Volvernos locos
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En medio de toda una vorágine de información sobre acontecimientos vividos en el pasado, parece ser que el mundo del deporte no podía quedar indemne. Su influencia mediática es una baza fundamental para dejarse oír y apuntarse el tanto económico paralelo. En esta sociedad, desgraciadamente, se está dando gran valor a todo aquello que pueda destruir el pasado, con pruebas o sin ellas.


Dejando atrás el mundo rosa, el que fuera médico deportivo, Eufemiano Fuentes, apartado de su labor profesional al verse salpicado por conexiones con el doping en altas esferas del deporte español, principalmente en círculos ciclistas, daba el paso y ‘dejaba caer’ en el programa de televisión que presenta Jordi Évole, que una gran parte de los deportistas españoles presentes en las olimpiadas de Barcelona 92 utilizaron determinadas ‘ayudas’ para lograr sus objetivos.


Hizo especial mención en el campeón olímpico de atletismo (1.500 m.), Fermín Cacho, desvelando que: “… en dos ocasiones quedé con dos atletas, uno de ellos, Fermín Cacho”, “… lo vi en una cafetería, me pidió privacidad. Mi satisfacción era hacer bien mi trabajo y cobrar por ello”, “… el atleta soriano se sometió a expansores de plasma, reductores de ácido láctico, estimuladores naturales de hormonas, testosterona o aminoácidos”. En teoría, todo un bombazo informativo. Pero también dijo una cuestión que, para mí, resulta fundamental: “sé que se doparon, pero no lo puedo demostrar”.


Es obvio que el señor Fuentes se tira a la piscina basándose en el criterio de… Ensucia que algo siempre queda y además tiene rédito económico. Tuvo su apartado para la clase política de entonces: “Actué de enlace entre Cacho y Jaime Lissavetzky, responsable del gobierno socialista en materia deportiva”.

Teniendo en cuenta que todos los deportistas pasaron, en su momento, los controles establecidos de doping, sacar treinta años después y sin pruebas, todo un arsenal de supuesta información, le permite a un buen gallego poder decir: “…esto chámase enmerdar”.


Cambio de tercio. Se marcha Irene Lozano, ¡déjala ir! y nos llega… El gallego Jose Manuel Franco. Otro político sin base deportiva. A ver si es más inteligente y mejor persona que su antecesora.

Me infiltro en casa Depor. No pudo ser, pero la vida continúa y se entra en un nuevo reto. Hay que levantarse y seguir en la batalla. Lo que si me deja muy sorprendido, es el sobrecoste que tendrá que poner Abanca para finalizar en buen término la temporada económica. Ocho millones de euros representa todo un esperpento de planteamiento.


Finalizo. Me está tardando Saqués en ‘cargarse’ a Luis Cesar como entrenador del Lugo. Es como si estuviera perdiendo potencial de gestión.


Como siempre un placer.

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