto, queda mucho y todos esos tópicos, pero huele a equipo campeón.
En un terreno de juego irregular y mojado, ante un rival bravo y expeditivo, los blanquiazules no se amilanaron. Se plantaron desde el principio. Aquí estoy yo. Soy el Deportivo y he venido a ganar. No resultó. Cuestión de detalles. Pero el poso que deja es importante.
Rubén Coméndez sigue la línea y metodología marcada por el club. Los centrales salen con el balón jugado, los laterales, muy abiertos y profundos, de mediocampo para delante, asociación y permutas, toque y verticalidad. Destacan Carracedo, carrilero derecho muy potente y de larguísimo recorrido; Mujaid, el 'kaiser' blanquiazul, aseado con el balón y contundente sin él; y Boedo, revolucionario, casi anárquico y definidor, solo le faltó el segundo gol.
El Depor alternó fases de claro dominio, más o menos brillante, con otras de equipo sufridor cuando el Oviedo, más vertical, inquietó, sobre todo a balón parado. Avisó carracedo a los 14 minutos con un remate al lateral de la red y acertó Valín tras una de las mejores jugadas del partido, rápida y precisa triangulación, pero el árbitro invalidó el gol. El señor carbajales Gómez ya amargó al deportivismo el pasado año (del 2-4 se pasó a un 4-4 mediante un penalti y una expulsión). ¿Quién dijo que era mejor un malo conocido?
En la segunda parte, Guille aprovechó la falta de atención blanquiazul en una segunda jugada, cazó el rechace y clavó un trallazo imparable para Ricardo. El gol en contra reavivó al Depor y Boedo igualó, de tacón tras un servicio de Pedro. El propio Boedo, en dos ocasiones, acarició el segundo; Pedro y Mosquera también. La pelota no quiso entrar. Ya entrará. Es el camino.