"En los procesos negativos todos te abandonan (...). Nadie te acompaña para ayudarte a ganar y todos te acompañan si has ganado" (Marcelo Bielsa).
Dicen que la soledad está en la cumbre pero pocos nos cuentan lo solitario que se llega a uno a sentir en la derrota. Porque cuando caes solo hay tres opciones: que te ayuden a levantarte, que te ignoren o que intenten que no te levantes. Los entrenadores saben muy bien que no siempre te tienden una mano amiga.
Es en los malos momentos cuando afloran todos los reproches, nadie se queja en la victoria. Todo lo malo que te puedan decir, todas las críticas silenciadas por los buenos resultados saltarán a la palestra cuando hinques la rodilla en el suelo. Lo saben, viven y sufren con ello los entrenadores, porque en lo bueno no hay siempre palmadita en la espalda pero en lo malo siempre hay palos.
No vale para muchos gestores eso de "te animaré cuando menos lo merezcas porque será cuando más lo necesites". algunos aprovechan esa cuota de poder, pequeña o grande según la entidad deportiva y su liga, para imponer su ley. No sugieren cambios ejecutan, no se dejan aconsejar, hacen, no escuchan, actúan. Y cuando la cosa sale mal, a veces en parte por su culpa (aunque el dedo siempre señale al mismo), siempre escurren el bulto.
Las espaldas de los técnicos son lo suficientemente resistentes para soportar todo lo que les echen encima, mientras que las suyas están descansadas. Querrán vender lo difícil que es gestionar desde su pedestal, pero ellos, que son los mismos que no confían en nada ni delegan, luego se quejarán de que lo tienen que hacer todo siempre.
Tratar de hablar con ellos es como predicar en el desierto. Su razón es la que vale, no atienden a otros argumentos y su voz prevalece y se eleva en cualquier discusión.
Puede que no tengan siempre razón pero lo más probable es que se la acaben dando, bien sea porque la ostenten o simplemente por finiquitar una conversación que, como la pescadilla, se muerde la cola. Y entonces sentirán que han ganado. Nunca satisfechos, si la temporada empieza mal estarán de morros desde el inicio y si transita bien querrán más y más. insaciables no entienden que en el deporte a veces no se gana, que no importa lo bien que lo hagas o lo mucho que te prepares, que no siempre dos y dos son cuatro cuando el balón echa a rodar.
Y cuando no les den las cuentas querrán depurar responsabilidades. Y la presa más fácil será ese entrenador, el técnico que en la derrota se queda solo, quizá el eslabón paradójicamente más débil de un equipo que, aunque intente siempre ganar, no siempre lo logrará.
Como dice el gran maestro Bielsa "el éxito es una excepción. Los seres humanos se desarrollan, combaten, se esfuerzan y ganan, de vez en cuando. Muy de vez en cuando".