Menudos bodrios hemos tenido que aguantar esta temporada los que seguimos la trayectoria del Deportivo. El equipo no ha mostrado atractivo alguno a lo largo de toda la campaña, por lo que su seguimiento se ha convertido en un verdadero sacrificio.
El último ejemplo negativo ha sido el partido de Riazor frente al Extremadura, auténticamente insufrible pese a su trascendencia. Lo cierto es que del Deportivo se puede esperar todo lo malo y poco bueno esta temporada.
Tanto los de Anquela como los de Luis César o los de Fernando Vázquez (que son los mismos) no han jugado a nada claro, siendo en ese sentido quizá de los peores equipos de la categoría. Hasta incluso alguno de los descendidos tuvieron arranques de coraje que inquietaron a sus rivales, aunque fuese por breves momentos.
Aquí nunca supimos cómo ni a qué jugamos. Decir ahora que la lesión de Somma ha sido decisiva es como contar uno de los mejores chistes de la temporada.
Y eso que el Deportivo ha tenido la “suerte” de que en las tres últimas jornadas le habían tocado rivales que no se jugaban nada. Pero, al lado de los blanquiazules, cualquier equipo parece “internacional”, como se suele decir popularmente.
Punto y aparte merecen ciertas actuaciones de ciertos personajes que gozan de la simpatía de la afición. Aquí ya no te puedes fiar ni de Dani Giménez, ni de Aketxe, ni tampoco del técnico Vázquez, que, como todo técnico que se precie, ha sufrido duros y profundos “ataques de entrenador”, cada vez más frecuentes, y que han contribuido a aumentar el desconcierto dentro y fuera del terreno de juego, amén de su creciente afán de protagonismo (sin motivo).
Pero, con todo lo que ha pasado a lo largo de la temporada, ahora sólo importa el futuro. Y el futuro se juega a dos partidos: contra el Mirandés y contra el Fuenlabrada, que se juegan poco. Pero, desgraciadamente, nadie está en condiciones de tener las más mínima fe en un equipo (en una plantilla) que presenta un balance previo francamente deplorable. Que ocurra lo que tenga que ocurrir y que luego Abanca tome las riendas, en Segunda o en Segunda “B”. Si es en esta última categoría habrá que ver el interés que la sociedad pueda despertar en los mercados y su presumible devaluación en el ámbito futbolístico mundial. Pero no adelantemos acontecimientos cuando la afición está centrada en lo que de verdad importa. Mientras hay vida, hay esperanza.