Lo que está sucediendo con el Deportivo no es una pataleta. Ni siquiera es tratar de lavar la cara a la nefasta y patética temporada que realizó el equipo, que de eso no hay ningún tipo de duda y tiempo habrá para analizar lo que realmente ocurrió y, sobre todo, el que lo motivó. Lo de suspender la jornada y hacer viajar a un equipo con positivos en su plantilla es de un escándalo de unas dimensiones enormes.
Entiendo que Javier Tebas quisiera acabar como sea y a cualquier precio, que tiene la Liga mucho dinero en juego. Pero ante todo está la salud y con eso no hay dinero que valga. Es irresponsable suspender un solo partido, señalando que es la solución menos mala que había. Los rivales del Depor en la lucha por mantener la categoría jugaron así con ventaja, no sentían el aliento del resultado que pudiera darse en el estadio de Riazor.
Pero confío en que Tebas acabe admitiendo, que era conocedor de los positivos del equipo madrileño y que todo estaba orquestado desde el principio. Pero el máximo dirigente del fútbol profesional no se imaginó que se levantaría la liebre y que ahora le plantaran cara, no solamente el Deportivo. También hay otros clubes perjudicados como el Rayo Vallecano, Elche y el Numancia. Por ello, Tebas acabará por declarar todo esto si este escándalo termina en los tribunales de justicia.
Así que es normal que las fuerzas vivas de la ciudad de A Coruña hayan alzado la voz, no solo por la cacicada de suspender el duelo de Riazor, también porque se ha cometido un presunto delito contra la salud pública y eso conlleva un riesgo enorme. De ahí que tarde o temprano este lío acabe en querellas, no solo contra los responsables del Fuenlabrada, sino también contra Javier Tebas ya que los hechos comienzan a señalarlo y tendrá que acabar reconociendo que, efectivamente, sabía de los positivos y no tomó la decisión acertada.