No hace mucho tiempo, en estas mismas líneas, cuestionaba si los jugadores con los que se reforzó este Deportivo para recuperar la categoría perdida eran los idóneos.
Nunca quise poner en duda la capacidad profesional de los referidos integrantes blanquiazules. Simplemente, por las características de la competición, entendía que no se había encauzado bien la elección de sus perfiles. Desde un principio la ola de opinión, instaurada desde la cúpula, ofrecía una imagen de contratación idónea para la causa.
Mantener determinados puntales de la temporada pasada y recuperar viejos vínculos de tiempos atrás, con pinceladas de la cantera. Toda una conjunción interplanetaria muy motivadora.
Pero el tiempo pasa y la realidad se vuelve dura para asumir que la ‘trilogía’ no funciona como se desearía. El fútbol es pasión y en este caso la trayectoria real, trasmite otras sensaciones más bien contrarias al objetivo final.
Se suele decir que todo lo que toca fondo sólo le queda subir. Podríamos interpretar que en este pasado fin de semana, se había llegado al límite de la caída. Pero es que se lleva tanto tiempo argumentando el que… “Hasta aquí hemos llegado”, que es muy difícil creer en otra versión distinta a la realidad.
Corrían estos días encuestas para conocer quiénes son los verdaderos culpables: ¿Entrenador, jugadores, directiva…? Sigo opinando lo mismo que decía en tiempos de Tino Fernández. Demasiada delegación de funciones. Para estos casos soy muy presidencialista. El máximo responsable debe ejercer como tal, trasmitir hacia el exterior su capacidad de liderazgo. Los silencios nunca son buenos consejeros y en el mundo del deporte más negro me lo pintan.
Lo más importante… Para buscar soluciones, lo primero es saber que hay un problema y encararlo. ¿Quién las va a buscar?, ¿secretario técnico, director deportivo, Abanca, presidente, consejo de administración, entrenador? Pues que se den prisa, porque esto pasa rápidamente y cuando se den cuenta, ya no tiene solución.
Cambio de tercio. Me transmitía DxT que la gestión municipal en torno al deporte coruñés estaba sufriendo una gran transformación y que muy pronto se verían los resultados. Se estaba colocando a la gente idónea en los puestos de ejecución. No saben ustedes la alegría que me produce todo ello. Soy un asiduo de A Torre y padezco la ‘pandemia’ de sus obsoletas instalaciones. Pasaron alcaldes, concejales y la vida sigue produciendo promesas. Como de esta sea cierto, no duden que lo celebraré a lo grande. Mientras me mostraré ateo.
Finalizo. Muchas vidas dependen de nuestro compromiso de actuación en estas fiestas. Resistamos que pronto tendremos la vacuna salvadora.
Como siempre un placer.
