Estos días, revisando plantillas del Deportivo, recordé a jugadores que apenas vistieron la camiseta blanquiazul y que, sin embargo, fueron despedidos en olor de multitudes por muy diversos motivos. Y el caso es que el asunto contrasta con el de otros jugadores que merecieron una mejor despedida y, por lo que fuera, pues se marcharon de forma mucho más silenciosa.
Llama, por ejemplo, la atención el caso de Steve Pletikosa. El bravo guardameta croata llegó al Deportivo en enero de 2016 para cubrir las bajas de los lesionados Fabricio y Lux. Tan solo jugó dos partidos (muchos pensamos que debería haber jugado mucho más en lugar de Manu), pero al hacerlo el último día, con la permanencia asegurada y sin nada en juego y siendo el partido de su retirada, pues nada, que lo ovacionaron y lo mantearon al grito de “Pleti quédate”. Obviamente el croata no lo hizo. Se retiró como tenía pensado. Un buen tipo, sin duda, pero tampoco era para tanto homenaje. Precisamente Lux, con seis temporadas intachables, hubiese merecido esa despedida.
Curioso fue también el caso del marfileño Ibrahim Sissoko, un apellido que debe abundar mucho por su país. Llegó en la segunda vuelta de la temporada 2013-2014 con infinitos kilos de más, pero con muy buena predisposición para recuperar la forma. Su actitud, su buen juego y, por qué negarlo, su atrezzo en la cabeza, hicieron que se ganara a la afición. A la consecución del ascenso pues ya se sabe, a hombros, gritos de “Sissoko quédate” y el marfileño que regresa a su club. Actualmente juega en Turquía en equipos de medio pelo.
Y una despedida parecida también tuvo otro jugador que no pasó de jugar nada más que media temporada en el Deportivo. El sueco Wilhelmsson llegó en enero de 2008. Su llegada coincidió con el cambio de sistema con 3 centrales (Lopo, Pablo Amo y Coloccini) con el sueco y Lafita en los extremos. La mejoría y los resultados que hicieron que el Depor pasara de estar en descenso a jugar la Intertoto pues provocó lo de siempre, que el recién llegado saliera a hombros de Riazor, que el Deportivo intentase que prolongara su estancia en Coruña y que el sueco, con un contrato millonario debajo del brazo, se fuera a jugar a los Emiratos Árabes.
En definitiva, tres buenos futbolistas, que aportaron su buen juego y que dejaron buen sabor de boca, pero nada más. A mí me hubiese gustado que gente como Lux, como Naybet o como Liaño, por citar algunos casos, hubiesen tenido una despedida similar.
Tres semanas de confinamiento. Iniciamos la cuarta. Aquí seguiremos recordando anécdotas deportivistas. Y deseando volver a escribir sobre la actualidad. Ya queda menos.