En los dos últimos partidos el Deportivo está entrando adormilado. Sin tensión, sin nervio. Los propios jugadores al ser preguntados no saben explicar el porqué, pero ahí están los hechos y ellos mismos los reconocen.
Los blanquiazules pagaron el mal inicio en Ipurúa y después tuvieron que ir a contracorriente. Si bien es cierto que el gol de la esperanza llegó pronto, los herculinos no pudieron esta vez apelar a la heroica. De nuevo la defensa, otra vez los fallos, un nuevo mal despeje, un fuera de juego 'mal tirado'.
Demasiadas imprecisiones que en Primera, como reconocían algunos jugadores coruñeses al término del mismo, se acaban pagando. Porque de nada vale la sobrada pólvora que tiene el equipo arriba si detrás se pierde la contundencia y frescura de antaño.
El Deportivo no consigue ser regular en las dos áreas. Cuando la defensa era un cerrojo, los blanquiazules no eran capaces de ver puerta y ahora que los atacantes están de dulce el problema se encuentra en la retaguardia. Sidnei, todo un titán en el centro de la defensa, lleva un par de partidos cometiendo errores impropios. La zaga, en general, se muestra menos segura, aunque los actores siguen siendo los mismos. En Primera los errores no perdonan y el conjunto herculino está jugando con fuego.
Con 19 puntos en 20 partidos los blanquiazules se están 'salvando' porque los de abajo no aprietan, pero es cuestión de tiempo que alguno de los conjuntos de la zona 'caliente' de la tabla despierten. Y para cuando eso ocurra el Deportivo tiene que haber despegado. Es tiempo de concentrarse, de apretar los dientes y de empezar a sumar de tres antes de que el calendario cite a los coruñeses con los 'cocos' de la competición.
Los aficionados esperaban una temporada, al fin, tranquila, pero el Depor parece incapaz de mantener una regularidad que le lleve a transitar sin excesivos sobresaltos. Condenados a sufrir las campañas pasadas, este año los jugadores que han padecido en sus carnes las urgencias de cursos anteriores hicieron propósito de enmienda y aseguraban que este año esperaban tener un campeonato más plácido.
De momento los anhelos no se están cumpliendo y el sábado en Ipurúa se rompió la imbatibilidad con la que el Depor había terminado 2016 y empezado 2017. Un mal inicio marcó de nuevo el partido. Queda ahora por delante una nueva semana de trabajo antes de un encuentro ante un viejo conocido, Víctor Sánchez del Amo. Un choque para brindarle un triunfo a la afición y demostrar que lo ocurrido en los últimos compromisos fue un lapsus, una falta de concentración que no volverá a repetirse. Esperemos...