Dando una singular vuelta por nuestro entorno, podemos divisar, sin profundizar mucho, la capacidad que tienen algunos sectores de nuestra sociedad para hacer creer que la otra parte o es tonta o no se entera de nada.
Esta extrapolación que realizo abarca un gran abanico de opciones y suelen estar lideradas por los “clásicos listillos”, que se aprovechan, casi siempre, de vacíos de gestión pública. Vida social, economía, política… pero quisiera centrarme en la sinfonía de nuestras líneas, el fútbol.
Todo lo vivido en torno al Deportivo-Fuenlabrada me generó frustración. Se pudo comprobar que cualquier cuestión es manipulable según los intereses del poder establecido. Lo que todos vemos como blanco, se transforma en negro por decreto divino. Y lo peor de todo ello, es que es apoyado por los que deben ser los garantes de la justicia, nuestros poderes públicos.
Pasó el día y pasó la romería. Los gallegos, los coruñeses, los deportivistas, el Club, la propia ciudad, sintieron la humillación moral. Se les pasó por encima, incluso con el recochineo de la prepotencia.
Pero tras las últimas publicaciones observo, con asombro e indignación, como el presidente de la Liga y el propio Gobierno de España, continúan con la política del acoso y derribo. No pueden dejar el más mínimo atisbo interpretativo a lo sucedido, no vaya a ser que, posteriormente, alguien sensato diga todo lo contrario.
En declaraciones de éstos días, el jefe supremo, nos deleita con la siguiente parafernalia: “No es de recibo que a los dos días salga el presidente de la Comunidad, sin saber nada y diga que la Liga ha sido negligente”, “se intentó salvar la categoría con malas artes”.
En su particular “homilía”, mezcla las churras con merinas, metiendo por medio a jueces instructores, peritos y demás familia. Vamos… toda una trilogía de la manipulación.
Encima el Gobierno del Reino confirma, paralelamente, que la detención de Álex Bergantiños fue absolutamente legal. Que va a decir la señora Lozano, que fue puesta en el cargo para templar gaitas a los que apretaban el “cogote” de sus superiores. No hay como colocar en su sitio a la gente que sabe navegar contra corriente y escribir libros de su jefe.
Lo dicho, vivimos una singular “tragedia” en nuestro intento de sobrevivir en el día a día de nuestro querido deporte, que es la traslación de la vida real.
Por último recomiendo al presidente de nuestro estimado país, que declare, a esta “pandilla”, personas no gratas. Seguro que no perdemos nada, al revés, ganaremos orgullo de país, que buena falta nos hace.
Una última súplica, no olviden leer las distintas pautas que nos imponen, para hacerle frente a esta terrible pandemia que padecemos y después ejecutarlas. Puede que no sea nada fácil interpretarlas, pero si no colaboramos todos, será mucho más difícil. No queda otra.
Como siempre un placer.