Cada semana pensamos que el Deportivo ha tocado fondo pero pasa el partido y la situación no mejora y lo que es más grave, parece que va a peor.
No llega ese punto de inflexión que haga al equipo mejorar. Se habla de revolución, de tocar todo, diciendo que nada de lo hecho hasta ahora funciona.
A estas alturas, jornada 16, es terrible haber llegado a esa conclusión. ¿Todo el trabajo hecho hasta ahora no sirve? ¿Nada valió la pretemporada, ni las jornadas de Anquela, ni los partidos que lleva Luis César?
En un semana de temporal, con el muro de Abegondo derribado por el viento, la imagen del club está también volando por los aires. Un equipo centenario hundido en la tabla de Segunda de cabeza hacia el descenso a Segunda B, y que sigue a la deriva.
Preocupa el momento económico, el silencio de la directiva, el estruendo de una hinchada harta de la situación actual, heredera ya de tiempos pasados. Un aire irrespirable en el que nos piden unidad, algo difícil de concebir en las actuales circunstancias.