¿Es mejor que te den un ultimátum y vivir unos días con presión o desconocer que tu club tiene pensado prescindir de tus servicios y sentirte traicionado? Borja Facal fue entrenador del Bergantiños la semana pasada sin saber que después del partido contra el Choco, hiciese lo que hiciese, aunque ganase por 5-0 con la mejor versión del equipo en toda la temporada, su presidente, como máximo responsable del club carballés, prescindiría de él.
El Bergantiños quería hacerlo como el Barcelona: dejar pasar unas horas y anunciar la decisión un día después del partido contra el Choco. La realidad fue otra. La directiva del club carballés no esperó ni una hora después de que finalizase el partido del pasado domingo para comunicarle a Borja que dejaba de ser el entrenador del primer equipo. Y la noticia trascendió. La entidad que preside Chano Calvo había contactado con Lemos tras el empate (0-0) en el primer partido de 2020 ante el Pontellas y el miércoles 8, cuatro días antes del Bergan-Choco, ya existía un acuerdo entre ambas partes para que, sucediese lo que sucediese en el partido del domingo en As Eiroas, el extécnico del Boiro se convirtiese en el nuevo entrenador del Bergan. Ese mismo miércoles 8, Borja Facal entrenó con normalidad con su equipo. Lo mismo hizo el jueves y el viernes preparando el duelo ante el Choco. Ningún miembro del cuerpo técnico y ningún jugador del equipo, aunque se dice que alguno hizo fuerza para que llegase Lemos (para mí es falso), tenían idea del movimiento que había realizado el club.
El domingo, Lemos presenció el partido contra el Choco, como hizo en otras citas en As Eiroas esta temporada, pero pocos sabían que ya llevaba cuatro días ‘siendo entrenador del Bergantiños’. Alguno de los futbolistas con más peso de la plantilla no daba crédito al conocer la noticia el domingo por la noche. Probablemente Borja tampoco daría crédito si se enterase de que tenía los días contados por muy bien que lo hiciese en su último partido.