Extrañas despedidas
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Extrañas despedidas


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No es un experto el Deportivo en despedirse de sus futbolistas, sobre todo de aquellos que portaban el ADN blanquiazul desde pequeños. Le pasó ya con otros como Raúl García Carnero, David Rochela, Juan Domínguez, Juan Carlos Real… Puede que no todos tuviesen cabida en el primer equipo, pero la gran mayoría han abandonado el club por la puerta de atrás.

En el caso del lateral izquierdo, posición que tanto necesitaba reforzar el Deportivo, ha fichado por el Girona. No estará en la medular Juan Carlos Real, que firmó un gran curso en el Almería, pero decidió la SD Huesca. Tampoco Mosquera, también fichado por el cuadro oscense, al que el club herculino ha despedido con un escueto comunicado, un copia y pega, como el de tantos otros.

Asumiendo que no ha rozado a su mejor nivel, no deja de ser curioso lo que ha pasado con él de un tiempo a esta parte. El eterno descarte, jugando por delante de él futbolistas técnicamente inferiores como Didier Moreno. Cuando en el mediocentro escaseaba el talento, el de Mosquera se quedaba en la grada. No sabemos qué pasó de puertas para adentro, y posiblemente nunca se sabrá, pero es muy significativo que ni Natxo González ni después José Luis Martí contasen con él.

Bergantiños se erige como uno de los pocos supervivientes coruñeses de un equipo en el que tanto cambio de cromos cada campaña hace complicado crear un sentimiento de identidad y pertenencia a un escudo y a un equipo. Lo tenía seguro Mosquera y otros tantos que se fueron, puede que no sea eso suficiente, también hay que jugar, pero fútbol le sobraba al de La Gaiteira. La pregunta es, ¿qué pasó?

Nadie es profeta en su tierra, es así de triste. Todos contuvimos el aliento cuando Bergantiños se lastimó ante el Mallorca y supimos que no podría estar, pero al de La Sagrada no siempre le han acompañado nuestras buenas palabras. Nadie dijo que no se pueda criticar, faltaría más, es su trabajo, pero muchas veces se ha perdonado menos a los de aquí que a los de casa.

El necesario rendimiento inmediato, la escasa paciencia, y sin embargo, haciendo la vista gorda a tantos que han pasado por aquí sin pena ni gloria y que besaban sin convicción un escudo y una institución que no respetaron. No hay como irse fuera para que otros se den cuenta de tu valía, porque muchas veces es solo en la distancia cuando la gente te valora de verdad.

Ahora suspiramos por Juan Carlos, por Raúl García Carnero, por Róber… Ya estuvieron y ya se marcharon. Y no pasa nada, pero quizá con algunos de ellos no se tuvo paciencia, no se les permitió fallar y ahora, ya ‘fogueados’ por otros, pretendemos repescarlos en su madurez futbolística.  A unos jugadores a los que, en muchos casos, enseñamos la puerta de salida sin apenas despedirnos de ellos. 

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