Inglaterra dio la (gran) sorpresa al anular por completo (19-7) a una Nueva Zelanda que venía de rozar la perfección en cuartos de final contra Irlanda.
Un resultado corto para los merecimientos del XV de la Rosa, que recibió la haka All Black colocado en punta de flecha, en vez de en línea. El primer punto para su técnico, el neozelandés Eddie Jones. Que se anotó el segundo en tan solo 90 segundos, los que tardaron sus guerreros en hilvanar una larga y magnífica jugada a la mano, y a velocidad japonesa, que culminó con ensayo Manu Tuilagi y pasó entre palos George Ford.
Los siguientes diez minutos fueron una avalancha blanca, que no hizo más pupa porque Scott Barrett frenó a Jonny May cuando vislumbraba la zona de marca. A partir de ahí, mandó la defensa inglesa, liderada por un todopoderoso y omnipresente Maro Itoje, justamente elegido Man of the Match (Hombre del Partido).
Antes del parón hubo tiempo para la polémica, un ensayo anulado a Inglaterra por una infracción no demasiado clara. La escena se repitió al inicio de la segunda mitad, que arrancó con 10-0 después de un golpe de castigo convertido por Ford ya con el minuto 40 cumplido. En este caso, el try no subió al marcador por un avant inexistente. El XV de la Rosa hubo de conformarse con tres puntos de Ford (13-0).
Error y oxígeno
Nueva Zelanda encontró oxígeno en el único fallo inglés en toda la semifinal, una touche perdida muy cerca de la zona de marca que acabó con Ardie Savea posando cómodamente el oval. Richie Mo’unga añadió dos puntos con el pie (13-7).
Restaban 22 minutos y el tiburón tenía sangre, pero el león sacó la(s) garra(s) apenas diez después, forzando un golpe de castigo que transformó Ford (16-7). El apertura cerraría un partido monumental de los All Whites con otro golpe (19-7) a once minutos de la conclusión.
Inglaterra jugará su cuarta final, en busca del segundo título, contra el vencedor del Sudáfrica-Gales de hoy (10.00 horas/Vamos), un duelo que tiene como favoritos a los Springboks, sobre todo por la exhibición de su delantera en cuartos. Los Dragones tienen más talento ofensivo pero es el equipo menos fuerte de los cuatro semifinalistas. Y el más frágil en defensa.